martes, 17 de junio de 2008

Te joden vivo

Te joden vivo (They fuck you up). Así se llama un libro de Oliver James. Le tengo ganas desde que lo vi: creo que es el único ejemplar que me ha atraído únicamente por el título. No creo que diga nada nuevo, ya sabemos que vamos andando nuestra vida con las sombras de nuestra infancia y que lo que ocurre los seis primeros años de vida es definitivo y conforma el carácter, pero he estado hablando de hijos con dos padres últimamente y de historias familiares y de educación y de separaciones matrimoniales y terapias y al final siempre tengo la impresión de que el resto piensa que lo que digo es crudo, o muy crudo, cuando yo en realidad lo que quería era dar ánimos. Decir que se sobrevive. Y que al final se comprende.


A la primera de los hijos que han tenido y van a tener mis amigos, que nació hace ya siete u ocho años, le escribí una carta, para cuando fuera mayor. Le conté lo que su padre era: el tipo que me salvó la vida en la carrera; el único al que llamaba cuando estaba hecha una mierda para que me dejara más hecha polvo todavía; el que me llevaba al campo y me abrazaba; el hombre valiente hasta lo indecible; el que se planteaba su existencia de raíz a cada paso. Y terminé pensando que yo le conoceré mejor, porque para ella es su padre, pero es mi amigo. Vivimos con alguien toda la vida y no sabemos quién es, a no ser que nos lo cuenten los demás. Quienes han caminado con ellos mucho tiempo. Se mantienen las imágenes a toda costa, ya saben. Hablar se convierte en un interrogatorio, porque uno pregunta y los otros han de contestar, pero el padre no cuenta sus preocupaciones, ni sus desvelos laborales, y pocas veces es capaz de transmitir el miedo que tiene y lo perdido que se siente porque no se lo puede permitir.

Hay historias que ya no cuento porque no me da la gana, porque no tengo necesidad, porque ya las saben quienes las tienen que saber y porque se prestan a unos análisis tan facilones que terminarían divirtiéndome si no fuera porque en ese preciso momento me estarían psicoanalizando a mí y ése es un trabajo que se puede permitir muy poca gente sin que yo me cierre y me vuelva desconfiada y silenciosa.

Lo que sí cuento es lo que aprendí. Que a los hijos se les traumatiza siempre y que el que piense lo contrario miente o se engaña. Que existen armas para defenderse de ello (la lectura, la escritura, los amigos -por este orden y por ninguno otro-). Que los hijos pocas veces se plantean que sus padres son algo más que sus padres, quizá mucho más que sus padres. Que podrás intentarlo, cuando los tengas, o cuando vayan cumpliendo años, pero ellos no te conocerán nunca porque nunca habrá una relación de igual a igual. Y que al final comprendes que todo el mundo se equivoca, tus padres también, y que el hecho de estar es una cuestión de ida y vuelta. Que tampoco es tan malo, por malo que sea. Que tú no eres tu historia.

Al final la meta es ésa: saber que tú no eres tu historia. Y suspirar de alivio cuando lo descubres.


La imagen es de la serie Family Guy.

16 comentaron:

Regina dijo...

Pues sí, tienes razón. Es algo que yo ya sabía, como eso de que no conozco a mi padre, sobre todo. A mi madre más, a mi padre no lo conozco ni en el 1%.

:)

Portarosa dijo...

Pues no me ha parecido tan crudo, aquí.
Está bien...

No sé qué quieres decir exactamente con lo de que no somos nuestra historia. Lo supongo, pero me gustaría que lo aclarases, por favor.

Besos.

(Bueno, y estoy bastante de acuerdo, que conste. Como hijo, y como padre. Pero trataré de reducir los errores al mínimo.)

Francisco José Najarro Lanchazo dijo...

El amigo nada sabe de su amigo como padre, no tuvo beso en la noche.

Minúscula Martínez dijo...

