viernes, 24 de julio de 2009

Ángel Corella. Corella Ballet

"Es la primera vez que me siento delante de un teclado y no sé qué escribir". Eso dije ayer, de madrugada, la primera crónica que hago para un informativo desde que trabajo en esta radio: crónica real, en primera persona. "Habla de la belleza". Pfff. La belleza. Qué poco, ¿no? esa palabra. O qué poco el concepto.

No me llega. Vi a Hermán Cornejo y se me olvidó parpadear. Kazuko Omori se confundió con el suelo y las columnas. Ayer vi disolverse, delante de mis ojos, todas las células de una mujer y convertirse en luz y ser mármol y notas. La música fue cuerpo.

Yo fui Carmen Corella. También aprendí que en danza se da la identificación con el personaje de una manera más íntima que en cine, porque es a ti a quien abrazan y eres tú quien mira y tu mirada antecede al cuerpo y lo controla y lo maneja.

Y descubrí que se puede danzar una pieza de jazz. A Duke Ellington, a Billy Strayhorn. Para esto se me acaban las palabras. Qué pena no poder mostrar lo que vi, ni la manera en que lo vi. El punto de chulería, la manera de crecer, de convertir Mérida en un tugurio de Harlem, él solo.

Acabo de comprar la última entrada centrada que quedaba en Orchestra. Tengo que verlo de nuevo. Aunque no baile el We got it good. Por cierto, creo que soy la única periodista que, cuando no va a trabajar, paga religiosamente su entrada. Pero de eso podríamos hablar en otra ocasión.

Le entrevisté hace dos días, a Ángel Corella. Tiene un año más que yo. Me contó que en el colegio le cascaban y que su adolescencia se la pasó metido en el estudio y que estuvo relegado porque en España no había una compañía de danza clásica. Lo decía tranquilamente, le han hecho mil entrevistas, ha contado esto y mucho más, pero te mira a los ojos y le ves el punto de tristeza cuando te lo cuenta, en esa mirada brillante y dulce que tiene. "Poquito a poco te vas conociendo como persona. Paso mucho tiempo solo". Y tú estás allí, hablando con él los diez minutos reglamentarios, y piensas: este niño me gusta. Es la suerte de no ser mitómana: que nadie te deslumbra y que, cuando te gusta alguien, te gusta por lo que ves.

Cuando acabó la obra, le di las gracias. "Gracias a ti. Lo que necesites", me dijo y me apretó la mano. Pues no lo necesito, pero me apetecería un montón un café.

La imagen es de Rosalie O'Connor y pertenece a la página de Ángel Corella.

10 comentaron:

Luc, Tupp and Cool dijo...

¡Qué maravilla! Siempre me pierdo lo de Mérida, no sé bien por qué, con el buen recuerdo que tengo de esas noches inmensas en el teatro romano. A Corella le he visto en vivo, pero pagaría con gusto sus buenos euros por una entrada de orchestra, centrada.

Blanca dijo...

bravo por tu comentario... estoy más que deseando ver la magia convertida en danza

Suntzu dijo...

Hay momentos difíciles de explicar y compartir. Pero tú lo consigues. Que disfrutes del espectáculo (de nuevo).

Los viajes que no hice dijo...

Tupp, creo que para verle tú tendrás muchísima más suerte que yo, que o me voy a Madrid (ah, las comunicaciones de esta tierra y mis horarios) o me lo pierdo. Siempre están los vídeos, claro. Pero no es lo mismo.

Blanca, ¿lo viste? ¿Vas hoy? Disfrútalo...

Suntzu, pues no he sabido explicarlo bien del todo, pero disfruté como una niña chica... Vamos, que estoy aquí buscando cosas de Historia de la Danza, cual reconvertida...

Rachel dijo...

Me has dejado impresionada.
Qué bonito todo lo que has escrito. Yo estuve allí los tres días en Orchestra y aún sigo emocionada.
El marco era incomparable, y la compañía brilló como nunca.
Angel espectacular y tan humilde como siempre.Realmente Un Angel caído del cielo.

Los viajes que no hice dijo...

Así tituló el New York Times una vez una crónica y sí, Rachel, estoy de acuerdo. Yo el sábado no estuve (tenía el maravilloso encargo de hacer limpieza) y, además, estoy en modo ahorro porque me voy de vacaciones. Pero a las once y diez de la noche, pensé: ya están. Y a las doce pensé: ya está. Y ayer, lunes, llegué al trabajo y escuché a Bruch y volví a verlos, pareja rosa, pareja azul, pareja roja, un punto de apoyo, un hombro, muchas piruetas. Si saltas, saltas. Si no, no vales.
Lo viste tres veces... Qué envidia me das. Bueno, a ver cuándo estrenan (y si me entero, y si encuentro entrada, y si tengo pelas suficientes) El lago de los cisnes... Que me he quedado con ganas de ver La Bayadera.
Ay. Y yo que pensaba que la danza clásica no me iba a gustar nunca. Eso pasa por verla en televisión.

Ah y muchísimas gracias por lo que has escrito. Y bienvenida.

Rachel dijo...

¡Gracias por la bienvenida!
La verdad es que no tiene nada que ver el ballet "enlatado" a la magia de un teatro.
Yo llevo viendo bailar a Angel en "directo" desde hace 10 años y no sabes lo que significa para mi verle con su propia compañía...

Ah, y Lago lo estrenan en
Valladolid el 6 de Enero en el Teatro Calderón. Estarán 4 días. Si quieres te mando un mail con todas las fechas.
Un abrazo

Los viajes que no hice dijo...

¿¿¿Llevas diez años viéndole bailar??? ¡¡Te odio!! ¡¡No vuelvas por aquí nunca más!!

¡Qué bueno, qué maravilla, me encanta! Es que, cuando alguien me dice: Yo llevo diez años, o yo conocí esto hace diez años, me entra una admiración... Hija, yo es que soy de efecto retardado...

Lo malo de haber creado la compañía en Castilla y León es que los autobuses desde aquí son una lata. Me tendría que pillar un hotel, pedir días en el trabajo y esas cosas. Por eso siempre me viene mejor Madrid. Pero lo voy a intentar... Porque estrenarlo en casa tiene que ser un gustazo. Qué ganitas tengo.

Muchas gracias por pasarte por aquí. Ahí está mi correo, yeuseclocher@gmail.com.

Lo que me pregunto es cómo has encontrado estos posts, porque en los buscadores no salen. Ya me preocupé yo de buscarlo...

Rachel dijo...

Bueno, envidia tú que lo puedes entrevistar...y encima es tu trabajo no?Ya me gustaría a mí ir de invitada un día jajaja.
Yo vivo en Madrid, así que cualquier cosa que suceda por aquí te lo cuento.

Los viajes que no hice dijo...

No sé, a mí es que las entrevistas no me gustan mucho, la verdad. Me gusta más cuando se apaga el micrófono, pero ahora, como se hacen después de la rueda de prensa, no da tiempo a confraternizar. Y el día del estreno, que supongo que es el que le dijiste que se quitara la banda, había tanta gente revoloteando a su alrededor que yo le quería dar las gracias, pero sólo pude al final y dos minutos... Tampoco es gran cosa entrevistar, a mí me gustan más las charlas de tú a tú. De ahí lo del café. Ah, qué tiempos en los que me tiré dos horas hablando con Pau Miró y Alicia Hermida...