En Cáceres descubro a quien(es) sería(n) mi(s) librero(s) de vivir allí. En la ciudad que habito los fines de semana, el mío se fue a Huelva y me dejó sin distracciones, llamadas de teléfono y paseos por la sección de poesía.
La reivindico entre tanto best-seller que se puede encontrar en cualquier parte.
De todos modos, encuentro joyas, cuando el público me deja.
Compro clásicos: Kipling, Verlaine, Wilde.
Hago caso de una recomendación: Blandiana.
Sonrío cuando encuentro el último poemario de Segovia, que seis días después me dice que le apabullo.
Me llevo un libro de Peixoto y otro de un profesor al que le gusta dar clases.
Una semana antes, había tomado un vino con él y le puse cara, gestos y cuerpo a la voz. Me gustaron todos ellos. La voz me gustaba de antes.
Fueron los mejores minutos de un día de perros.
Un viaje por el mundo real de Stephen King
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El mundo de Stephen King está en su mente pero se pude tocar. Las novelas
del escritor norteamericano nos trasladan a lugares terroríficos y
fantásticos ...
Hace 4 días
5 comentaron:
Espero que esos minutos echaran fuera a los perros.
Besitos.
Los perros llegaron después de esos minutos, pero no es por ellos por lo que recuerdo ese día. Y menos mal.
Al final siempre acabo pensando eso, de todo esto: "eso que me llevo" ("y que no me hubiera llevado de otra manera").
Buena filosofía, sí.
A veces tambien me esconde de los dias perros y otros perros entre libros.
Es un espacio seguro.
B x C
* Entrañable la figura del "librero consejero" frente a la del dispensador de libros.
Arwen, tampoco es que consuele de mucho ante las injusticias, pero en fin: ya sabes lo que cantaba Mary Poppins: "A Spoonful of sugar helps the medicine go down".
Maghenta, es un espacio segurísimo. La pena es que libreros consejeros queden tan pocos. O yo no los encuentre, que para el caso es lo mismo...
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