Madrid. El Madrid de los Austria,
el de Valle-Inclán,
Larra
y Juan Gris.
El Madrid de franquicias,
el de las obras inacabables,
el de las campanadas de fin de año,
el Madrid tumultuoso, el de calles amplias,
barrios residenciales, moles sin ton ni son.
El Madrid que también se vuelve acogedor a ratos, el que se puede patear para ir encontrando, poco a poco, lo que un día fue.
Historias de Loach y Laverty
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Hay cine para todos los gustos. Algunos disfrutan de lo lindo con la
ciencia ficción y los efectos especiales, mientras que otros nos decantamos
por hist...
Hace 1 semana
1 comentaron:
Debo reconocer que siempre huyo de Madrid como ciudad en la que vivir. La impersonalidad de la masa, los espacios enormes, el tenerlo todo y nada...Sin embargo, a pesar del miedo que me inspiraba esta ciudad antes de conocerla, ya en mi primera visita descubrí que hay algo en Madrid que te une a ella.
En la segunda visita me decidí a abandonar el metro y andar largas distancias para ver el cielo de Madrid, sus calles y sus gentes sin la alienación de un espacio cerrado a metros bajo tierra, y me gustó lo que vi.
Creo que nunca viviría en Madrid, pero no puedo dejar de visitarla, aunque sea de tarde en tarde.
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