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lunes, 24 de enero de 2011

Si mis fotos hablaran

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Ni sé el tiempo que hace que hablamos, este chico y yo. Un par de años, puede. O más. Asistí, en la distancia, a un embarazo azaroso, a un parto que nos tuvo en vilo (cable va, cable viene: parece que fue hace siglos), a algún cambio de trabajo y varias dudas.

En los foros, la gente me llama la atención por las cosas más peregrinas. En su caso, por un avatar que muestra a Jack Nicholson en El resplandor. Y, como siempre, por la manera de escribir. El qué y, sobre todo, el cómo. Porque este hombre es brillante.

Y acaba de inaugurar blog.

Imagen de Jordi Carranza. Por supuesto.

martes, 24 de agosto de 2010

Foro de Nueva York

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Yo soy carne de foro. Desde que, hace más o menos diez años, escribí un texto en la página de Chueca (entonces era Elrond, parece que hace siglos) para comentar una noticia que acababa de publicar uno de mis más queridos amigos. Aquello acabó como el rosario de la aurora, pero me dio a unos cuantos -Barcelona, Madrid, Buenos Aires- que me acompañan desde entonces.

Luego ha habido otros. Creo que en el único en el que no he entrado haciéndome notar ha sido en el de Canonistas, porque me obligaron a quedar con ellos a los pocos días de presentarme (suelo necesitar bastantes meses antes de un café con un desconocido. En algún caso han pasado años). Llevo el suficiente tiempo moviéndome por la red como para saber quién me gusta al primer vistazo: en todos hay mesías, camarillas y luchas por un poder que no existe. También sé que mi manera de escribir, a mandoblazos, no me ayuda en nada, pero la gente a la que le hago gracia ha seguido quedándose después.

El foro de Nueva York es mucho menos anónimo que el resto y se establecen relaciones más cercanas en un tiempo mucho más exiguo del que se necesita en otros foros, porque a los dos días sabes datos como dónde viven, cuál es el nombre y en qué profesión trabajan de las personas que te interesan. Ha habido, como en todas partes, rayos, truenos y centellas, pero eso sirve también para comprobar reacciones.

Los que me gustan siempre han reaccionado bien.

Es un lugar terriblemente divertido y muy tierno a veces, con participantes muy irónicos. Todos acaban comiendo en los mismos sitios y tocándole los huevos al Charging Bull, pero al final cuentan experiencias únicas porque cada forma de mirar lo es. Vuelvo a suscribirme a blogs que narran aventuras, debato sobre fotografía, observo el puente de Brooklyn por la noche y hay diez o doce nicks a los que busco.

Con uno de ellos no he coincidido y no sé si habrá la oportunidad de hacerlo, porque dejó de escribir justo cuando llegué. Me gusta mucho cómo escribe. Lo que dice también, pero el cómo, aún más. Creo que es porque me recuerda a David, que murió antes de que nos hubiéramos tomado unos vinos en Madrid o en La Vera. La misma calma, la misma templanza, la misma rectitud, cada palabra en su sitio y la franqueza.

Yo le llamo el manhattanés.

He acabado bebiéndome todos sus mensajes.

También los de otros. A alguno, incluso, lo tengo en mi firma, en espera de que acabe su relato de una vez.

Siempre va a asombrarme la irrefrenable simpatía que siento por alguien a quien solo conozco detrás de un teclado.

Y os preguntaréis: ¿a qué viene lo de Superman? Pues viene a cuento, viene a cuento. Aunque no lo parezca. Es la imagen de un avatar.

viernes, 23 de julio de 2010

Y vuelta la burra al trigo

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Para no tener problemas en un futuro, ni en la red ni en la vida real, es necesario aprenderse unas cuantas reglas:

-Puede que en un futuro muy, muy lejano, o en una realidad alternativa que yo, gracias al Cielo, no voy a visitar, Paulo Coelho o Ken Follet o Stieg Larsson sean grandes clásicos y me los estaré perdiendo por no leerlos.

Aclaro que sí, que he tenido la desgracia de leer a dos de ellos y la suerte de no acordarme de nada de lo que leí a los dos minutos de haber cerrado el libro.

-Si alguien dice que Follet es maravilloso y Cervantes es un truño, es una opinión que debo respetar. Tanto como la contraria.

