“Muchas veces es más difícil decir algo por medio de palabras que por medio de la danza”. No me lo creí, por supuesto, tengo en alta estima a las palabras, más que a cualquier otra cosa del mundo, a pesar de lo traicioneras y lo malinterpretables que pueden ser en toda ocasión. Y ni siquiera me planteaba cómo se podía hacer que un movimiento, o muchos entrelazados, contara una historia sin el concurso de un texto. O cómo alguien (en este caso, el coreógrafo, Ángel Corella) podía ver la historia y los pasos escuchando la música de un autor, Prokófiev, al que él ha bailado además un sinfín de veces y en el mismo papel que ahora interpretaba Iain Mackay. De hecho, una tiene su sensibilidad y su gusto educado, más o menos, a base de lecturas (Shakespeare incluido), teatro y algo más, pero ver un espectáculo de danza clásica, hasta hace cuatro días, no me atraía lo más mínimo. A veces los milagros ocurren y ahora escucho a Frank Sinatra y me imagino a un tipo vestido con pantalones negros y camisa blanca bailándome el Come fly with me: qué se le va a hacer. A mí cuando algo me da, me da. Como diría Suntzu.
Yo fui Carmen Corella. Eso ya lo he contado. Pero en realidad, lo descubro ahora, soy un poco más Iain Mackay. Soy el Romeo que llega corriendo, con la mirada perdida, buscando entre los balcones (entre las columnas del teatro romano) a la mujer que ama y sabiendo, porque lo sabe, que esa mujer se le va a escapar. Soy su desesperación a ratos, la forma en que intenta calmarla (no tengas miedo, soy yo, estoy aquí: tener, ser, estar, los verbos en los que se resume nuestra vida), la pasión con que la alza del suelo, porque quiere verla volar sin temores y soy, además, ese tipo de abrazo, el abrazo que es ardor y que es también protección, el capullo acogedor que te demuestra que todo va a estar bien y no va a ocurrir nada, aunque sea mentira y tú lo sepas.
Debí haberlo escrito de otra manera: yo fui Iain Mackay y quise haber sido Carmen Corella. Al fin y al cabo, yo suelo identificarme con ellos, más que con ellas. Lo bueno es que aquí, en este concreto pas de deux, no vi a una mujer, en el concepto más asqueroso de la palabra mujer, que existe, y de qué forma: la mujer que suspira por el príncipe azul y que no es más que un sujeto pasivo de toda historia, tan delicada ella y tan rompible. Y ni siquiera quiero decir que sus movimientos no fueran delicados, porque lo eran y nunca vi nada tan etéreo transmitir tanta fuerza. Quizá porque Julieta, la Julieta de Carmen Corella y de Ángel Corella, no es más que una criatura asustada, como tantas, como yo. Una náufraga, entre la seguridad de su vida tal y como es y la zozobra que le produce una relación que no sabe cómo va a acabar pero a la que no puede sustraerse. Y esa cualidad, tratándose de la historia romántica por excelencia (aunque los románticos, ya lo sabemos, acabaron todos suicidándose y con tuberculosis), qué quieren que les diga, es todo un alivio.
Llevo, desde que la vi, haciéndome preguntas. Qué gracioso: no sé si alguien se ha planteado el sinnúmero de reflexiones a los que te pueden llevar veinte minutos de danza. A dónde voy yo con mis propias historias pequeñitas. A dónde fui una vez y por qué. Qué desesperación, si es que lo era, me llevó a buscar lo que no podía ser encontrado, sin tener conciencia ni de lo uno ni de lo otro. Qué hace a alguien querer esa comunión con otro tú. Por qué las ideas de lo que debe ser, de lo que es correcto, de la obediencia, acaban siempre influyéndonos y hasta condicionándonos, aunque nos dejaríamos ahorcar antes de admitirlo. Por qué los finales son un hundimiento, siempre. O si quiero que me abracen así. Cuántas veces he querido antes que me abrazaran así.
Todo eso me pregunto.
Me pregunto sobre el amor, los naufragios y las despedidas.
Para Rachel, que me lo pidió.
Un viaje por el mundo real de Stephen King
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El mundo de Stephen King está en su mente pero se pude tocar. Las novelas
del escritor norteamericano nos trasladan a lugares terroríficos y
fantásticos ...
Hace 5 días
8 comentaron:
Antes que nada, gracias a Rachel por pedirte el texto. Y a ti por escribirlo. Lo he leído ya dos veces y me parece muy hermoso, lleno de pequeñas verdades (que son las grandes, en realidad). Me hubiese gustado verlo.
A mí también me revientan las mujeres al uso. Aunque una tenga días (y ya me cuesta reconocerlo) en los que le gustaría que la rescataran. De mí misma, básicamente.
Un beso.
Y veo que has captado mi esencia.
Jajaja...
Un besito.
Uffff, no tengo palabras!!De verdad que me quedo embobada leyéndote.
Carmen estuvo infinitamente mejor el Viernes, incluso el Sábado. Y mira que es complicado meterte en la historia y emocionarte con un pas de deux tan corto... pero lo hizo. Está todavía lesionada y eso le impide hacer ciertos movimientos.Lo pasó realmente mal para bajar y subir a las columnas; pero ella es todo coraje y lo suplió con una magnífica interpretación. Ian exactamente igual, hace menos de una semana estaba convaleciente...
Supongo que habrás visto (aunque sea enlatado)la sublime interpretación de Romeo y Julieta de Angel y Alessandra Ferri. La perfección y la belleza con mayúsculas.Eres Romeo y eres Julieta...Te gustaría saltar al escenario a abrazarlos y consolarlos en la última escena. No he visto nunca nada igual...
No sigo, que me emociono y puedo estar escribiendo hasta mañana!
Ah, y las fotos estupendas. Lástima que no hay una del paso a dos.
Mil gracias, me tienes enganchada ;)
Suntzu, yo también tengo de esos días. Muchos. Que me rescaten, por Dios. O abrazar así o que me abracen así...
Rachel, que no siempre escribo de danza, ¿eh? que esto "se ha encartao", como dirían en Andalucía... No tenía ni idea de sus lesiones, de las de ambos: entonces me parece mucho más meritorio lo que hicieron... Pobres. Qué duro tiene que ser. Por muy gratificante que sea luego, que no lo pongo en duda. (Las fotos las he pillado de Internet: como me pidan derechos de autor, me arruino).
¡Mucho mejor esa foto!;)
Es que Fernando es un todo terreno...(incluso a veces le confunden fisicamente con Angel)jaja.Seguro que no le importa nada que subas sus fotos.Es un encanto.
Besos!
Le iba a pedir permiso en el Facebook, pero me parecía una intromisión. Mira, mejor lo hago...
Viajera, qué buen texto. En momentos, me he quedado como en suspenso. Gracias.
Besos.
Tupp, muchísimas gracias...
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