La felicidad se puede masticar.
Comencé a masticarla a las nueve de la mañana, cuando abracé a Miguel, cuando le dije te quiero, porque siempre le digo que le quiero, por si acaso se le olvida. Estaba en los churros y el café, July y yo quitándonos la palabra de la boca -se casa la Pupe- y un niño de un año mirándonos mientras jugaba. Luego todo fue muy rápido y muy lento: otro café, un cigarro en el patio, una hora en la peluquería, medias, falda, escotazo, pantalones, una camisa amarillo pollo, un bolso pequeño, base de maquillaje, máscara de pestañas, pendientes, barra de labios, colorete. Taconazos.
Él ya estaba en la Iglesia y yo buscaba al cura para decirle que tenía que leer. Al principio, como apertura de la ceremonia. Luego fuimos a buscarla a ella, los ojos brillantes, el ramo en la mano, los hombros al aire y la sonrisa. Los amigos. Los amigos que tengo gracias a ella -July, Miguel, Noelia, Ana- y los que conoces después y te gustan -Montse, Espe, Bea-.
Seguí masticándola cuando abracé al padrino -el hombre más guapo de la fiesta- y luego los nervios no me dejaron pensar en ella más. Sólo en no caerme al subir tres peldaños, con los tacones, en desplegar dos folios, hablar sin que me temblara la voz aunque me temblaran las piernas y las manos, en mirarlos a ellos dos, porque sólo existían ellos dos, y no me percataba de que la Iglesia estaba llena y sólo existían dos caras: la de mi amiga, con los ojos brillantes; la de él, sonriendo.
Luego volvió, la misma clase de felicidad punzante, cuando se fueron los nervios y el cura habló y leyó la sobrina de Flores, que lee y escribe como si le fuera la vida en ello, y se casaron y pudimos abrazarles y besarles y salimos de la Iglesia para escuchar a los hermanos de Flores, que son todos los miembros de la Tuna de Medicina de Badajoz. A mi lado, CH haciendo fotos, Espe grabándolo todo, un montón de capas en el suelo y la Tuna Compostelana y Las Cintas de mi Capa y el arroz y el baile.
Después, adiós. Una visita al Puerto para ver a las madres de July y Miguel y que nos dijeran lo guapísimas que íbamos y enseñarles las fotos de la novia y hacerles una con el pequeño y otro viaje a Zalamea para abrazar a Montse y a Cano y llegar al banquete y brindar con los novios y ver un vídeo que hizo Espe con imágenes de la vida de ambos antes del reencuentro y después.
Las bodas son un jaleo, excepto las que vives como si fueran propias. Al final se hará de recuerdos. Recordaré al padre de Pupe invitándome a una copa de vino en la mesa presidencial, a mitad de la comida, y dándome un trozo de su filete. A Jon pataleando en la puerta de la Iglesia. Una sevillana con Jose -llevo ocho horas bailando -y me señaló-: Tú, seis y media-. Un rato cantando con la tuna a media tarde y poniéndole cara a tantos nombres -nosotros también hemos oído mucho de ti-. A Noelia con un puro en el escote y liándola con todos los tíos, porque no se da cuenta del poder sexual que tiene (o sí se da, pero le da lo mismo). A Jennifer borracha y bailando sin parar y comunicándose con gestos porque sólo había dos personas que hablaran francés de entre más de ciento y pico. A los niños cantando Barlovento. Un baile agarrado con Flores -estás borracha. Yo también-. Y otro baile. El más emotivo de todos.
Porque le dedicaron Ojos de Gata a Montse y Cano y bailaron, abrazados; ella con la pierna vendada y las muletas que usa desde hace años; Rosa y yo llorando; el resto del mundo, en silencio. Algunos sabemos qué hay ahí. La clase de amor tan bestia que les mantiene juntos desde hace dos décadas, a pesar de todo lo imaginable. Y por eso se nos hizo el nudo en la garganta y por eso aplaudimos y por eso todas bailamos con él y nos dimos cuenta de todas las victorias.
Después hubo tangos y derrota. Parra cantando Confesión y Garganta con Arena y El día que me quieras, mientras Flores me abrazaba y me abrazaba y no paraba de abrazarme y yo me acordaba de Pablo en Buenos Aires y de los tiempos de la Facultad, uno durmiendo en la barra con el vaso bajo de whisky en la mano, dos tocando, yo intentando cantar con una voz que más me hubiera valido para emular a Chavela Vargas y para una ranchera y el sueño que te muestra que la noche se ha acabado y el despertar en la casa de Montse, un café, más tabaco, una charla íntima y hermosa, y otra vez July y Miguel y el niño y tarta y Nocilla y café y un viaje de vuelta y muchos folios y un puñado de fotos en la cámara y un álbum por hacer y mucho amor.
