11 de noviembre de 2012.
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| La Araña Biónica. Un supermercado. | 
Puerto
 Pirámides es una calle, pero hay varios puestos de artesanía. Llaveros 
de ballenas, pendientes, imanes, postales... Es la primera vez que 
compro postales de un sitio para llevármelas yo. Recorremos los puestos 
por la tarde y cenamos en La Estación, en el que ponen buena música rock
 y que está decorado con vinilos y banderas. Hay hasta una del Barça.
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| La mesa de Deluna donde escribía | 
Cuento
 todo esto en Esquel, mirando los Andes de nuevo desde la casa de Héctor
 y María, por la mañana, con el sol en lo alto cuando falta un cuarto de
 hora para las nueve. Llegamos ayer, a las seis y algo de la mañana. 
Pero antes nos fuimos con Juan Carlos a recorrer la Península Valdés. Y 
vemos, por la mañana, el mar muy picado, con muchas olas: la excursión 
para el avistaje de ballenas se hace por la tarde, porque el puerto está
 cerrado. No abrirá hasta las tres.
Así que el 9 de 
noviembre nos vamos a recorrer 200 kilómetros. Hacemos tres paradas: 
Punta Norte, Caleta Valdés y Punta Cantor. En Caleta Valdés están los 
pingüinos de Magallanes. En las demás hay elefantes marinos: no son 
iguales que los lobos: los elefantes se deslizan reptando, apoyando todo
 el cuerpo en la tierra, y la fisonomía, aunque similar, tampoco es 
exactamente la misma.

 
Por el camino, Raúl, el 
conductor, va parando para que veamos la fauna de la Península. Están el
 guanaco, que es un camélido, que fue fundamental para la supervivencia 
de los indígenas y que es el único animal al que está permitido cazar. 
La Península Valdés es un parque provincial y está lleno de estancias. 
Un tercio de la tierra pertenece a los descendientes del primer 
inmigrante que llegó, Emilio Ferro. Si fuera un parque nacional, no 
podría haber estancias. El Gobierno llegó a un acuerdo con los 
propietarios para construir los caminos de ripio. Los guanacos son un 
problema para los estancieros porque compiten con las ovejas por la 
comida y por el agua. La creencia popular dice que arrancan los arbustos
 de raíz y que desertifican la zona. Es una forma, supongo, de legitimar
 su caza. Los científicos afirman lo contrario. Cuando hay muchos 
guanacos en la estancia, porque las normas aquí prohíben que haya más de
 tres ovejas por hectárea (que, por cierto, ellas sí que arrancan los 
arbustos de raíz), se activa el permiso para cazarlos.
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| Guanacos | 
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| Caballo | 
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| Chal negro | 
Hay
 50 estancias en Península Valdés: toda esta inmensidad está vallada. 
Vemos martinetas copetonas, aguiluchos comunes con sus crías y a los 
guanacos con sus chulengos (es el nombre de sus hijos): además, se ven 
poco, porque es un animal que crece muy rápido y, cuando te quieres dar 
cuenta, ya son adultos...
 
3 comentaron:
Un verdadero placer leerte y verte en tus fotos. Más escuchando de fondo "ThatI would be good"
:)
Yo que pensaba que ya no te pasabas por aquí... :)
Casi siempe lo he hecho
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