Antes de que David muriera, yo tenía su dirección y su teléfono y fui a Madrid muchas veces desde que nos conocimos. Nunca le avisé y no nos vimos nunca.
A estas alturas, ni siquiera sé si a él le pasó lo mismo.
También supe dónde trabajaba
Neno, que sigue siendo una influencia poderosa, porque lo que me dio se quedó dentro de mí y porque jamás he querido a nadie como le he querido a él (más que a él, sí: como a él, no). Me alojé una semana al lado de su trabajo: jamás fui a buscarle.
No pido lo que no sé si me van a dar. No lo pido nunca, no en este terreno.
Tragamuvis, que estaba profundamente enamorado de Yolanda, me tiró los trastos durante años.
Porque el juego forma parte de la vida.
La penúltima vez que me ocurrió, fue divertido porque era de noche y él estaba a mi lado y pude contárselo. La que después iba a ser su pareja nos había sorprendido hablando y, en un aparte, me dijo algo así como que a un hombre no se le podían contar ciertas cosas.
Me reí mucho.
El miedo es libre, pensé. Pero yo he llegado antes. Y voy a saber más. Iba a saber más, después. Como el nombre de las 17 tías con las que se ha acostado mientras estaba contigo. Eso, a ti, no te lo va a contar nunca.
Ni vas a enterarte.
A veces no llegas antes.
A veces uno juega. Uno comienza a jugar: ¿por qué?
Porque el juego forma parte de la vida.
Y resulta que sí, que sí se enteran. Y que hay ciertas palabras que dan miedo. Porque hay quien construye así sus relaciones: acotando.
El amor es esa cosa extraña que te hace pensar, y creer, que una persona es mejor que todas las demás. Y que no necesitas al resto.
Porque ella te basta.
Al cabo de los años, quizá descubres que ella te basta porque no tienes a nadie más.
No hay amigos ni aficiones. Caminas a su lado como una sombra y ella creyó que tú eras su sombra y tú lo creíste también.
Porque una mujer pensó que su pareja era su sombra, le prohibió hablar conmigo. Leyó mis correos (en los que hablábamos de una pasión de él que ella ha cercenado), me escribió para enviarme un mensaje insultante y asistió a todas mis intervenciones en un foro. Yo nunca le dije cuál era mi nick.
Tampoco es un secreto.
No sé si me siento desnuda o prostituida.
He acabado agradeciendo en lo más profundo que la persona que más sabe de mí de ese foro y con la que más me escribo sea una mujer.
Claro que si su novio ve que la llamo "cariño" lo mismo se mosquea.
No sé de quién es la imagen.