Mostrando entradas con la etiqueta Javier F.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Javier F.. Mostrar todas las entradas

martes, 28 de octubre de 2008

Decir

13 comentaron

Los desconocidos son amigos a los que nunca te han presentado.
Walt Whitman.

Yo he visto a un amigo llorar porque otro se había alejado; a dos hombres heterosexuales besarse en la boca con pasión y a muchos más decirse que se quieren. Durante años he pensado que eso es lo normal: que quienes me decían "ellos no se expresan" no habían conocido realmente a ninguno. Que la castración sentimental era de otros -los de 50, los de 60-. Que lo de los chicos no lloran era tan real como que la mujer ha de ser invisible y discretita, pero que muchos -los míos, los que yo conocía- eran capaces de salirse de sí mismos, construirse de nuevo, asumir todos y cada uno de sus estados de ánimo. En otros casos no, pero lo achaqué a la sociedad -rural- en que vivían. E incluso conmigo, ellos, fueron diferentes. Porque jamás he tenido pudores en mostrarme. Porque siempre me ha resultado fácil que se mostraran. A pesar de la diferencia de edad y los kilómetros.

Al final es fácil: es todo lo fácil que uno quiera que sea. Decir te quiero y que siga significando te quiero por mucho que lo digas -deberían recordárnoslo a diario-, porque es mentira que las palabras se gastan. Decir me gustas, me gusta estar contigo, eres importante para mí, contigo me descubro y me vuelvo inteligente; tocar un brazo, besar un hombro; mirarte a la cara. Sólo hay que saber eso: que quien está enfrente merece que tú lo hagas y ése ni siquiera es un descubrimiento consciente. Lo hablo con las niñas: están de acuerdo con las otras teorías -ellos no son capaces: a una mujer quizá o rotundamente sí si es la suya, pero mostrar debilidad ante otro varón es impensable-. Lo hablo con mi hermano, que no está de acuerdo, por supuesto, porque él es uno de los míos. Y me pregunto qué clase extraña de seres hemos construido basándonos en no se sabe qué y si no será peor cuanto más crezcan.

En todo eso pienso por una charla de bar a cuatro manos que sigue rondándome la cabeza. Alguno se pasará por aquí y deberá saber que disfruté como hacía tiempo. Gracias.