-Mi opinión, por supuesto, es sólo eso, una opinión, tan válida como otra cualquiera (aunque quien exprese ese "otra cualquiera" no sepa para qué sirven las comas ni las tildes) y no puedo decir que algo (un cantante, una serie de televisión, una película, un libro) es bueno sólo porque me guste a mí. Porque yo no decido qué es bueno y qué no.

-Por supuesto, todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión (y a expresarla en público, además), aunque esa opinión sea poco fundamentada, ignorante, discriminatoria o absolutamente imbécil.

-Tengo que (es decir: estoy obligada a) debatir e intentar razonar con personas que escriben "Viva la ignorancia" (sí, sí, como lo leéis: con dos cojones), porque, si no discuto, soy una fascista y no soy capaz de expresar mis argumentos.

¿Y sabéis qué? Que, encima, esta gente vota.

sábado, 9 de agosto de 2008

Crudeza

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En este juego de las imágenes, me dicen, parezco bastante cruda. Escribo con frases cortas, no me gustan los rodeos -por muy seductores que parezcan, pero ése (el de la seducción) es un lenguaje que no sé utilizar- y pregunto a bocajarro. No es nada nuevo: siempre he contrarrestado la timidez yéndome hacia el impudor. Puedo ser implacable, en según qué situaciones, según con quién y según con qué temas que no aguanto más de dos minutos sin estallar, pero eso no suele ocurrir demasiado a menudo. Siempre me excuso: no sé escribir de otra manera. Para eso se inventaron los emoticonos: para paliar la ausencia de voz y de mirada, pero a mí nunca me han gustado demasiado. No me queda más remedio que usarlos: un chat y una selección de correos apresurados los precisan para que el otro sepa cuándo hay ironía o cuándo estás de broma. Pero, hasta que me di cuenta de su necesidad, siempre había pensado que escribo suficientemente claro y que mi interlocutor sabía, perfectamente, lo que yo quería decir, y más importante aún, cómo lo decía. No es cierto: lo he comprobado mil veces. Sobre todo, cuando la relación es estrictamente internauta. Se mezclan demasiadas cosas: que no sabes quién es quien está al otro lado, para empezar (por eso no aguanto los anónimos); la natural reserva y la natural protección, también; el deslumbramiento que produce este medio y, además, el hartazgo que me produce que gente que no te conoce ni te ha visto en la vida se permita erigir juicios sobre lo que te ocurre o lo que eres, por mucho que hayan creído adivinarte por lo que escribes. Que no sé ser graciosa, ni divertida, ni dulce, ni tierna con un bolígrafo en la mano -ya me gustaría, pero no escribo tan bien- y que no hay susurros, ni miradas, ni tacto. Luego toca -ha tocado muchas veces- explicar el tono que les das a las frases o a ciertas preguntas más o menos íntimas. Porque, a pesar de todas las trabas, sí hay gente a la que intuyes y con la que sabes que conectaríais muy bien cara a cara. Hay un sexto sentido para eso, que va mucho más allá de desdeñar a quien escribe en lenguaje XAT. Por eso, al final, un encuentro se hace inevitable, cuando se han traspasado ciertas barreras.

Pero hay algunos que eso no lo entienden nunca.


martes, 18 de marzo de 2008

Tejiendo

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He vivido alguna de esas noches mágicas, los dedos volando en el teclado, la mente despierta, esa sintonía que te hace estar más relajada porque no sabes quién es del todo quien está enfrente, al otro lado, pero eres capaz de intuirla al minuto. En la red también existen las primeras impresiones.

Conocí así a una de las mujeres de mi vida, hace más de cinco años, la misma que me recordó, y me recuerda, que los monstruos también mueren, una rubia guapísima y perseverante, enamorada de Sor Juana Inés de la Cruz y gracias a la cual he ampliado en mucho mi biblioteca porque siempre me regala libros y ninguna otra cosa más.

Conocí así, también, al hombre más influyente de mi vida, a pesar de que no le conozca -ni le vaya a conocer- la voz y los gestos, pero esa historia la he contado en otros lugares y muchas veces.

Internet es un mundo posible, pero real. Un mundo paralelo y muy pequeño, a pesar de la vastedad. Con sus reglas, desde luego. Algunas pueden transformarse en un problema: quizá me he perdido a alguien interesante por ello, pero no pierdo un minuto con alguien que hable lenguaje XAT o tenga faltas de ortografía. Lo que me asombra es la manera de llegar de quienes se quedan: hace años que no chateo y, sin embargo, a veces, los descubro por una duda, un mensaje en un foro, un blog al azar... y así se teje esta red tenue que le da todo el significado a La Red.

