martes, 10 de octubre de 2006

Descanso

Ni edad ni salud para según qué. Ni siquiera para buscar, aunque querría buscar. Ni para hacerme el hueco, ni para confiar, ni para las traiciones. Por supuesto, no para el juicio; no para la persecución; no para la desgana.

Me gustaría volver a colgar cuadros. Encontrar poesías. Leer para mostrar. Ahondar para compartir. Ensayar. Mirar títulos de libros. Dejar de releer mensajes antiguos. Dejar de releer mensajes antiguos y tristes:


Per dissimular les llàgrimes que li queien
galtes avall va tancar el paraigua i va rebre
la pluja a la cara.

Joan Brossa.



No tengo miedo,
no tengo miedo de las cosas,
no tengo miedo de ninguna de las cosas.

M. Duras


O de leer, hoy como ayer, dos canciones entremezcladas de Andrés Calamaro:


Si supieras que me siento perdida
es como si supieras que tengo miedo
no te enojes conmigo
es como decirte:
Tengo miedo a llegar y que no estés aquí...


Pues eso: tengo miedo a llegar y que no estés aquí...

3 comentaron:

Anónimo dijo...

A que edad dejamos de tener edad, y damos la espalda a esas ilusiones y sensaciones que antes nos pertenecían por derecho? No, no, no, me niego.

Anónimo dijo...

Ilusiones... su propio nombre lo dice todo.

Un saludete que hace siglos que no se te ve el pelo por ninguna parte. Espero que todo vaya bien.

Anónimo dijo...

El miedo es el peor enemigo del hombre, porque lo paraliza y le impide vivir todas esas cosas que le hacen hombre y le hacen vivir. Es mucho peor el miedo a no encontrarlo aquí que lo que ocurriría si, de verdad, no lo encontráramos, no nos encontráramos, no nos encontraran... Es mejor la ilusión de no encontrarlo y pensar que estará a la vuelta de la esquina...