viernes, 20 de diciembre de 2013

Escribir

Creo que se me ha olvidado cómo escribir, a no ser que esté viajando, fuera de mi país, fuera de ese territorio conocido que la mitad de las veces es húmedo e inhóspito (he tenido tan pocos lugares a los que llamar casa) y el resto del tiempo es medio ilusorio. Ahora, aunque no lo vaya a leer nadie, aunque esté en ese refugio que siempre suponen un bar, una libreta, un bolígrafo, no soy capaz de encontrar las palabras. A veces las palabras no consuelan. A veces —eso hay que aprenderlo despacito— no va a haber nada que consuele. Ninguna clase de redención, al final.

Mi pluma. Mi letra.

Pero, si no escribo, no sé vivir. 

Nunca he sabido cómo vivir si no es delante de un folio en blanco. Las épocas de mi vida que no conté, se me olvidaron: llevo haciéndolo desde que puedo empuñar un bolígrafo: me recuerdo con siete años con una libreta para los ejercicios de matemáticas y otra, al lado, para emborronarla. Todo eso lo perdí: ni siquiera sé si me reconocería ahora en la niña que fui: me cuesta reconocerme en los textos de hace un par de años: nunca he tenido claro quién soy.

Quería hacer un balance del año, como el resto de las veces. Pero no recuerdo qué ha ocurrido este año, salvo el naufragio rotundo que está suponiendo su final. Y no lo recuerdo porque no lo escribí, porque no fui capaz de contármelo, ni de contarlo. Hice un descubrimiento importante. Y espero que el año que viene, de verdad, sea un comienzo.

6 comentaron:

Ana dijo...

Tengo muchas objeciones a este texto.
Bueno... al texto no, es irreprochable, correcto, bien construído, blablabla.

El mensaje.

Creo que esto sólo es un alto en el camino para tomar aire después de un largo repecho caminado a solas y descalza.

En breve llegarás a la cima y verás un hermoso paisaje que será todo tuyo.
Encontrarás un chiringo donde mercarte unas chirucas y unas gafas de sol para evitar que te deslumbren los fuegos fatuos.
Esperaremos pacientemente a ese momento que, sin duda, va a llegar.

Y déjate de naufragios. Tú, como yo, eres de tierra adentro. Como mucho te has dao un morrazo. Date un masaje y tira p'alante. Detrás no hay nada.
Coñoyá.

Muá!!

Marc Ambit dijo...

Dices que no te reconoces en tus escritos de hace unos años. Faltaría más. La mala señal te la daría el reconocerte.
Sabes lo que me gusta de la escritura (y lo que envidio de los que tenéis buena letra)? Que pese a que las formas son las mismas, cada vez el fondo es diferente. Escribimos igual las 'A', las 'B' y las 'C', hacemos casi exactamente iguales los puentes, las curvas y los puntitos de las 'I'. Pero en el fondo nada es igual, nunca.

Pues a ti te pasa lo mismo.

Y si no puedes escribir sobre este 2013... igual es que nunca existió. Igual ha sido un espejismo, una ilusión, un truco óptico orquestado por quién sabe qué malvado confabulador interplanetario.

Tal vez necesites distancia. Igual es solo eso.

Un abrazo.

Marc

Mónica PG dijo...

Pocas veces existe algo que consuele, quizás lo único válido es el consuelo mismo.
Malditos balances, parece que sólo sirven para reprocharnos lo que dejamos por hacer, lo que no supimos decir ni tuvimos el valor de amar.
Vive escribiendo, porque otros vivimos leyéndote.

Un beso fuerte. Bien escrito para que no se pierda.

Los viajes que no hice dijo...

Me habéis hecho llorar, los tres. Pero es que yo hoy estoy muy llorona.

Tengo suerte de que estéis en mi vida. Eso sí lo sé.

Manuel Barranco dijo...

Eres joven para hacer balances. Diría que siempre se es demasiado joven para eso. O mejor: que nunca es buen momento para perder el tiempo haciéndolos. Los papeles viejos no son para leerlos tú, son para que los lea otro. O para nadie. El gozo de haberlos escrito ya te lo llevaste. Ahora escribe más.

Los viajes que no hice dijo...

Eso tengo que hacer. Recuperarme. A ver si el año que viene lo consigo. Para escribir más.