Por eso había dos personas a las que quise ver cuando el azar y el sexo me llevaron a Málaga: por el puro placer de reconocerlos y de saber que son como yo había pensado (mucho más interesantes en persona). Por eso tengo dos excusas para visitar Buenos Aires sin sentirme extraña: un hombre lindo que cumplió 45 hace muy, muy poco y una mujer sabia llena de preguntas que llegó naufragando hace siete años y que me regala rosas de Palermo para celebrar mi casa nueva. Por eso, en Barcelona, después de un lustro, cené con quien me lleva casi cuatro décadas para verle tan lúcido, tan divertido y tan generoso como cuando éramos sólo letras en un ordenador y dos voces telefónicas. Por eso echo de menos, también, a quien nunca se despide, aunque la culpa le roa, porque así no tiene la impresión de que se ha marchado del todo. Por eso comparto una entrevista y me dicen que les asombra mi voz dulce (qué clase de mujer seca y fría pareceré por aquí) y por eso supongo que algún día iré al Norte y que un año de estos podría planear un café en Cordura.

Al final sólo es eso. Como en la vida real. Sólo valen quienes se quedan.

viernes, 29 de febrero de 2008

Círculos

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Cuando vivía en una de las muchas ciudades que he habitado, me propuse, me había propuesto, cerrar el círculo. A veces me ocurre: uno se harta de contar las mismas cosas, los mismos sucesos que no te definen pero sin los cuales es imposible entenderte del todo; y se cansa de confiar, de comenzar una relación que no sabes cómo será o cómo acabará, y tampoco te hace falta porque tienes alrededor a un buen puñado de gente a la que asirte de tanto en cuanto, y no importa nada más.


A ella le había pasado lo mismo. Pero la encontré, o nos encontramos y hablamos de Pessoa, de sor Juana Inés de la Cruz y del miedo en las relaciones y al día siguiente volvimos a hablar y luego fui a la ciudad en la que vive y la busqué. Acabamos a las cuatro de la mañana, tomando vino, en una plaza que hemos visitado muchas veces después. De eso hace más de un lustro.

Él apareció cuando yo zozobraba, hace muy poco. Me mandó un texto de Robert Graves. Las palabras, ciertas palabras, siempre han traído a gente importante a mi vida. Fue muy fácil contarle a un desconocido las causas del naufragio y la tormenta y el dolor. Hoy había una postal en mi mesa, entre cartas del banco y retenciones de impuestos. Viene de lejos, de la Patagonia, de la Península Valdés, y pinta una imagen de una ballena franca austral. Se cargó todas las reticencias, que eran muchas, y ni siquiera sé cómo lo hizo. También llegó cuando yo había decidido no conocer a nadie más.


Que vengan los que quieran, pienso ahora. En ciertos casos, ya sé las condiciones...

domingo, 14 de octubre de 2007

Las reglas

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Que no te tiemble la mano ni al borrar ni al escribir. Me lo dijo una de las personas a las que más admiro, cuando asumí la moderación de un foro conflictivo con múltiples trolls en el que cualquier debate se hacía imposible. Desde entonces, lo he cumplido a rajatabla, y no me tiembla.


Hace menos tiempo, me dijeron: no permitas que nadie venga a insultarte a tu casa. Y ésta es mi casa, como también lo es esta otra. Sigue sin temblarme la mano. No me muevo un ápice. No me gustan ciertas provocaciones. No las tolero porque tolerar, al fin y al cabo, es aguantar lo que no te gusta y yo no tengo edad ya como para aguantar nada. Aquí, no.

Me gustan los comentarios. Es más: me gustaría que la mayoría de quienes entran escribieran algo, porque echo de menos las palabras de cierta gente lúcida a la que conozco y de los desconocidos a los que nunca me han presentado. Me encanta discutir, adoro los matices, una buena conversación, un intercambio de ideas, escuchar o leer. Y con la misma intensidad abomino de los patios de vecinas y del cacareo.

Por eso, aquí, no.

Aquí no valen los insultos, ni las condescendencias baratas, ni las descalificaciones, ni las chulerías. Ni los ataques sumarísimos contra la que suscribe ni contra quien comenta. Los desequilibrios psicológicos y las frustraciones se ventilan en otras partes. Mientras tanto, seguiré pensando que ciertas intervenciones son basura y, como tal, han de ir a la papelera. La red es muy grande. Es tan grande que uno puede iniciar, en su blog, en un foro o donde le plazca, un debate sobre algo que se diga en esta página y, posiblemente, yo no me enteraré nunca.

