Creo recordar que, hace diez o doce años, se lo escribí en un libro de Girondo. O en cualquier otra parte: "Para Karmen, que me enseñó a volar". Por esas fechas le escribí una carta, 42 folios por las dos caras, a la que ella contestó con uno, porque no hacía falta decir más. Intento escribirle, pero todo lo que recuerdo de mi relación con ella es tan íntimo que no voy a publicarlo en un blog. Porque ha habido mil ritos (tardes de compras por Sevilla, mil cafés, desayunos, desahogos psicológicos, cañas, copas, patatas en el McDonald's, cines), pero los ritos no son lo importante. Descubrirme que estaba enamorada cuando antes muerta que admitirlo, por ejemplo. La capacidad de superar ciertas crisis, cierto coqueteo, ciertas broncas. Lo de volar.
Y nada. Que tengo ganas de un café con ella. Grande, como el de la foto. Y de mirarla y de contarle y de reírme. Y de no decir nada porque no hace falta.
Feliz cumpleaños, mi vida.
Imagen de alfonso015.
Brazos abiertos
-
Me he acordado muchas veces de la portada de este periódico de hace 10
años. Aquel 3 de septiembre de 2015 había una fotografía con un titular de
letra...
Hace 8 horas