No me lo pasé bien. Fue mucho más que eso.
Imagen de P10nero. Imagen de Just Peter. Imagen de Nash72.
10 comentaron:
¡Gozoso, Viajera! Y lo que leíste -¿desde el lugar de los Evangelios? -pregunto-) me parece precioso.
En cosas como las que tú cuentas es donde tiene sentido el "rito". Me refiero a ese encuentro de afectos, de amores, de buenas vibraciones, que se unen como para invocar la felicidad para los que comienzan una vida juntos, o se reafirman en una convivencia que ya iniciaron antes... Esa componente de buenos deseos colectivos tiene algo de atávico, y creo que en el fondo todos lo celebramos igual, vivamos en una tribu perdida o en el ambiente más sofisticado... Eso es una boda. / corre la alegría, el vino, los abrazos...
¿Taconazos? P'a haberte visto. :P
Besazos, soul-e mía.
Taconazos bajísimos.
Pero para mí, suficientemente altos.
Aguanté con ellos la ceremonia.
Me cambié de zapatos en el banquete.
Y luego para bailar, los de diario, unos Camper burdeos (imagina el conjunto: camisa amarillo pollo, pantalones negros y zapatos color vino).
Pero no me destrocé los pies.
Y así sí se vive una boda. De hecho, yo me he puesto a imaginar cómo sería mi boda perfecta... A lo mejor lo cuento algún día.
Ya sabes que la represión da úlcera. Cuénta tu boda ahora, no nos dejes con las ganas... ;)
Bueno, el burdeos (vino burdeos, que no sólo tiene un color bonito sino que está de vicio) pega bien con el negro... Como el amarillo pollo estaba por arriba, se notaría menos. (¿Pollo?)
Mis botas preferidas son una Camper planas... Botas para caminar, sin duda...
(En los párrafos anteriores hay una frase que no es mía... A ver si averiguas cuál es... :D)
¿These boots are made for walking a lo Nancy Sinatra?
Uff, que pereza que me dan las bodas. Este día 17 tengo una y por si fuera poco el 18 de mañana, tempranito tengo que llegar en condiciones aceptables -y el traje no demasiado manchado, pues solo tengo uno para este tipo de clima- a la comunión de mi primo/ahijado. No sé como lo voy a hacer. Digo yo que la gente podría consultarme antes de ponerlo todo a la vez, ¿no?
By the way: este me parece un buen tema para una entrada en mi blog.
Sí, Tupp, desde el lugar de los Evangelios y sí, amarillo pollo: amarillo del color de los pollitos y los canarios, amarillo reventón...
FLaC, a mí también me dan pereza algunas bodas: pero a ésas no voy. No te manches demasiado y disfruta de ambas celebraciones. Al final uno se lo pasa bien.
Querida viajera,
en tu viaje todos hemos ido de la mano, y hemos revivido, de nuevo, la magia de aquel día. Un día intenso, del que te das cuenta pasadas las diez de la noche, cuando el francés se entremezcla con los tangos sentidos: estrofas con sabor a brugal y limón que ocultan muchas traiciones y delatan muchas verdades. Realmente el amor existe y no sólo en los boleros, aunque a veces, su cara más amarga nos haga sufrir. Lo he visto en esta boda. Y también en esta boda y en tu blog he descubierto la ruta por la que transitas envuelta en tus palabras. He comprado el billete para acompañarte. Un abrazo. Felicidades.
Hola como estas?, queria agradecerte por utilizar una foto mia para ilustrar tus palabras, un saludo P10NERO
Pues gracias a ti, porque la verdad es que la imagen es preciosa, la modelo es espectacular (al menos no está tísica) y me gustó muchísimo.
Si yo supiera hacer fotos tan buenas... (Y si tuviera una cámara medio en condiciones, claro).
Vaya. Ahora veo que no te había respondido, Antonio: vamos, que sí te respondí, pero no salió. Y eso que me avisó la novia y yo le juré y le perjuré que lo había hecho. Cosas del ciberespacio...
No recuerdo qué dije, salvo que me alegro de que hayas comprado el billete (es barato, casi gratis) y que no sé si el amor existe, o nos lo creemos y nos lo creamos, porque yo de amores no entiendo mucho... Lo que sí es cierto es que hay canciones dolorosas y otras que pueden hacerte volar. Aunque vueles llorando.
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