Es decir: se permiten todos los comentarios. Hasta los anónimos (hay quien los restringe). Se responde a todos, o se intenta (por aquello de la retroalimentación y por no ser descortés). Y eso pese a que jamás me ha gustado dirigirme a alguien a quien no pudiera identificar con un nick. No se modera antes de que se publiquen: puedo encontrarme los insultos dos días después. Es mi manera de indicar que cabe todo el mundo porque, si no cupiera, haría un blog sólo para invitados. Reservado el derecho de admisión y santas pascuas. Pero me niego a pensar que la gente que entra aquí no es lo suficientemente adulta. Adopto en la red las mismas reglas que en la vida real y, como en la vida real, desarrollo mis filias y mis fobias.

Esto es lo que hay y es muy simple: no se admite publicidad, no se admiten comentarios ofensivos ni linchamientos. Son las reglas. Son mis reglas. Si no te gustan, te jodes.

Nadie te obliga a leerme.

viernes, 7 de septiembre de 2007

De un mundo raro

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Llevo once años utilizando Internet y he visto de todo. Pero todavía me asombra. Quizá porque utilizo en la red las mismas reglas que en la vida que llaman real: no miento, no juego, voy de cara. Alguno puede parecerme un gilipollas, pero me cuidaré mucho de decirlo, porque hay otros métodos. Tampoco hago juicios sumarísimos. Eso sí: me fío de mi intuición, que no me falla nunca. La intuición me sirvió una vez para advertir a alguien sobre una chica que le perseguía (aparentemente feminista, culta, inteligente, progresista y una fiera en la cama. Todo, aparentemente) para que, ocho meses después, me reconociera cuánta razón tenía. Son once años, decía, y me he encontrado a gente de toda ralea.

Los hay que se emocionan y comienzan a preguntarte, a la cuarta charla, si te gustan los críos -que no, que no me gustan-. Los hay que te llaman amor, preciosa, princesa, wappa, mi vida o hasta cielo. Los hay que te cuentan la historia que deberían narrarle a un psiquiatra. Y los que te mandan privados para darte el Messenger, porque se lo dan a todas las tías que se encuentran en determinados foros de Internet, para insultarte a la segunda charla y decir que eres tan fundamentalista "como siempre". Palabras textuales, oigan. "Como siempre", a la segunda charla. Que a saber la imagen que se han formado de ti, o las expectativas que tenían.

Supongo que es un riesgo de Internet, o de escribir. O de mi forma de escribir. Pero no sé hacerlo de otra manera. Me he negado, durante años, a utilizar emoticonos, porque pensaba que el tono de mis palabras se entendía. Aunque las frases cortas suenen contundentes. Aun hoy, sólo uso tres, habitualmente: el de rubor, el de incredulidad, el de broma. Y no siempre. Lo curioso es comprobar cómo la imagen que uno da escribiendo y la imagen que de él se tendría hablando puede ser tan distinta. Cómo pueden desaparecer la ternura, la dulzura o la comicidad, sólo porque tú tienes un estilo y poco tiempo. Después llega el asombro y el saber que no vas a cambiar las formas. Y al que le pique, que se rasque. Pero que no venga jodiendo.


Imagen 1: Internet Map, de Sam Campos.

Blogs que brillan

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Me han dado dos premios. Bueno, el premio es el mismo, pero como son dos y soy así de chula, he decidido que tengo nada más y nada menos que catorce blogs para elegir... El premio es al Blog que Brilla. He visto muchos por la red: al blog solidario, al blog que hace pensar... y supongo que los habrá al más creativo, al más sexy o al más intrascendente... A mí me lo han dado Suntzu y Arwen.

Suntzu me lo ha dado por estas razones: "porque me gusta cómo escribe, lo que escribe, cómo lo cuenta y cómo lo siente. Porque compartimos la afición a la lectura y el amor por los libros y la palabra escrita. Y porque me inspira".

Y Arwen por estas otras: "porque me sigue asombrando cómo escribe, todo lo que sabe y la forma tan natural que tiene de moverse por el mundo blog, como por la vida. Podría decir que el motivo oculto es porque es mi amiga, pero mentiría. El motivo oculto es lo mismo que el políticamente correcto, pero me alegra que sea mi amiga".