Viajera,

Lo compre por la portada, cosa fina defiendo lo de menos es mas....y se lo regale a mi cuñado...

La idea de auditarte emocionalmente para conocerte, no esta mal...pero en mi caso, la descarto. Soy ta descastada respecto a mi esquema familiar, que llegaría a la conclusión de que nos dieron el cambiazo en el paritorio.

B x C

Isabel Sira dijo...

Pero, sí que la escribes, ¿no? Las historias siempre se pueden contar con mil palabras, pero escribirlas...

Anónimo dijo...

Jo, no me hagas esto, que una es madre y lo ultimo qui quiero es traumatizar a mi hija,pero si no fuera mi hija me gustaria ser su amiga, cosa imposible por que una madre se rie con su hija pero jamas de ella.
Y es verdad, mi hija me conoze como madre pero nunca le a interesado como soy como amigas.
Por lo cual exsiten un monton de facetas que a un hijo se le escapan, pero lo importante es que se sienta orgulloso de como valoran los demas a sus padres.
Es un referente que creo que a un hijo le da seguridad.
un abrazo acompañado de cariño. Mariló

Anónimo dijo...

Ah...., y nadie es su historia , todos somos la sumas de historias del pasado

Xose dijo...

Umberto Eco dice que conocemos mejor a muchos protagonistas de novela que a nuestros propios padres, en concreto su frase se refiere a "Rojo y Negro": Conocemos mejor a Julien Sorel que a nuestro padre. Siempre me ha hecho pensar esa frase. En muchas ocasiones. Un beso muy muy grande...

Suntzu dijo...

Nunca lo había pensado. Gracias. En serio.

Unknown dijo...

FELICIDADES, SARM!

David dijo...

Como no hay nueva entrada usaré esta tal y como ha hecho FLaC para desearte un FELIZ año entrante en tu vida.
Muchos besos :)

alelo dijo...

¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.

(…)

Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Luis Cernuda



Felicidades.

Luc, Tupp and Cool dijo...

Muchas felicidades! :)

Los viajes que no hice dijo...

Random, o conocemos sólo una parte de ellos…

Portorosa, me alegro de que no te haya parecido tan crudo, que no pretendo traumatizar a nadie. Lo de que no somos nuestra historia lo escribiré más tarde, pero me refiero, más o menos, a que no sólo somos la suma de los hechos que nos ocurren, y nos ocurrieron, sobre los cuales muchas veces no tenemos el más mínimo control. Historia en sentido “pequeño”, no global: sólo el hecho, sin contar el resto de las cosas que nos conforman. No sé si habías entendido eso…

Najarro, el amigo, al menos, puede saber qué pretende su amigo como padre casi a cada paso. Que es más de lo que podrán saber sus hijos. Por mucho que el padre-amigo no vaya a besar por la noche a su amigo. Cosa, la de los besos, que además termina pronto. A no ser que a ti, con la edad que tienes, te sigan yendo a arropar por las noches :P

Maghenta, ya me contarás si tu cuñado se lo leyó o no y qué le pareció. BxO.

Arwen, tampoco la escribo, no creas… Me cansé.

Mariló, supongo que no lo quiere ningún padre, pero otra cosa es que lo consigan. Claro que, como decía una amiga mía muy sabia -¡hola, Náufraga!-: “¿perfección o nada?”. Me lo preguntó cuando le dije esta teoría, ni más ni menos.

Ulyanov, porque cada uno construye a su Sorel… Y eso, apresar a alguien así, se da en muy pocas ocasiones. Las más, literarias. En la vida real, tengo mis dudas.

Suntzu, de nada. A mí me lo hizo pensar Javier Marías.

FLaC, elPadrino, alelo, Tupp, muchas gracias, guapos.

Xose dijo...

Estoy de vuelta...
Un besazo

Los viajes que no hice dijo...

Y a mí que me gusta verte... Besazo, amor.