sábado, 9 de agosto de 2008

Crudeza

En este juego de las imágenes, me dicen, parezco bastante cruda. Escribo con frases cortas, no me gustan los rodeos -por muy seductores que parezcan, pero ése (el de la seducción) es un lenguaje que no sé utilizar- y pregunto a bocajarro. No es nada nuevo: siempre he contrarrestado la timidez yéndome hacia el impudor. Puedo ser implacable, en según qué situaciones, según con quién y según con qué temas que no aguanto más de dos minutos sin estallar, pero eso no suele ocurrir demasiado a menudo. Siempre me excuso: no sé escribir de otra manera. Para eso se inventaron los emoticonos: para paliar la ausencia de voz y de mirada, pero a mí nunca me han gustado demasiado. No me queda más remedio que usarlos: un chat y una selección de correos apresurados los precisan para que el otro sepa cuándo hay ironía o cuándo estás de broma. Pero, hasta que me di cuenta de su necesidad, siempre había pensado que escribo suficientemente claro y que mi interlocutor sabía, perfectamente, lo que yo quería decir, y más importante aún, cómo lo decía. No es cierto: lo he comprobado mil veces. Sobre todo, cuando la relación es estrictamente internauta. Se mezclan demasiadas cosas: que no sabes quién es quien está al otro lado, para empezar (por eso no aguanto los anónimos); la natural reserva y la natural protección, también; el deslumbramiento que produce este medio y, además, el hartazgo que me produce que gente que no te conoce ni te ha visto en la vida se permita erigir juicios sobre lo que te ocurre o lo que eres, por mucho que hayan creído adivinarte por lo que escribes. Que no sé ser graciosa, ni divertida, ni dulce, ni tierna con un bolígrafo en la mano -ya me gustaría, pero no escribo tan bien- y que no hay susurros, ni miradas, ni tacto. Luego toca -ha tocado muchas veces- explicar el tono que les das a las frases o a ciertas preguntas más o menos íntimas. Porque, a pesar de todas las trabas, sí hay gente a la que intuyes y con la que sabes que conectaríais muy bien cara a cara. Hay un sexto sentido para eso, que va mucho más allá de desdeñar a quien escribe en lenguaje XAT. Por eso, al final, un encuentro se hace inevitable, cuando se han traspasado ciertas barreras.

Pero hay algunos que eso no lo entienden nunca.


8 comentaron:

Regina dijo...

O simplemente no lo necesitan. O les da tanto miedo pensar en que la conexión no será igual en persona que no quieren ni pensar en ello.

Yo sí lo necesito y esa necesidad se ha acrecentado con los años, a medida que he encontrado a gente más interesante y con la que he conectado a la primeraan además de tener amistades más maduras.

Soy de ese grupo de tontos que le dan validez a los amigos por internet.

¡Ay!

Anónimo dijo...

Hay quien no quiere entender porque sólo pretende entender, desde un principio, lo que ya ha decidido querer entender, incluso antes de escuchar al interlocutor. No es cuestión de expresarse mejor (en tu caso eres bastante clara con la pluma), la cuestión es que quienes nos lean lo hagan de verdad. Y de eso uno nunca es culpable [No se si se me entiende bien, un comentario que usa 5 veces el verbo entender debería estar prohibido]

Isabel Sira dijo...

¿Volvemos a lo mismo? ¿Al mismo? Entonces, sólo estar ahí. Hay cosas que siempre sabemos y que nunca llegaremos a comprender, por muchas vueltas que demos.

Suntzu dijo...

Yo no pensaba que me apetecería nunca conocer a personas que habían llegado a mi vida por Internet. Jamás. Pero ahora me veo aguardando con ilusión el concierto de Madonna para saludar a uno de ellos y hablando de gente que visita mi blog como si fueran amigos. Y no les he visto la cara a muchos. A otros, sí, por suerte. Pero es cierto que sin saber muy bien cómo, los muros acaban cayendo. Si alguien se aferra demasiado a su muro, déjalo que se pudra en su jaula. Sus razones tendrá.

Pero si la menda, con lo tímida y cerradita que es ha caído... No sé, es muy extraño. Por algo será, aunque no entiendas las razones.

Cada uno es de su padre y de su madre.

Anónimo dijo...

Creo que yo llego tarde a esta cita,yo no tengo necesidad de conocer personalmente a quien se expresa a traves de un blog, pero si me interesa saber como se mueve el pensamiento de perosnas que no conozco perosnalmente porque creo que son mas sinceras que cuando las tienes frente a frente, y me gusta la sinceridad.
Para comprender hay que saber leer y pensar.
Mariló

Nodicho dijo...

Al final te he hecho caso...

Estaré por aquí: http://losritosdepaso.blogspot.com


Creo que ser directa y ser cruda no es lo mismo. Tu eres directa, pero no cruda.

princesadehojalata dijo...

A mí me da mucha vergüenza conocer personalmente a gente con la que mantengo relación a través de los blogs, pero algunas veces (con tres personas) he conseguido superar esa vergüenza y lo he hecho. Verle, comprobar si esa atracción que sentíamos por escrito funcionaba también en persona, se convirtió en una necesidad. Saltaron chispas. Y siguen saltando.
Con algunas personas no es por timidez, es que no siento esa necesidad, me gusta que la relación sea así.
Pasadlo muy bien. Un beso.

Los viajes que no hice dijo...

Random, lo achaco al miedo. En este caso, al menos. O unas reglas, en otro, inexplicables. O quizá, vale, a que no lo necesitan (?). Yo también le doy validez a los amigos por internet. Quiero decir: son personas con las que existe una comunicación, aunque esa comunicación precise de otros mecanismos, porque generalmente estáis lejos...
Puntos de vista, estoy de acuerdo: sobre todo en eso de que hay quien decide entender lo que él quiere antes de escuchar a su interlocutor...

Arwen, volvemos, aunque no quería volver. Es que no sabía cómo terminar el texto. Y esto es absolutamente verdad. Aunque supongo que sí será una cosa a la que le dé vueltas, durante mucho tiempo. Siempre me ha gustado saber los porqués reales de las decisiones que otros toman y me afectan. El problema es que la mayoría de las veces me quedo sin conocerlos.

Suntzu, pues a ver cuándo nos vemos tú y yo, que esto parece el parto de la burra...

Mariló, no hablo de blogs: hablo de relaciones internautas (que se basan en charlas, mediante chat, messenger o correos van o vienen: a menudo con todas ellas). Por eso sí hay cierta gente a la que querría conocer. A otros no. A otros ni de coña. Pero con ésos no duro ni diez minutos de charla.

Pablo, me encanta que me hagas caso. Me gusta mucho leerte. ¿Soy directa? Esto... ¿en qué lo notas? Porque mira que contigo he sido fina y distinguida...

Princesa, es una historia bonita. Y espero que sigan saltando chispas por mucho tiempo. A ver qué tal lo pasamos, ya contaré.