Ahora yo, para corresponder, tengo que copiar las reglas... Y elegir. Ahí vamos:

1. Escribir un post exhibiendo el premio, citando el nombre del blogger que te lo concede, con un enlace al post en concreto. Primera base cumplida.

2. Elegir a siete bloggers que se han destacado por ser gente que ha demostrado alguna vez su carácter chisporroteante o efervescente; avisándolos vía mensaje en su blog. Segunda base cumplida a medias: hay gente a la que leo, pero a la que no le comento, porque son lo suficientemente populares en la bloggosfera o porque no me da tiempo... pero a la que, sin duda, me daría vergüenza escribir un mensaje para decirles que les he dado un premio. Así que, si me disculpan, esta base no la cumpliré del todo.

3. Dar dos razones por la que se lo das. Primero la oficial y políticamente correcta y después la razón oculta e interesada que te lleva a darle ese premio. Cuanto más morbo, mejor.

4. Modificar el nombre del premio, su imagen y las normas a tu antojo. Yo he creado uno de lo más cursi, con muchas tacitas de café, porque creo que un blog es, muchas veces, eso: la posibilidad de tomar un café con los que no están cerca. Al menos, así creé el mío y así lo mantengo. La segunda imagen que se ve es la oficial.


Mis siete elegidos (primeros) son:

1.- Una nueva piel.- Porque, cuando era Odandud me pidió que redactara un blog para que ella pudiera espiarme. Vivíamos en países diferentes y no nos comunicábamos tanto como nos hubiera gustado. Porque escribe como Diso, porque sus palabras siempre me inspiran, porque me enseñó lo poquito de Periodismo que sé, la forma de moverse, de acercarse y de mirar; la manera creativa de comenzar un texto. Porque tengo la suerte de estar a su lado y de haberla encontrado, hace siete años, en su primer Sur. Y porque es uno de los pilares fundamentales de mi vida.

2.- Memorias del Viejo Tercio del Búho.- Porque sabe a piratas, a mar, a combate, a duelos verbales, a vino en una taberna y hay mil textos de mil amigos diferentes a los que no conozco, pero que me son muy cercanos.

3.- En Busca.- Porque es cierto: ella siempre está buscando. Porque me hace descubrir cuán diferente es una persona cuando habla que cuando escribe y, porque escribe, yo puedo conocerla más y mejor. Porque me gustan sus tacones. Y porque, sí, también es mi amiga.

4.- Y total... ¿pa' qué?- Porque jamás me había reído tanto con un blog. Porque es cómica, divertida, amena, culta, inteligente. Porque escribe maravillosamente bien. Porque enseña Literatura y se cree lo que enseña. Y porque, desde que no me funcionan los feeds RSS de su blog, es casi el único en el que entro todos los días.

5.- El Blog de Jotacé.- Posiblemente sea uno de los más visitados de la red, y no me extraña. Me lo descubrió un amigo hace ya mucho tiempo y, desde entonces, me tiene enganchadita. No es sólo por las imágenes de cómics que saca. Es que, además, redacta de lujo y es de lo más jocoso que se puede encontrar por ahí. Y no hace falta entender de superhéroes para seguirle.

6.- Descalza.- Porque me encanta y porque me paso los días esperando que actualice... Me gustaría tener su imaginación, pero qué se le va a hacer...

7.- Herederos de Tantamount.- Porque es imposible averiguar a qué se refiere casi nada de lo que escribe, pero cada día me asombran más sus imágenes -todo el mundo le pregunta de dónde las saca- y sus letras.


La segunda tanda, del segundo premio...

1.- Ideas brillantes.- Porque descubrí, hace pocos días, ni me acuerdo cómo, estas ocurrencias de un cuarentón y me las bebí enteras... Me parecen fantásticas, así que os las recomiendo. Claro que recomiendo todos los blogs a los que estoy premiando, que para eso es este meme...

2.-El Mundo de Hojalata.- Porque es inspirador hasta el descaro. Y porque hace viajes a lugares donde yo también quiero ir.

3.- Dos o tres cosas interesantes.- Porque me arregla mis desperfectos con el código html. Porque habla de cine, de viajes, de su ciudad, de libros, de mascotas y de sí misma con una sinceridad que pasma. Porque es una de esas amigas, desde hace un par de años, a las que veré algún día para compartir un montón de cafés. Y, sobre todo, por este post que es mío.

