Iba a comenzar diciendo que yo no me controlo, Adela, que yo soy de las que se muerden la lengua, cuando se la muerden. Pero no es del todo cierto, porque me he pasado la vida controlándome. Controlo las lágrimas, controlo las ganas de mandar un correo; me levanto por las mañanas con los dedos picándome, porque querría hacer esa llamada que no haré nunca. Intento no cerrar el blog desde que he perdido el necesario anonimato que me hacía sentirme más o menos libre al escribir -vivo en una región que es un pueblo-. Cuido las palabras en una charla, a no ser que me embale; a veces me gustaría estamparle a alguien la cara contra la pared -dos o tres por semana y siempre la misma- y controlo la frustración que me producen ciertas relaciones, hasta que me sale por los poros y entonces lo que intento manejar como buenamente puedo es el asco que me da cierta parte de mí. Tampoco se me nota el miedo que le tengo al resto de la gente. En mi oficio, además, la autocensura es la más peligrosa de las prácticas. Mis bajones, irreales y absurdos, los conocen dos o tres personas y me arrepiento al punto de lo poco o lo mucho que cuento porque soy de las imbéciles que comienza enseñando el cuarto de atrás y proyecto una imagen con la que no me identifico, o no del todo.
Lo que ocurre con esto es que, también, me he pasado años tratando de interiorizar la diferencia -sutil, quizá- entre el control y la represión. Y ningún diccionario me ayuda.
Imagen de jonwild.
13 comentaron:
Sutil diferencia, sí. Al final hay partes de nosotros que suavizamos, si es que no ocultamos, porque quizás,todos necesitamos una aceptación social. Es malo controlarse. Prefiero decir siempre lo que siento,aunque después me arrepienta de lo poco o mucho que dije. Al menos sé que me muestro como soy y que,quien sigue a mi lado, lo tiene claro.
Pero no te controles, no te reprimas,no te autocensures en el blog, porque me gusta,nos gusta, que seas tú, que escribas lo que te dé la gana como te dé la gana, que para eso es tu espacio.
Ya me gustaría a mi controlarme así, sobre todo cuando veo algo que no me gusta, no puedo callarme y como además le pongo mucha pasión siempre hay alguien que se lo toma a mal.
Besos.
gracias por el post!! estamos muy contentos por lo que dices!
ciao...
Yo cada vez me controlo menos, mucho menos. No lo puedo evitar! Estoy con arwen: quien sigue a mi lado, lo tiene claro!! Lo mejor es mostrarse como cada uno es. Se siente una libertad... Saludos
No sé si hay que soltarse la faja. No estoy seguro. El problema son las consecuencias.
Últimamente de estoy dándole vueltas a la frase de un chiste de Forges "los funcionarios sabemos cosas que los humanos ni sospecháis", en otro sentido al que quiere darle al chiste (creo): aquí los matices están entre profesionalidad-deber de sigilo, miedo-represión.
En fins. Buen post.
No sé si queriendo o sin querer ni tan siquiera si estaba entre los "posibles" pro que terminas de estamparme la cara contra la pred, es seguro.
Porque sé que es imposible pero que según leía pensaba "esta me las está tirando a base de bien dando donde duele" es la puritita verdad desgraciada. :)
El autocontrol y la autorepresión van de la mano muchas más veces de las que queremos reconocer. Y no diré más.
Fíjate que aún no sé si dejarte un beso ...
Lo más importante de todo el post es esa diferencia que marcas entre represión y control, lo sé porque yo lo he vivido. No hay nada de malo en controlarse, ayuda a ser fría frente a algunas cosas y proporciona armonía, sosiego y mucha, mucha tranquilidad y confianza en una misma. La represión siempre conlleva ansiedad y frustración, el control, no.
Lo digo por experienca. Yo antes me reprimía, ahora me controlo de manera racional y pensando por qué.
Ánimate :D
No te reprimas. Yo también confundo represión y control a veces. Supongo que no es fácil, como dices, ver la diferencia en determinados momentos.
En primer lugar, gracias por hacer caso a mi "petición".
Yo pienso que el control es necesario en las dosis adecuadas. A lo que a veces llamamos control, es educación, o timidez, o supeditación a deseos ajenos, o simplemente coherencia, una vez has aprendido, a base de experiencia, que el "descontrol" en depende qué conlleva fracaso...
Creo que es positivo, siempre y cuando sea un instrumento y no una forma de vida, siempre y cuando no se tema perder el control...
