domingo, 24 de febrero de 2008

A veces sucede


A veces sucede.
Algo quiebra el mecanismo
cotidiano de la desolación y sucede.
Se despista la terca ley de la distancia
y dos cualquiera se encuentran,
sin saber cómo, sin casi pretenderlo.
Conversan, se ríen, se sorprenden
de no desconfiar en absoluto,
se entregan a lo que van inventando
como si estuvieran protagonizando el Génesis.
Todo es muy extraño, piensan para adentro
en los raros momentos en que se les aparta la alegría
porque vuelve a asaltarles la costumbre.
Pero el milagro sigue.
No detienen el juego por ahora.
Pasean, deletrean el alfabeto de su inocencia,
balbucean sus nombres nuevos, sus sueños viejos,
cantan estribillos de canciones tontas
y les parece extraordinariamente divertido,
se olvidan de comer, hablan sin parar de la hermosura,
se conmueven cada vez en los silencios.
Suele haber en estos casos una ciudad
que va dando pasos lentos hacia la noche y luego
pasos un poco más rápidos hacia el alba.
El alba mientras tanto aguarda tranquila,
en su sitio, con su guadaña.

David Eloy Rodríguez.


La imagen me la regaló quien fue durante algún tiempo alguien con quien conversé, me reí y me extrañé de no desconfiar en absoluto.


A veces sucede. Aunque no se tengan arrestos para desafiar al alba y sus asesinos. Dos cualquiera se encuentran y van construyendo lo que son y van juntos. Hablan, se entregan, intentan descubrirse. A veces sucede que después desaparecen. Y que uno de esos dos cualquiera busca al otro...


a pesar de saber que no va a encontrarlo ya nunca.

11 comentaron:

Anónimo dijo...

Sí, a veces, pocas, muy pocas, sucede tal que así.
Puede que incluso, incrédulos ante esa ausencia de la desconfianza mantengan la situación a ver por dónde rompe, y no rompa en un mes, dos, seis, o un año, incluso dos.

Y signa disfrutando de ese construir sin esfuerzo mientras se dan, pero, sabiendo ambos, que no hay arrestos para más.

Es decir: no se sabe aún a día de hoy como será el The end... Pero sí se sabe, ambos lo saben, que no habrá más.

Idiotas.

Anónimo dijo...

Desde que leo tu literatura la verdad es que considero normal las cosas que te ocurren. Vas buscando los precipicios y si no andas con pies de plomo...¡zas!...el trastazo. La fotografía me parece la de mi plaza mayor, pero...a saber...quizás sea el Partenón y estás paseando tranquilamente. Joía eres complicadilla. Un saludo. Arriero

Ana dijo...

Madre mía.

Lo justito para leernos eh nena? ...
Joé vaya dos!!

En mi caso no es autobiográfico ... :(

O eso digo ... :)

Besos linda.
Si algun día te apetece una charleta ya sabes por donde ando.

Los viajes que no hice dijo...

Glauka, te leo. Tienes razón. Idiotas. Completa, total y soberanamente idiotas. Por no tener arrestos ni saber dónde hallarlos...

Arriero, la imagen es de la Plaza Mayor de Madrid. No creo que haya en otras partes una plaza como ésa. Desde luego, no es el Partenón. Lo que desconocía era que fuera "tuya". Con respecto a que me merezco lo que me pasa, pues quizá, mira, pero tampoco hace falta ser cruel. Y complicada te aseguro que no soy: más simple que el mecanismo de un chupe.

Ana, me alegro de que tu mensaje no fuera autobiográfico. O que sí lo sea, pero no lo parezca ;). Ya sé dónde estás, un besote, guapa.

Anónimo dijo...

No es lo mismo que sea normal lo que te pasa, a que yo crea que te mereces lo que te ocurre. No es un lugar para disquisiciones, porque es tu casa.
En cuanto a que sea mía la Plaza Mayor, así la considero porque todos, todos los días la visito. Arriero

Los viajes que no hice dijo...

"Desde que leo tu literatura la verdad es que considero normal las cosas que te ocurren. Vas buscando los precipicios y si no andas con pies de plomo...¡zas!...el trastazo". Teniendo en cuenta que no hago literatura, también tengo que decir que este párrafo no admite mucha duda de interpretación. Si consideras que es normal lo que me ocurre, es como decir que me lo he buscado y, por ende, que me lo merezco... Yo no considero "normal" lo que me pasa. Ni por asomo.

Regina dijo...

:D

Bonito es mientras dura.Los recuerdos son lo más bonito que tiene nuestra mente.

Anónimo dijo...

No me merece la pena que me vuelvas a contestar, con cierta contrariedad; mi intención no era la que dices. Uno puede estar en un precipicio y no caerse, pero es más fácil caer que si no vas. Lo veo bastante sencillo. Te aseguro que no quiero que te caigas.

Los viajes que no hice dijo...

Ahora lo he entendido, con la imagen de los precipicios. Pero es que precipicios, en la vida de cada uno, suele haber unos cuantos...

princesadehojalata dijo...

Uy qué bonito.
Vuelves a estar en abierto (llevaba días sin entrar en los blogs).
Puedo enlazarte? Es un poco incómodo para mí entrar en tu blog a través de mi correo (no retengo direcciones)
Besos.

Los viajes que no hice dijo...

Este blog siempre ha estado en abierto, cariño: te echaba de menos por aquí, pero sobre todo, por el tuyo...

Claro que puedes enlazarme: todos me pueden enlazar... siempre y cuando no pongan ni mi nombre de pila ni la dirección de mi antiguo blog ni mi antiguo nick...

Bueno, todos no. Los de DXC, no.