4.- Mujer on constant sorrow.- Porque donde está, hace frío. Por la sensibilidad. Por tener siempre la palabra justa, la palabra precisa, la palabra adecuada.

5.- Reflexiones de la emigrante.- Porque descubro, en él, a una mujer interesantísima que habla de todos los sucesos de su vida, incluso de los malos, con una jocosidad que dudo yo que tuviera si viviese en un entorno tan hostil...

6.- Tamaruca's Calling.- Ahora mismo, porque me tiene en ascuas. Hay más razones: la principal, que es un encanto...

7.- Pura Tura.- Porque, aunque me funcionen los feeds RSS (y eso que llegan con un día de retraso), es el otro blog en el que entro a diario. Me descubre libros de los que no he oído hablar en la vida... aunque a mí me gusta más, precisamente, cuando no habla de libros.

Me he quedado al menos otros catorce más en el tintero. Pero se me haría muy largo el mensaje si los pongo todos ahora, así que ya volveré...

miércoles, 22 de agosto de 2007

Nicks

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Imagen de Alan Lee.

Fui rogue y Elrond y a veces aún lo soy para algunos.
Y Sarmale, Sarm, Sarmalita.
Y UnaExcusa o Excusas.
Y Kaz.
Con esto de Internet, comienzo a parecerme a Fernando Pessoa.

domingo, 12 de agosto de 2007

¡Tamaruca!

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Espero que me leas más pronto que tarde... ¿Qué es eso de dejar uno de los mejores blogs de la red sólo para invitados?

(¿Me invitas?)

Imagen de Beagle34.

miércoles, 18 de julio de 2007

Así lo ven, así lo pintan

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Página web de Rawa.

jueves, 24 de mayo de 2007

Internet I: Debate

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Comencé a usarlo en la Facultad, hace más de diez años, cuando todo el mundo se maravillaba de los prodigios del invento y casi no se oían voces hablando de regulación y de control. Después perdió el asombro de los primeros días, todos esos textos interesantes a sólo un clic y luego comencé, como hacemos siempre, a reducir el círculo. He conocido a mucha gente: algunos fugaces, porque el medio se presta a fogonazos intensos de tres días y otros que permanecen seis años después, aunque nunca nos hayamos visto las caras y y jamás vayamos a vérnoslas. Me adentré en el mundo de los foros, pasé años en uno en el que todos los participantes eran hombres y me sacaban una década y hubo pérdidas y encuentros. A la mujer que más admiro, una rubia guapísima que me regala libros cada vez que me ve -Mújica Láinez, Marco Aurelio, Tanizaki, Amos Oz, Sor Juana Inés de la Cruz-, la conocí hace más de un lustro en un chat hablando de Pessoa y el miedo a las relaciones. Cuatro meses después nos cogíamos nuestra primera borrachera de palabras en la plaza de Chueca. De otro tengo tres cuadros en mi casa, me lleva 38 años y es una de las mentes más lúcidas que me he encontrado jamás, hasta el punto de que, en todos los momentos en que ha ocurrido algo medianamente grave en el mundo, no siento que tengo todos los datos hasta que no hablo con él una hora y media. Nos encontramos debatiendo, tuvimos nuestros menos y nuestros más y me dibujó, antes de verme, con una paloma libre en un ojo y un yin y un yang en la pupila izquierda. Vive en Barcelona y espero no tardar cinco años en volver.

Internet II: DXC

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Después han llegado más. Llegó CKDexterHaven, cercano, clarividente, amable en todos los sentidos de la palabra, al que le regalé un texto sobre el vicio de escribir -y le regalo textos a muy poca gente, aunque no lo parezca-. Llegó FLaC con su apertura íntima; llegó Doodle, que también se da sin reservas aunque le cueste hablar. Y el asombroso Vertigo, que vértigo da de lo que sabe y de cómo escribe. Y elPadrino, que me abroncó por no avisarle (y me abroncó con razón) cuando fui a Barcelona: la próxima vez te reservo una tarde/noche... Llegaron karma7 (te quiero, no hace falta decir más) y David_Holm, al que le dije un día al principio que me gustaba mucho y me sigue gustando mucho. Y Jorgito24, que debió de ser músico en otra época, porque me habla de mil grupos importantísimos que desconozco... O SUBLIMOTRUST, que el otro día me sorprendió dejando un mensaje en el que dice que envidia a FLaC y CKDexterHaven por conocerme. La gente que puebla DXC es mucha y muy válida y cada uno desarrolla sus filias y sus fobias, pero hay dos personas que me atrajeron desde el primer día: Tuppence -la sabia, paciente, contundente, estimulante y divertida Tuppence- y otra que no me perdonaría que la señalara, estimulante, pero al que busqué y que me buscó. Y nadie podrá decirme jamás, sin que yo esté en desacuerdo, que esta gente que teclea, que debate, que comparte su trabajo, que se enzarza en discusiones interminables sobre fútbol, baloncesto, Shyamalan o Murnau, no es tan real en mi vida, no me influye tanto, no me hace crecer tanto, como cualquiera de las personas con las que podría tomar un café a diario.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Internet III: Los blogs