Y ese control al que me refiero, no quita espacio a la espontaneidad, ni calla bocas ni opiniones "porque sí", ni reprime, ni te hace mostrar una cara que no es... Simplemente, ese control, ayuda a actuar (y no soy partidaria de que sea siempre, sino sería muy aburrido) de la forma más correcta tras valorar objetivamente situaciones.
La represión, para mí, es muy diferente. Es la prohibición, sin motivos, sin objetividad, por miedo, o por obligación...
El control (al menos el autocontrol) lo veo libre, a la represión, la veo impuesta...
Pero el control, en exceso, quizás pueda ser hasta peor... si le impide a uno relajarse, dejarse llevar, o le crea inseguridades varias...
Complejo tema...
Gracias por invitarme a releer El malestar en... Por cierto, he cogido el libro y resulta que había dos: el traducido y el subrayado. Como éste último sólo hablaba de mí y se interponía en la lectura del otro, he decidido tirarlo. (Ya van unos cuantos que tengo que volver a comprar...). Por un lado, esto me anima, puesto que veo que he progresado; pero por otro, me desanima, porque la vergüenza me puede (la mirada del juez castrador interiorizada): aquella soy también yo; los orígenes están presentes y la represión. Ahora me reprimo de otra manera, seguramente más y mejor. Y si me controlo, me temo que tampoco es por causas muy nobles; tan sólo el irreprimible deseo de no hacer una vez más el ridículo -el primatus, el salvaje. Sí, tal vez los deseos hayan mejorado algo: la mayoría han desaparecido por completo. (Tu post ha suscitado estas larvas de larvas de larvas de reflexiones).
Por supuesto que hay conseguir controloarse. Por todas las razones que sabemos y una más: en eso radica el sex appeal...
"Y ningún diccionario me ayuda" es una frase ambigua. ¿Te refieres a que ninguna definición te ayuda a clarificar esa vivencia tuya en la que control y represión se solapan o bien te refieres a que ninguna definición te ayuda a comprenderte mejor? Creo que deberíamos aceptar que el miedo a perder el control es muchas veces miedo a perder la identidad: ¿pero quién es esa que se controla? ¿Quién sería si dejara de controlarme? No sería yo, meergería otra, una desconocida... Estoy convencida de que este miedo acentúa la represión... Y también creo que es un tiempo perdido el destinado a aquilatar tanto (lo que se llama un mecanismo de defensa). Para algunos se trata de adquirir seguridad y sí que da seguidad tener los conceptos claros, pero también conocer a fondo los propios límites y los ajenos (ineludible la experiencia del dolor) y olvidarse a fondo de uno mismo...
Por cierto que contenerse no es sinónimo de sufrir, puede ser también una experiencia gozosa y sensual... Incluso tener los conceptos claros es algo más que una visión intelectual; puede ser fuente de goce.
Y como bien dice anónimo, la contención (incluso con su punto o puntazo de represión) no impide el juego y hace atractivas a las personas... (la amargura sí echa para atrás)
A mí me ha dolido donde le duele a glauka. Y me pasa como a ella: no oso ni mandarte un saludo, me parece descarado. Pero, claro, el recato, tampoco; no me parece decente. Lo dejamos en unos besos al aire...
Arwen, no sé si es malo controlarse. Supongo que no. Si no nos controláramos, haríamos daño a mucha gente (o no iríamos a trabajar cuando no nos apetece: creo que el control también tiene mucho que ver con "obligarse a"). Y no: una cosa es que me lo plantee y otra que me autocensure aquí, que ya sería lo último.
Lucía, los comentarios pasionales, si son negativos, sí que se suelen tomar mal... :)
Jimmy, gracias a vosotros por el crecimiento.
Deka, sí, supongo que se suele sentir libertad.
Borde, yo tampoco estoy segura. Pero gracias por el comentario, por lo de "buen post".
Glauka, pues la verdad es que no, no pretendía estamparte la cara contra la pared, y lo siento si el texto te dolió. Pero es cierto: el autocontrol y la autorrepresión van de la mano muchas más veces de las que queremos reconocer... Yo sí te doy un beso, donde te dolió antes. Para que se te quite.
Sagutxo, la teoría la tengo clara: es la práctica la que se me da mal...
Suntzu tampoco soy tan consciente de que me estoy reprimiendo...
Adela, no sé. A mí lo que me hubiera gustado a veces, fíjate tú, a veces nada más, es tener las cosas bajo control. Nunca he tenido nada bajo control. Debe de ser una sensación... una tranquilidad...
Anónimo I y Anónimo: no respondo anónimos.
Mitnick, no sé en qué te puede doler, pero déjalo donde quieras.
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