martes, 28 de agosto de 2007

Coursodon

Es como un niño pequeño, que lo quiere todo y lo quiere ya. Cuando era poco menos que un adolescente, se gastó el dinero de la comida de cuatro días en películas y se hizo bocadillos de lo que encontraba por casa. Llegó al cine por un libro que robó de la biblioteca y que aún está en su estantería, desde hace casi veinte años: Capone, se titula y, por su causa, a mí me gustan las historias de gángsteres. Después se aprendió de memoria Los Intocables, de Brian de Palma, porque estuvo levantándose temprano para verla durante un mes. Sería feliz si pudiera ver una película al día y necesita leer también a diario. Por eso va a París y compra libros en un idioma que no domina sólo porque aquí no están editados y son imprescindibles. Es la misma razón por la que descarga películas en alemán o en japonés sin subtitular.
Cuando tenía 16 años, un tío mío le preguntó a Alejandro Pachón si uno de sus sobrinos podía asistir a un seminario de cine que impartía él en la Universidad y, cuando acabó su primera clase, Pachón le preguntó que de dónde había sacado a ese niño. Ángel Campos le dio clases de Literatura en el instituto y se lo llevaba en los recreos para hablar de cine y de poesía.
Diez años antes, yo le había enseñado a leer. Leímos juntos en su cama La Historia Interminable y ese recuerdo permanece tan vivo en nuestras mentes como si las jornadas que pasamos con Atreyu y compañía hubieran sucedido ayer. Me aficionó a Spiderman, La Patrulla X, Los Vengadores, Watchmen y Alan Moore. En aquel tiempo jugaba conmigo a los espadachines, a indios y vaqueros, a los Masters del Universo y a piratas (y yo sigo preguntándome hoy, con estos mimbres, qué es la femineidad). Ahora los juegos consisten en libros, películas y cenas raras. Se lleva bien con mis amigas; me llevo bien con sus amigos, que son como sus hermanos, y por eso me río cuando me dicen que los hombres no saben expresarse. Desde hace año y pico está enamorado hasta los tuétanos de una mujer que se siente en Londres como en su casa, que ha visto medio mundo y que se ríe todo el tiempo. Agradece que ambos tengan pasiones individuales y la misma manera de ver las cosas, porque sabe que una percepción idéntica de la realidad es algo que salva vidas y te ofrece un buen asidero al que agarrarse.
Es capaz de darle un beso en la boca a un transexual sólo para que no se sienta incómodo, porque él no es nadie, dice, para hacer sentir mal a otra persona. En las reuniones familiares, le emborrachamos para que cante, porque canta como Dios, porque jamás he oído una voz como la suya y porque se prodiga poco. Da clases de Primaria y le gustan los niños casi tanto como a ellos les gusta él, desde siempre. Es profundamente observador, profundamente empático y casi nunca se equivoca en los juicios. Me encantaría poseer un ápice siquiera de su diplomacia, pero a mí me puede este carácter primario e irritable que tengo. Si paso dos días con él, me saca de mis casillas porque también es maniático y obsesivo hasta la extenuación y le da mil vueltas a todo lo que le descoloca. Pero es mi hermano y es mi amigo y nos buscamos y le echo terriblemente de menos cuando no está. Cuando no estoy.
En los foros de cine firma Coursodon. Y yo le quiero todavía más cuando entorna los ojos y sonríe y dice mi nombre en diminutivo.
Imagen de Londres de binarystatic.

Y la inspiración se la debo a este post de Suntzu.

6 comentaron:

Anónimo dijo...

Tas enamorada de tu hermano. Es bonito.

Anónimo dijo...

Estáis condenados a entenderos.

Besos.

Anónimo dijo...

¡Qué bonito! Lo mío fue un texto rapidillo, porque me iba a verlo. Pero hija, has superado a la fuente de inspiración (jajaja). Es precioso. Leyendo el tuyo he cíado en cosas que podría haber puesto en el mío. Las mismas, prácticamente. Tenemos una infancia muy parecida en cuanto a aficiones se refiere. Yo tenía el castillo de los Másters del Universo, un ejército de Clix y otro montón de figuras y naves de Star Wars,donado por un primo ricachón. Qué panorama, hija, qué panorama tan bonito.

Anónimo dijo...

Ojalá yo pudiese llevarme así de bien con mi hermano, pero es casi imposible.Es un hombre aunque se sigue comportando como un crío. Es celoso, irascible, mimado, irresponsable y epicúreo. me has inspirado y todo para una nueva entrada para que veas la suerte que tienes.

08:36

Anónimo dijo...

¡Qué bonito poder decir todas esas cosas de un hermano! Mi hermana se muda a tu tierra (bueno, un poquito más al norte, a Cáceres) y pensé que sería la EXCUSA perfecta para visitarte. Hasta que me enteré de la razón de su mudanza: ha entrado en el ejército. Y un tipo obstinado y de principios como yo la visitará, pero tardará.

Por cierto, esta mañana, de casualidad, me he encontrado una carta de una antigua novia, también de Cáceres, en la que me decía que le Pérez-Reverte (cuyo Club Dumas empezaba a leer en esos días) le recordaba mucho a mí: su vehemencia, su minuciosidad a la hora de describir (sobre todo a las mujeres), la mirada acostumbrada a juzgar... (extraído de la carta, que no me lo estoy inventando).

En fin.

Anónimo dijo...

Dood, la verdad es que le quiero mucho, sí. Y le admiro.

Nosotras mismas, a veces nos entendemos, a veces le tiraría por la ventana...

Suntzu me gustan nuestros encuentros.

Kupe lo de tu hermano es muy heavy, sí.

FLaC, ¿y qué más da que tu hermana se meta en el ejército? No tardes, hombre... Otra cosa: no me cuadran las cuentas de tu antigua novia: ¿cuándo empezaste? ¿Con diez años? Ay... A mí no me recuerdas a Pérez Reverte, pero si tu ex lo decía, ella sabrá. xD