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Después llegó el mundo de los blogs, este invento extraño en el que cada uno escribe lo que le apetece y que, en un principio, a mí sólo me servía para que Sonia me espiara cuando no vivíamos cerca. De él echo de menos la clase de debate que puede haber en un foro, pero el formato tampoco se presta. Hace poco me sorprendió un mensaje (lectora hace tiempo, aunque nunca he escrito, que por supuesto es de Badajoz y por supuesto estudió en el Moñino, quizá en mi época) y me encontré pensando en la cantidad de gente anónima que puede leer lo que tú escribes con más o menos lucidez o con más o menos acierto, y que sigue entrando sólo porque un día le gustó lo que vio. A mí me ha pasado con algunos blogs, que me he leído despacio de principio a fin exactamente por lo mismo: porque llegué y me llamaron la atención la manera de contar, la creatividad, las ideas. La cantidad de gente a la que yo publicaría en papel -que siempre fue más cómodo que un ordenador- con el mismo formato que ellos eligieron: fotografías incluidas, un texto para cada jornada. Navego por ellos, me doy un paseo un par de veces diarias (algunos los visito más); me asombro, admiro la capacidad de algunos de excitarme, de hacerme reír o de conseguir que me quede con una frase para rumiarla despacito, que es la única manera de rumiar que existe. Son el pan nuestro de cada día y, además, me devolvieron a alguien a quien no veo desde mi etapa sevillana y con quien tengo pendiente (supongo) un café largo. De los blogs me asombra no sólo eso, sino también constatar la cantidad de gente interesante que hay por ahí y a la que no tendré el gusto de conocer jamás. Y, sobre todo, la cara de frustración que me adivino cuando veo el mismo texto durante tres días, y el único pensamiento, el mismo pensamiento, siempre: actualiza, coño. Actualiza.

viernes, 11 de mayo de 2007

El oficio

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Hace poco tiempo, José Manuel Díez escribió una entrada en su blog en la que hablaba sobre uno de sus géneros (subgéneros, podríamos llamarle: las entrevistas -literarias-) y yo me puse a pensar que llevo exactamente los mismos años desempeñando el oficio que disculpándome por el oficio que elegí. Hoy debería haber entrevistado a otro escritor, pero (des)afortunadamente, no ha habido manera de hablar con él.

Le doy vueltas desde que lo leí, la verdad. Egocéntrica que es una, siempre me he preocupado más por lo mal que lo paso yo cuando tengo que entrevistar a alguien que por cómo puede encontrarse la otra persona. Qué pensará. Porque, vamos a ver, yo he entrevistado siempre a gente a la que no he leído (salvo uno o dos honrosos casos, pero a ésos los busqué yo con cualquier excusa) y, más aún: a gente a la que no tengo maldita la gana de leer.

Llevo seis años disculpándome por el oficio que elegí. A estas alturas comienzo a disculparme por la manera de ejercerlo...

sábado, 7 de abril de 2007

Belleza

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Quizá aquí se resuma todo

Y de paso siempre podéis aprovechar para leeros el resto de las entradas, que no tienen desperdicio.


Los hay que siempre supieron llegar con las teclas.

jueves, 6 de julio de 2006

Espejos rotos

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Es el lugar más propicio para crear una imagen. Lo que siempre quisiste ser y nunca te atreviste a ser, porque nunca fuiste valiente. La gran mujer luchadora, culta, madura, sexual. Pero no contabas con esto. Con que hay percepciones agudas, a los dos minutos, a los cuatro. Con que a veces se traspasa la irrealidad y se descubre que no eres más que una princesita egoísta. Con que las demás ya sabíamos. Ya habíamos descubierto.
Jode perder, ¿verdad?
A mí me ha gustado ganar.

jueves, 22 de junio de 2006

Irrealidad

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La irrealidad siempre resulta una maravillosa fantasía, cuando se dan las circunstancias adecuadas, cuando los dedos vuelan en el teclado, cuando se crea ese clima que te hace confiar pese a los riesgos. Éste es, quizá, el único medio en el que uno ha de fiarse únicamente de su intuición. Aunque esa intuición resulte, al final, un borrón incierto, una moneda al aire, la asunción del caos.

