lunes, 7 de mayo de 2007

Una vez

Una vez quise. Quise de la manera en que quiere todo el mundo: definitiva, abismal, sin esperanza. Luego he querido de otras formas. Sin lágrimas, porque nunca las tuve, pero me las devolvieron con creces durante un año; con calma, como si se pudiera querer calmadamente; contenida, porque no es lo mismo el control que la represión, me repetí, aunque jamás haya llegado a creerme del todo aquella frase. Me regalaron cuadros de Georgia O'Keefee, Chagall y Klimt; poemas de Miguel Hernández, José Hierro, Ángel González, Goytisolo, Barrett Browning, Alejandra Pizarnik y otros cientos; canciones de Ella Fitzgerald y Andrés Calamaro. Ya no miro títulos de libros pensando que estarán en su estantería, pero tampoco hace falta porque soy parte de él. Y con esto quiero decir precisamente eso: que ciertas partes de mí, ahora, le deben lo que son. Que le debo lo que soy o parte de lo que soy o algunas de las mejores partes de mí. No he vuelto a querer así. Dudo mucho que vuelva a querer así.


La jaula

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa
desnuda en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.

Alejandra Pizarnik.

Lo que hago mejor últimamente es alejar a la gente que me importa.

14 comentaron:

Anónimo dijo...

Va por rachas. Yo tuve una malísima el año pasado en la que de verdad pensé que me quedaba sola, porque me aparté de gente que creía que iba a recorrer conmigo todos los días de mi vida.

Y respecto a lo de querer así a alguien... a lo mejor es cierto que no vuelves a querer de esa forma.

Pero eso no tiene por qué ser necesariamente malo. Solo distinto.

Anónimo dijo...

No lo sé, señora de la guerra... Lo único que mantengo como cierto últimamente es que no sé cómo actuar con los demás: yo, que siempre me he comportado como me pedían el estómago y el resto del cuerpo. Lo peor es el miedo. Que nunca he sabido cómo quitarme el miedo...

Y lo de querer... Una amiga mía tiene una frase: "Le he querido como a nadie. No más que a nadie, pero sí como a nadie". Hay matices.

Anónimo dijo...

Mala política esa, ¿lo sabes, verdad? :)

Anónimo dijo...

¿Cuala?

Anónimo dijo...

Sí, el miedo no es bueno, yo intento quitármelo poco a poco. Con la edad, cada vez me queda menos, seguramente porque estoy más segura de mí misma y que 'porque yo lo valgo' si alguien se aparta de mi lado ellos se lo pierden... No sé cuál de las dos maneras es la mejor cuando se trata de querer.
Pero me sigue fastidiando perder a gente que pensé que estarían ahí para siempre, aunque me consuela pensar que, a veces, sólo son rachas de alejamiento provisional...

Anónimo dijo...

A mí me encanta escuchar las canciones que ellos me descubrieron, o ver en las estanterías los libros que me regalaron. También ver las fotos que nos hicimos juntos, las cartas que me escribieron... y unas veces disfruto de la escucha, otras veces lloro al releer las cartas, y otras me sonrío al ver las fotos, en las que me veo más fea que ahora. Y en todos esos momentos pienso que eso forma parte de mí. Y me gusta.

Anónimo dijo...

Hermoso pensamiento (aunque tenga algo de triste)...

Anónimo dijo...

El miedo no siempre es malo. Alguien que no lo tenga no es un valiente, sino un insensato. Pero no dejes de actuar con las tripas, porque esa eres tú. No hay que quitarse el miedo, hay que hacer las cosas a pesar del miedo.
Y conste que te habla una miedosa...

Anónimo dijo...

ilse, si a mí también me gusta... no sólo de "ellos" (no hay "ellos" en mi vida) sino de todos los que han pasado por ella. No me duelen las canciones, tampoco me dejan indiferente, pero nunca me ha gustado la sensación de pérdida... salvo cuando he sido yo la que ha querido perder.

arwen, a mí me encantaría pensar eso de "porque yo lo valgo", pero ya sabes: el maquillaje nunca fue lo mío.

Jose, era lo que tocaba...

Anónimo dijo...

Señora de la guerra...
¿Pone algo en su libro sobre cómo quitarle el miedo a los demás?

Anónimo dijo...

No. Pero insisto: creo que sin miedo seríamos unos inconscientes. La cuestión está en saber convivir con él y procurar que no nos domine demasiado a menudo. Y conste que sé que es mucho más fácil decirlo que hacerlo.

Ánimo. Todo pasa.

Anónimo dijo...

Ya sabes que el maquillaje tampoco es lo mío (lo sé, tuve mi época), ni los tintes, ni la ropa escotada, ni muchas cosas. Y, aún así, hay que pensar que lo valemos, primero, porque es cierto, y, segundo, porque si nosotras no nos valoramos, dará igual lo que opinen los demás, será ficticio en nuestro pensamiento.
Así que, vete haciendo a la idea, porque lo vales y mucho (y esto no es lealtad, ya sabes que soy leal pero incapaz de mentir sobre ciertas cosas).

Anónimo dijo...

Ah, y Suntzu, me encanta lo que dices, me lo aplicaré para todas esas cosas tontas que he hecho en mi vida, pero, mira por donde, aquí sigo.

Anónimo dijo...

Qué bonito este blog...parece un remanso de paz y de amor y de piel. En finsss, ya te visité hace unos días pero no sabía si te había comentado, o no.