En mi casa, ahora, están los restos de una visita que no recogeré hasta mañana. Una cama por hacer, un montón de cerveza en la nevera, tres botellas de vino sin abrir, un par de vasos largos en el fregadero, una resaca leve de tabaco y ron y mil palabras rondándome la cabeza.
Un Brugal con frío en la terraza equivocada del teatro, dos charlas hasta las cuatro y media de la mañana, unos planes lentos llenos de piedras viejas, el aljibe con peces rojos en la Alcazaba, bacalao dorado, tortas de la Serena y del Casar, una cripta en el museo, el casco antiguo de Cáceres, Coldplay y los Beatles, Buika y Jorge Drexler, Tom Waits y Coltrane. Una cigüeña que marca el camino, una sonrisa perenne, un abrazo largo de despedida y lo demás. Todas las primeras veces en dos días.
Luego ya sí: luego recogí los restos de la visita, la casa se me hizo grande y eché de menos una voz que se me desdibuja. Y la calma de contarle quién eres a un desconocido que no guarda ideas preconcebidas e inmutables sobre ti, el silencio para paladear las conversaciones, mi mirada huidiza cuando yo hablaba porque si miro mucho no me concentro y decirle que cierre los ojos, que yo guío.
Descubro, de nuevo, que no me gusta que la gente se vaya. Aunque creo que él llegó para quedarse.
Un viaje por el mundo real de Stephen King
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El mundo de Stephen King está en su mente pero se pude tocar. Las novelas
del escritor norteamericano nos trasladan a lugares terroríficos y
fantásticos ...
Hace 4 días
6 comentaron:
¿Ves como no había de qué tneer miedo? xDD
¿Se dijo algo del pelo?
Me alegro. La próxima vez, que se quede. ¿O ya está instalado en un sentido metafórico? En cualquier caso, suena bien.
Odio las despedidas, pero mira, si esta no ha sido tal, mejor que mejor.
Random, cierto: no había de qué tener miedo, pero yo soy miedosita :P Del pelo no se dijo nada: el pobre creo que no se atrevió...
Suntzu, ya está instalado en un sentido metafórico del término. Supongo. Más bien, espero que así sea. Ya saben: esto es el inicio de una gran amistad...
Arwen, yo también las odio...
Los inicios, sobretodo de algo que intuyes que vale la pena, son lo mejor del mundo. Está todo por descubrir, un nuevo mundo, enterito!
Las despedidas (fíjate que a veces incluso las que deseas...) siempre dejan un vacío y una cierta nostalgia... Pero lo más importante, en el fondo, es lo que te queda de "mientras estuvo".
Cierto Adela: un mundo enterito y nuevo. En lo de las despedidas tienes razón: queda el "mientras estuvo" y también la necesidad de "gestionar" las despedidas para que no se vuelvan cicatrices...
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