Internet no inventó la soledad. Ni tampoco el aburrimiento, ni el sexo, ni la creación de máscaras. Al cabo se resume en los pocos datos (siempre son pocos) que uno se atreve a dar. La llegada de las webcam transformó el paraíso de los antiestéticos -en Estados Unidos las empresas comienzan a realizar las entrevistas de trabajo por teléfono para que no las acusen de discriminar a quienes no cumplan un canon de belleza cada día más estricto- en una sucesión de desánimos. Hasta en los foros se cuelgan ya fotografías propias. Así desaparece, poco a poco, una de las mejores cualidades que tenía la red: el anonimato absoluto. No la impunidad: tarde o temprano nada queda impune, ni siquiera aquí. La posibilidad de conocer a alguien sin imagen externa alguna. La posibilidad de la mentira, también: pero qué más da, si siempre se descubre. Y qué más da si en esto, como en todo, cada uno guarda sus propias reglas.

La vida real es mejor. Durante dos años alguien intentó convencerme de eso, que es como intentar que crea que los ordenadores escriben solos y responden y preguntan y cuentan y confían. Pero, durante un tiempo, hubo un espacio completamente mío. Pasó hace más de un lustro. Se llamaba El Reloj Biológico y fue el primer mensaje que escribí en un foro de internet. Antes escribía mejor o allí escribía mejor, porque había quien me espoleaba, quien me hacía investigar y ahondar y sugerir. Después busqué otros lugares. Encontré uno, pero no es mi sitio, por mucho que escriba en él. No será nunca mi sitio. Porque ya no soy Elrond y porque murió David, que nunca se llamó David, ni están Calamaro (sobre todo Calamaro), ni Dem, ni Amapoli/Agripina, ni Guaya, ni Minerva, ni el DiabloCojuelo, ni Náufraga, ni Mayte0, ni Simbad, ni FlorDelMal, ni FOS, ni Gorka, Reuben, Schoff y tantos otros.

Durante dos años conseguí un espacio mío. La red es muy amplia, pero se asemeja a los bares: en pocos te sientes como en casa. La historia nunca acabó. Somos lo que somos, pero la irrealidad no ayuda. Y pusimos demasiado de nosotros mismos, todos. Y sentimos. Nos hicimos amigos. Amé y me amaron.

Nunca se me dio bien olvidar. Nunca se me dio bien cuando sé que todo continúa. Que hubo dos lugares, en el mismo sitio; que uno cerró y que otro sigue, languideciendo, dando los últimos estertores, que duran demasiado ya. Y cuando la curiosidad me puede, me encuentro con que lo que me dañó ya no me importa, pero que sigue existiendo gente que es capaz de pulsarme las teclas; de hacerme reír y llorar en dos segundos, de conseguir que añore brutalmente. De volver a tener miedo a la irrealidad de quien llega después y me recuerda que puede aparecer y desaparecer, rotundamente sí, y que haré mal si no lo tengo en cuenta.

Ya lo decían: nada me han enseñado los años: siempre caigo en los mismos errores.

martes, 13 de junio de 2006

Una página

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Es lo que tiene Internet. Se cae una página, a la que le quitaron el shout pero dejaron el chat, y de pronto, esas ventanitas, siempre tan vacías, se llenan de repente de nicks conocidos, y queridos, aunque no sepamos nada de las personas que teclean al otro lado de la pantalla. Jacob, pickpocket, CKDexterHaven, m0ntaraz, hattusil, tirapalla, Foratul, doodle, Felicia, laurahunt... preguntando si se sabe algo, para cuándo estará operativo el foro, qué ha ocurrido... como si los demás fuéramos adivinos, como si no estuviéramos contribuyendo al mal funcionamiento de la página dándole a F5 una y otra vez, porque esperamos que sea una falsa alarma, que todo esté en su sitio en la red.
Porque la red es vasta, sí, pero al final somos cuatro gatos (¿verdad, Shoo?) y andamos siempre por los mismos lugares... cuando no nos quitan los caminos.

Un saludo a todos. Es un placer estar con vosotros.