Lo dijo
Kois, que significa "pez" en japonés, y que es un apodo heredado de su abuelo. Nosotras no fuimos. Nosotras somos
Nerea y yo.
Nerea sale con Kois.
Nerea y yo nos conocimos en una Pascua, celebrando la Semana Santa, en marzo de 1994. Perdimos la fe al mismo tiempo, pero nos quedó algo. A ella, la conciencia que le hace ser una militante activista de movimientos sociales en Madrid. A ambas, el sentimiento íntimo de comunidad que sólo surge con alguna gente; cierto sentido de trascendencia; el cariño que sentimos hacia ciertas figuras (curioso: la mayoría, jesuitas, por qué será...):
Monseñor Romero,
Ignacio Ellacuría,
Pedro Casaldáliga,
Leonardo Boff,
Jon Sobrino, el
Padre Arrupe, Uta Ranke-Heinemann. Alguno excomulgado, otros llamados al orden, una y mil veces. A estos nombres se unen otros tres:
Javier Baeza,
Enrique de Castro y
Pepe Díaz. Son curas. Trabajan en la parroquia de
San Carlos Borromeo, de Madrid. Y el día que
Kois tenía que ir a Misa, una Misa que duró tres horas, venía el gran jefe. El señor
Rouco Varela en persona. El que está aquí arriba, fumando, es
Enrique.

Misa, manifestación por la vivienda, cena en Vallecas, porque a
Kois le hacía mucha ilusión llevarme a Vallecas y charla.
Kois habla siempre muy pausado, argumenta mucho, es radical, se ríe, pero pocas veces le he visto con ese brillo en los ojos y esa pasión hablando de
Enrique de Castro. Cenábamos con ateos que dicen que
Enrique,
Javier y
Pepe son sus curas y que San
Carlos Borromeo es su parroquia. Que en la Misa, muchas madres hablaron de sus hijos, drogadictos; que los musulmanes le dijeron a
Rouco (hay 180 personas empadronadas en la parroquia) que ellos creían en Alá, pero que un sacerdote cristiano, católico, les había ayudado; que vino gente de todas las redes sociales que tienen contacto con ellos y que alguien pidió perdón, de parte de la Iglesia, a las mujeres, a los gays y lesbianas, a los pobres.
Hoy me he tomado un café leyendo a
Jon Sobrino,
una entrevista que publica el diario El País. Y me acuerdo de un párrafo de la carta que le escribió a
Kolvenbach, a su general: "Si me permite hablarle con total sinceridad, no me siento “en casa” en ese mundo de curias, diplomacias, cálculos, poder, etc. Estar alejado de “ese mundo”, aunque yo no lo haya buscado, no me produce angustia. Si me entiende bien, hasta me produce alivio".
Los movimientos sociales surgieron de los cristianos de base. Por eso me hace gracia cuando algún niñato (porque suelen ser niñatos) alternativillo se pone a criticar a los curas, sin tener ni idea de dónde viene el germen de lo que él cree. También me hace gracia que me pregunten si soy religiosa cuando digo que dos de mis poetas favoritos son San Juan y Sor Juana Inés (de la Cruz). La estrechez de miras. La absoluta verdad que el que no cree en Dios cree poseer, cuando lo suyo no es más que otra creencia...