viernes, 8 de junio de 2007

Como dos extraños

Me es extraño volver a los lugares en los que he vivido, recordar la clase de persona que habitó en ellos, mirar ciertos ojos, volver a abrazar algunos cuerpos y, sobre todo, sonreír a alguien que fue mi amigo, sin verle extraño porque soy más fuerte y puedo soportar, y tragarme sin que se note, que él me vea extraña a mí.

Hubo ciertos ritos que no volverán a cumplirse jamás. Con él aprendí que las intuiciones siempre tienen razón: que lo conocí, que lo conozco, más de lo que nadie lo hará nunca. Que a veces los que están dentro de la historia saben más que quienes observan de lejos. Que no recuperaré, porque ya no hay tiempo, ninguna charla hasta las siete de la mañana, ningún café a deshora, ningún baile borracho, ninguna risa. No vendrán las horas que salíamos y nos apartábamos de los demás para seguir hablando, y me buscaba, y le buscaba y le contaba lo que pocas veces he podido contarle a nadie, y me contaba lo que nunca volverá a contar porque su miedo es más fuerte que sus ganas y el mío pudo demostrarle lo importante que era, lo importante que querría que siguiera siendo, lo que disfrutaba hablando con ese tipo observador, penetrante y lúcido... pero me impidió decirle que le quería.


Es irónico. Yo, que reivindico el tacto por encima de todas las cosas; que beso en la boca cuando me apetece y a quien antes me besó primero; que necesito pieles cálidas a mi lado y apresar una mano y rodear un hombro. Yo, que no he vuelto a abrirme a nadie tanto como lo hice con él, que no he vuelto a confiar en nadie extraño desde que me fui, que no he vuelto a mostrarme entera de ese modo, tan calmado, tan directo, ésta soy yo, esto soy yo y ya no hay traumas... Yo, después de narrarle lo que se dijo pocas veces, después de saber que ya no voy a volver a decirlo, después de darme entera, de fiarme y confiar... yo, decía, y eso es lo irónico...


...nunca fui capaz de darle un abrazo.

14 comentaron:

Anónimo dijo...

Quizás significó demasiado para ti como para darle algo que, de tanto usarlo, quizás viste demasiado trivial para él.
O quizás, nunca le dijiste que le querías y no pudiste demostrárselo.
O puede que sea como yo, de rehuir abrazos y tú te percataras de ello..

Anónimo dijo...

A mí me pasa lo mismo. Me cuesta tocar a quienes aprecio realmente (sobre todo si son hombres que me atraen de alguna forma). Los dos besos que todo el mundo da por educación, los evito. Y si es el contacto físico, ni te digo. Quizá me considero incapaz de disimular con una caricia, con un abrazo, todo lo que me provoca esa persona.

Anónimo dijo...

Jejeje, esta entrada me ha hecho gracia. Hace unos días medio escribí una entrada para mi blog (que al final no publiqué) sobre las diferencias que tenemos las personas al mostrar sentimientos.

No es raro que no te salga abrazarlo, más aún cuando es alguien tan importante. Puedes sentirte afortunada de ser capaz de abrazar y de besar, llegará el momento en que puedas hacerlo también con él.

Yo no soy capaz de demostrar un ápice de cariño ni de amor por gestos físicos ni por palabras, es una de mis taras, así que entiendo esa incapacidad, ese sentimiento de que "no sale", a pesar de que lo desees con toda el alma. No sale, no brota.

Sólo espero que alguna vez consigas arrancarte ese abrazo a ti misma para poder darlo.

;)

Anónimo dijo...

Lo que pasó es que soy tan jodidamente respetuosa que no abrazo a quien no me abraza y que no beso a quien no me besa. Y que, por una vez, debería haberme pasado el respeto por el forro, y haberle abrazado.

Sí le dije que le quería, arwen... yo a ese hombre se lo he dicho todo. Ya, ya sé que en el texto he dicho que no se lo dije. Pero lo que no le dije fue otra cosa.

No trivializo los abrazos. Creo que es el contacto más pleno que se puede tener con alguien. Y, para mí, la suerte es que los uso mucho. Me alucina, y me asombra, y me parece lo más triste y lo más pobre del mundo, que la gente sólo abrace a sus parejas, que es para quienes se reservan los abrazos generalmente.

Lo peor son las miradas, suntzu, te lo digo yo. Las miradas de dentro de un abrazo, quiero decir.

Y doodle, ése es el problema. Que ya no voy a poder abrazarle. Que dudo mucho siquiera que podamos volver a hablar en condiciones. Creo que lo pongo en el primer párrafo: que me tuve que tragar que él me viera extraña a mí.

Anónimo dijo...

¿Te das por vencida?

Anónimo dijo...

No lo sé...

Anónimo dijo...

Joder, qué dolor más amargo tras lo que debió ser tan dulce...

Anónimo dijo...

No sabes cómo siento ese sentimiento que tienes, debe ser horrible, pero como dice francisco josé ¿vas a darte por vencida?
Vamos, que no eres de esas.
Y no te decía que trivialices los abrazos, sino que para él te pareciera poco.
Y sobre quienes no damos abrazos, se juntan demasiadas cosas, unaexcusa, y algunas es difícil superarlas. Por mi parte, intento abrazar a quien me apetece sin que me dé tanta cosa, pero me sigue costando, me costó hasta abrazar a mis parejas...

Anónimo dijo...

Sí duele. Y pensé que no, pero le mandé un mensaje por su cumpleaños. Respondió un lacónico "Gracias" que todavía estoy rumiando.
Duele, qué coño.

Anónimo dijo...

Perdona que te diga que si sólo te contestó gracias es un algo que no pongo para no ofender la sensibilidad del resto de lectores, pero imagínate lo que pienso si soy bastante camionera en eso del lenguaje...

Anónimo dijo...

No. Simplemente no sabe cómo actuar.

Anónimo dijo...

Me meto donde no me llaman pero veo algo lógico lo que ocurrió, de hecho supongo que a todo el mundo le habrá pasado algo parecido: compartes muchos momentos, buenos momentos con alguien, después el tiempo y la distancia pasan y se levantan barreras, se adormecen los sentidos y, resumiendo, la gente cambia, de ahí que los buenos amigos sean esos que da igual el tiempo que pase sin verlos, basta una mirada, un apretón de manos y es como si hasta ayer hubiérais estado de juerga.
Los demás..., protagonizaron su momento y se separaron (o nos separamos, puesto que tú también le veías extraño).
"Agua pasada no mueve molino"

Libertad Kaiser dijo...

Jou, que cosas más tristes...a veces haber dado un abrazo es peor, porque no es bastante, porque no es lo mismo para cada uno de los que abraza, porque no consigue que las cosas sean, hayan sido, o vaya a ser como nos gustaría. Y aún así, siempre es mejor haber dado el abrazo. O no. La memoria juega malas pasadas, y recuperarla no siempre es bueno. Saber las cosas no ayuda, y, sin embargo, mejor saber y recordar.
Chica, no me sé toda la historia, y esto es un poco como leer por entregas, pero de estas cosas que nos guardamos acabamos por sacar lo más lindo.

Los viajes que no hice dijo...

Antonio, sí, pero una cosa es compartir buenos momentos y otra es ser amigo. Estoy de acuerdo en eso: con los amigos el tiempo no pasa...

Libertad, la historia es más o menos la que aparece aquí. Y sí: te aseguro que siempre es mejor haber dado un abrazo...