viernes, 22 de julio de 2011

Lucien Freud

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"Mierda puta. Ha muerto Lucien Freud".

Ese ha sido el primer mensaje que he escrito en el ordenador esta mañana. Siempre me preguntan por la edad: qué me importa que tuviera 88 años, este tipo debería haber sido eterno; eterno su cuerpo enjuto y fibroso; eterna, con él, una mujer mostrándole el sexo o tumbada en un sofá, cualquier amiga, su hija. Retratar de la forma en que yo querría: descarnadamente, mostrando, revelando.

El primer libro de arte que tuve fue uno dedicado a él.

Retrato de Kate Moss

Me lo mostró Nerea, como antes, Joan me había mostrado a Egon Schiele, que me recuerda a él. Luego ya supe que era nieto de Freud, que pintaba de pie y frenéticamente, porque la pintura era la persona. Me asombra. Siempre me ha asombrado porque ni siquiera puedo decir que sus cuadros me gusten.  Me atraen y me repelen y me obligan a seguir mirándolos y a analizar las pinceladas, todo a la vez.

Si algo es verdad -decía- golpea de una manera mucho más fuerte que si sólo es un hecho.

jueves, 21 de julio de 2011

Antígona del siglo XXI

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No estoy acostumbrado a trabajar en eventos de este tipo.

Emilio del Valle dirige y escribe, con Isidro Timón. Y crean o recrean un texto de Sófocles con reminiscencias de Esquilo. Blanca Portillo lo dijo: "Lloré como un bebé". Y yo, que soy una descreída con lágrimas difíciles, asistía escéptica a los monólogos, a la declaración de intenciones del coro, a las palabras de ese Tiresias hablando de José Couso, de las noticias como espectáculo, de apagar la cámara porque lo que no se cuenta no existe y lo que no se nombra no existe y lo que no sale en la tele no existe. Antígona llegaba muy desnuda ya antes de quitarse la ropa. Y nos fue desnudando a todos. Por el amor. Y las lágrimas fueron surcando las caras, calladas, despacito.

Luego llegó la fiesta. Estar con los amigos, abrazar, dar las gracias, bailar con desinhibición, reír mucho, el llanto que se transforma en felicidad y la cabeza que quiere recordar un texto hermoso y publicarlo y releerlo.


Me harían falta mil años para explicar con palabras lo que siento por ti, pero me sobraría un minuto para poder verte otra vez.

lunes, 18 de julio de 2011

La libreta de Shakespeare

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12 de junio de 2011


Vuelvo a escribir en la libreta de Shakespeare que me compré hace cuatro años y vuelvo a hacerlo en el aeropuerto de Sevilla. Son las siete y media de la mañana. Mi viaje, mis vacaciones, comenzaron el viernes, con la boda de Charo y Antonio, en el castillo de la Arguijuela, cantando Jai Ho y bailando con una perfección inusitada Cheek to Cheek mientras por detrás, en una pantalla, Fred Astaire hacía lo propio en la más mítica escena de Top Hat.

Lo demás se resume en bailes, falta de sueño y croquetas del Eslava, amén de una protesta en el Ayuntamiento de Sevilla.

Ahora me hago mi propia guía de Barcelona. Para no cumplirla. Como siempre.

jueves, 14 de julio de 2011

Asteroide 1583 / ¿Para qué? / Antígona de Mérida

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Es un guerrero. Se llama Antíloco, guarda un dolor de cinco mil años y está enamorado. Quiere contar su verdad, lo mismo que la esclava de Andrómaca nos muestra cómo, si somos espectadores, nunca pasa nada.

Últimamente no paro de ver soldados. En Game of Thrones, por ejemplo. En Antígona de Mérida: nacionales, milicianos. El honor. El dolor. La guerra.

No sé por qué me gustan tanto las espadas.

Sí sé por qué disfruto. Incluso cuando no he disfrutado, cuando quería que se acabara. El teatro me hace ver quién soy. Lo que podría ser. Me cuenta. Y me obliga. Ahora, a ponerme en la piel de un hombre, con la sensibilidad de un hombre y con la sensibilidad de un actor que dice no estar en su mejor momento, precisar de una armadura, y que habla del miedo a mostrar su vulnerabilidad. Volvemos a transitar sobre el miedo. El miedo del día del estreno. El miedo a no haber captado bien qué quería contarme alguien. El miedo a no saber cómo transmitirlo. La cobardía que no se admite.

Las excusas. Una y otra vez.

Quizá sí sea posible elegir.


miércoles, 13 de julio de 2011

Sheet Music

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Hola, Olga.

Buenas, el-más-humano-de-los-replicantes.

 
Hoy hace un año de eso. Durante este tiempo, he aprendido, por él o gracias a él, cuál es la cara de Charles Burns; qué es una prótasis y qué una apódosis; a utilizar varios programas de ordenador y un sistema operativo nuevo; que Santiago García es el Trajano Bermúdez a quien leía tanto de pequeña y que hay quienes montan revistas de cómics cuando los demás tocan en grupos de rock. También sé de los mecanismos censores cinematográficos en Estados Unidos, de varias de las exposiciones que se montan en Nueva York y cuál es la programación del Metropolitan. Siempre pido crónicas de todo eso.

Hoy hace un año. Ha traído a gente a mi vida. Ha perdido el tiempo explicándome un sinfín de cosas simples. He descubierto que siempre tiene razón. Incluso cuando no la tiene. Me ha hecho reír a carcajadas. Ha trasteado con mis fotos. Ha formado parte diaria de lo que ha pasado por mí y en mí este tiempo.

Eso ha tenido alguna consecuencia. 

Lo que ocurrió malo fue menos malo porque él estuvo ahí.

jueves, 7 de julio de 2011

Ya estamos aquí otra vez

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Ya estamos aquí otra vez.

A las once de la noche, en la puerta de actores, la puerta lateral, con la arena entre las sandalias, los cables por el suelo, los auriculares, te entra o no te entra, el sonido está bajo, qué te ha parecido, cómo la ves... Se suceden los nombres: Calixto Bieito, Mario Gas, Tomaz Pandur (soy yugoslavo y Yugoslavia ya no existe), Blanca Portillo, Rafa Castejón, Julio Bocca, Ángel Corella, Helena Pimenta, Laila Ripoll, Alicia Hermida. Se suceden los nombres y los ritos. Brindar en los estrenos con los amigos. Comentar las obras de teatro. Tomar una copa en la terraza antes de volver a trabajar, dormir muy pocas horas; elegir la obra a la que mimar, porque siempre hay una obra a la que mimar. Sentir que da igual: que dan igual los cambios, porque va a transcurrir un año más y siempre habrá ese cosquilleo cuando comienza el Festival de Mérida: siempre ese cosquilleo, siempre la misma pena cuando acaba.

Y el aprendizaje. Lo que aprendo de teatro, de esta manera de mirar la vida de forma distinta.