En nuestro viaje por Charlevoix tuvieron mucho que ver el chaval que nos alquiló el coche (que nos recomendó un establecimiento que tampoco sale en ninguna guía, el Café Chez Nous, de La Malbaie) y el cocinero que allí nos encontramos. Os lo presento. Se llama Aldo:
Aldo cocina un arroz de camarones y una pasta con camarones (langostinos, para que nos entendamos) que son una delicia. También una sopa de verduras a la que le adiviné un poco de curry, supongo, pero de la que no me dio la receta (¡Aldo! ¡Ya sabes! ¡Manda correo!) y que fue una comida de lo más reconstituyente una noche de frío. Él también nos recomendó que fuéramos al Cabo del Águila, a Cap à l’Aigle y la Ile aux Coudres, con una sidrería la mar de curiosa. En teoría en Cap à l’Aigle hay indios, pero no los vimos. Lo que sí vimos fue esto.
También vimos a los barcos de vela navegar por las aguas del río San Lorenzo y un sinfín de flores preciosas. Pasear por Les Jardins de Cap à l’Aigle transmite asombro y tranquilidad. Yo echo de menos eso que nunca ha ocurrido: vivir allí, hacerme amiga de la mujer que cobra la entrada (muy simpática, por cierto), llevarme un libro y sentarme en el banco o en el césped. Si supiera pintar, me llevaría un lienzo, para retratar los cambios en los colores de los árboles y la forma en que las flores se recogen hasta que llega la primavera.
2 comentaron:
Para alguien acostumbrada a llevar los ojos bien abiertos como tú, la segunda experiencia americana va a ser la hostia.
Una recomendación: ve a un musical cuya historia ya conozcas y que sea "movidito", no lo lamentarás.
Y me sigue dando envidia que conozcas Canadá.
FLaC, no he escogido uno que conozco: he escogido uno que coreografía Twyla Tharp, que le tengo unas ganas...
Ya conocerás Canadá. Tú me llevas todo un mundo de ventaja. Además, no conozco Canadá: conozco una nuez de Canadá. Eso sí: elegiría ese país para ir de vacaciones siempre...
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