El escritor que nos enseñó a cuántos grados, Fahrenheit, eso sí, arden los
libros, y el mismo que escribió Crónicas marcianas y Remedio para melancólicos
ha muerto en California a los 91 años. Se definía como un pensador libre, que decía
lo que quería y lo que veía y construyó algunas distopías terribles. La imagen
más fuerte que le ha acompañado durante toda la vida ha sido la de las quemas de
libros. Por eso los describió en Fahrenheit 451. Y creó a Montag y a Clarisse. Y a los hombres-libro.
Ya no se queman libros, dicen algunos. Pero eso es mentira. Ahí están Sarajevo y Bagdad porque las bibliotecas, la cultura de un pueblo, sus templos religiosos, son lo primero que se destroza en una guerra. Sin libros, eso lo saben los de arriba, la gente no es nada. Bradbury no pudo ir a la Universidad porque no tenía dinero, así que leyó, leyó y leyó. Fue, lo ha contado muchas veces, un niño pobre que todo lo leyó en una biblioteca. Si tocas una biblioteca, decía, me tocas el alma.
1 comentaron:
Me ha dado mucha penita, sí.
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