Mi señora madre dice que cuando uno está deprimido, no hay nada como comprarse algo o tomar helado. Como el helado no lo puedo tomar, porque estoy a dieta y bajando kilos con todo mi esfuerzo (200 gramos la semana pasada: ahí, ahí, lenta pero segura), me entra el afán consumista.
La anterior etapa de crisis me la salvaron Barrie y Stevenson. Cuando entro en una librería, me mareo, ya lo conté por ahí. Siempre pienso que no voy a encontrar nada (los libros son como la comida: hay mil platos suculentos, pero a ratos te apetece sólo uno), hasta que doy un grito, porque me eligen y parezco una niña emocionada y exultante. En muchas estanterías hay novelas de personas a las que ya he entrevistado y leo Ausencias y tengo ganas de agarrar por el cuello a Hilario (demonios, ¡quiero ser Emma!), pero me vuelven a salvar la crisis dos tipos que murieron y con los que nunca voy a poder hablar.
No estás sola
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Anteayer las calles de nuestras ciudades se volvieron a llenar de gente
manifestando su preocupación por la violencia de género, un concepto que
sigue co...
Hace 21 horas
12 comentaron:
De la mía me está sacando Heinnig Mankell, con su 'Comedia Infantil'. Nada de inspectores suecos, sino de niños de Mozambique... hacía tiempo que no leía en el autobús!!!!!!!! Un besazo fuerte, fuerte
Mi madre también dice que para la depresión lo mejor es comprar (y para la mala hostia, los nervios, la histeria pre-examen...).
La verdad es que libera, a mí ya me mandó más de una vez billete en mano a liberar estrés antes de acontecimientos importantes.
Lo prefiero al helado.
Siempre me llamó la atención el seudónimo Mark Twain. Era una expresión que se utilizaba en el Mississipi para hacer ver al capitán del Vapor que había dos brazas de produndidad y el agua era "segura" para navegar sin encallar.
Así y a modo de resumen ese señor se llamaba agua segura. Don Agua Segura, digo yo.
¡Qué cosas!
Yo en los momentos de bajón me apoyo irremediablemente de mis amigos. Necesito estar con ellos, hablar con ellos, reir con ellos, beber con ellos...
Muchos kilómetros de por medio, pero si necesitas algo házmelo saber.
Un beso :)
Otra actividad antidepresiva que a mí me ayudó muchísimo cuando más lo necesitaba son las clases de salsa. Te animan que no veas. Es un gustazo.
¡Un besote y muchos muchos ánimos!
Pues sí,comprar ayuda. Lo malo es que a mí ahora me ha dado por la ropa (ya no, ya voy ahorrando... Aunque te lo diré mañana) y por la música...
Hacer deporte también anima. Por eso estoy molida.
En fin,que ánimo y que disfrutes de las compras.
Para mi la música me salva de todo, esi si fuerte, que se escuche en el otro lado del mundo. Pero claro.., yo vivo en mi pueblito pequeño y mi vecino mas próximo esta a 12 Km de distancia.
Dios que bonita es la soledad cuando es tranquilidad.
Un abrazo 200 gramos menos. Mariló
Querida viajera: tus palabras (orales y escritas) son las que evitan y mucho que yo caiga en ese invento moderno y cobarde al que llaman depresión. Los libros siempre están ahí, contándote, ayudándote. Nunca dudes si acercarte o no a ellos. Recuerda que forman parte de la vida de quien lo escribe y lo lee... Por cierto que estás invitadísima al próximo viaje que hagamos; Emma encantada de que aceptes. Echo de menos tu voz por las tardes (no se hizo la miel para la boca del asno). Un beso fuerte, de los grandes.
La depresión, como todos los males, aunque lo de males suene obsoleteo la depresión lo es, no se supera con helados ni con ropa, es más creo que nunca se supera. No pretendo ser negativo, pues, aunque la depresión nos carge con diferentes lastres, también nos aporta beneficios. No me he vuelto loco, entre llanto y llanto y entre ganas de morir y otra, a mi me hizo leer, ver cine,escuchar música escuchar un programa de radio del que he aprendido más que de ningún profesor (La rosa de los vientos),..., y tantas cosas que me hacen ser quien soy hoy en día.
De todas formas, estar deprimido es algo duro, a pesar de los aprentes beneficios que menciono. Como ya dije antes, helado y compras sólo amortiguan, algo agradable pero que no es duradero.
La depreesión hay que atacarla en su origen, no para destruirla, porque, como dije antes creo que no se puede, pero si moldearla a nuestro gusto, conocernos a nosotros mismos y darle la vuelta a la tortilla, pues, a pesar de la horas gastadas en lágrimas y angustias, yo no cambio haber leido El Principito, La Isla del tesoro o El perro de los Baskerville por nada en el mundo.
Por otro lado, los dos tipos que murieron dejaron sus legados lo hicieron para hablar con nosotros en el tiempo, pues no había blogs como este (¿?) y, aunque seguro que nos dirían cosas nuevas, con lo que heredamos de ellos nos aportan más cosas que lo que la mayoría de gente que nos rodea nos va a dar, si bien no descarto ciertas personas de mi ámbito que me proporcionan tanto o más que los autores que pueda leer en mi vida, como por ejemplo la persona que el otro día me regaló una palabra o me recomendo este blog.
Amor para los que entristecen, porque sólo ellos reconocen la valía de la felicidadd.
Palmiralis, Mankell es uno de los muchos que tengo pendientes. Me alegro de que nos crucemos… Yo en el bus no leo, que me mareo del todo.
Random, nuestras madres tienen razón. A mí, aparte de los libros (cayeron dos más, pero yo elegí a Twain y Rilke), me compró un bolso. Aunque no sé si lo prefiero al helado. El helado ta rico. Pero bueno: los libros no engordan.
Alelo, pues no tenía ni idea. ¿Agua segura? Qué imagen más bonita…
Padrino, mis amigos me quieren pegar, directamente. Cuando yo soy coñazo, soy MUY coñazo. Muchas gracias, guapo.
Juanma, te agradezco la idea, pero ni de coña. No tengo ritmo y soy un pato mareado. No me animarían: me deprimirían aún más. Lo sé.
Arwen, normalmente a las tías les da por la ropa. Y a mí me dará, voto a bríos, cuando pierda los veinte kilos que me sobran y me convierta en una fashion victim y deje de leer para ponerme un vestido con escotazo. He dicho.
Mariló, a mí la música alta no me gusta nada de nada… Me marea.
Hilario, gracias por la invitación y por lo demás. Y un beso y un abrazo gordo gordo…
CiudadanoKani, obviamente, no tengo depresión y, obviamente, si la tuviera, mi señora madre no pensaría que se me va a quitar con ropa. Era una manera de hablar y crucemos los dedos. Es una enfermedad y no veo nada beneficioso en la enfermedad y en ésa menos que en ninguna, por lo que tiene de estigmatizante. Y para atacarla en su origen, hay que conocer cuál es: si es endógena o exógena. Y en uno y otro caso el origen puede ser difuso o no tener manera de atacarlo. No voy a comparar a mis amigos con los autores que leo y tampoco sé, la verdad, por qué escribe la gente (no creo que sea para dejar un legado: creo que siempre es por necesidad y como terapia y para luchar contra la mediocridad), pero ahora me intrigas y querría saber quién te recomendó el blog. Y hasta por qué :P
A algunos hombres también les da por la ropa... Y voto a bríos que espero acompañarte a elegir el escotazo.
De lo primero, no tengo constancia. Lo segundo lo firmo.
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