lunes, 23 de diciembre de 2013

2013

El mejor culo del mundo. El Perseo de Cellini.
Como no te escribí, y casi no te fotografié, no te recuerdo. No demasiado. Sé que comenzaste con dos nacimientos: el de Marta, el de Marco. Fui a Florencia, a verle el culo al Perseo y a que Nerea me curara. Nerea me ha curado dos veces este año. Cristina también me ha curado dos veces. Y, como Cristina me curó dos veces y me dijo que me quiere el día del sorteo de Navidad (ella, que no lo dice nunca), me largué a verla, a Asturias, y descubrí por qué su vida sería peor sin Nacho. Ahora, en estos tiempos de mamporros, él me cuida mandándome canciones. Un correo de una línea o dos y una canción. De Bruce Springsteen, de los Rolling. A veces me hace llorar, pero nunca se lo he dicho.

Nerea en Florencia

Me fui a Granada a ver a la familia (hay familias de amigos que son tu familia, sí) y a estar con Ángel. Disfruté del teatro, como tantas otras veces: qué aburrido hubiera sido ser feliz. Bebí con Álvaro y me emborraché vilmente (y me hacía falta) con Ana, Bego y Nerea. Madrid son dos barrios y tres mujeres. Acudí al GRAF. Abracé, por fin, a Javier Olivares y a Christian Osuna y a Octavio y a Alberto y a Iñaki. David Aja me regaló una viñeta por mi cumpleaños. Álvaro Pons me corrigió un texto. No ha sido lo único que ha hecho, este año, ese tipo, ni lo único que seguirá haciendo el año que viene, espero. Y hoy, Manel Fontdevila me ha nombrado en su blog y me ha hecho sonreír mucho rato. Hubo muchos cafés los sábados y los domingos, con el grupo de siempre. Me regalaron libros.

Leí poesía y cómics. Muchos. De ambos. Entrevisté a gente interesante. Se me murieron otros. Javier Leoni, por ejemplo, y me quedé sin sus besos en los labios.

Llegó Raquel ("yo te vi y me enganché a ti", me dijo). Llegó Raquel, con sus ojos grandes y su confianza y toda su belleza y llegó Iván, que conoció primero unas letras y luego siguió escribiendo y supo del cuarto de atrás antes que de la luminosidad y la ternura y hubo franqueza y honestidad, mucha de ambas, sobre todos los temas que cuesta contar. También llegó Mónica, que ya no es (aunque lo sea y lo vaya a seguir siendo) mi dietista, sino mi amiga. Mientras me pesa y me mide nos contamos lo que nos ha ocurrido en las últimas tres semanas, apresuradamente. Y nos reímos. Nos reímos mucho juntas. De todo lo malo.

Y un día de abril, Ale y yo por fin nos abrazamos, después de cuatro o cinco años compartiendo mensajes fotográficos, charlas literarias, desahogos psicológicos, tutoriales y conocimiento. Me lo recordó él: que fue en abril, en Sevilla, en la Alameda, en el Bulevar, con un café y unas cervezas, porque a mí me parecía que habían transcurrido más meses. Este año también le veré más.

Hay veces que guardar silencio sobre algo se parece demasiado a mentir. Así que, cuando me caí y me rompí, yo, que no llamo nunca y que cuento pocas veces aunque no lo parezca, reuní a los amigos y les conté. A los viejos y a los nuevos. Me sirvió para conocer mejor a algunos y para constatar que tengo mucha suerte, siempre he sabido que tengo mucha suerte con la gente que me encuentro, ni siquiera sé por qué. Me acariciaron mucho rato en un sofá de Madrid, como si fuera una niña pequeña y, por primera vez en muchos años, me sentí protegida y acunada. Buscaron una wifi por Sri Lanka y me mandaron correos escritos en un avión. Luis me recordó su mucho criterio a la hora de elegir a la gente a la que quiere. Fui con Pupe a un balneario. Acudieron, de todas las maneras, cada uno a su modo, todos esos hombres y mujeres que hay en mi vida. Son muchos. Una veintena de gente que está pendiente de mí. A algunos, a los que están más lejos en distancia, los veré el año que viene, en Barcelona.

Y también le pondré nombre a las cosas que están mal.

8 comentaron:

Isabel Sira dijo...

Es curioso, y fantástico, que a ambas nos salven las personas, las grandes personas que tenemos la suerte de que nos quieran. Yo este año creo que no haré balance. Me ha dolido demasiado, todo. Prefiero quedarme con las personas que estaban y las que llegaron, quedármelas en el corazón.

Los viajes que no hice dijo...

Este año ha sido duro. Pero estamos. Y estaremos. Y eso es lo mejor que nos podía pasar.

Mónica PG dijo...

Es un honor encontrarme entre estos amigos que nombras. Sabes que si hiciera balance de mi 2013, tendrías un puesto más que significativo en todos y cada uno de los meses, porque siempre estás y eres un regalo.
Gracias, guapísima!

Los viajes que no hice dijo...

Qué bonito...
Y yo que pensaba que te había conocido en 2012... Ay qué horror...

Anónimo dijo...

¿También a tu nutricionista? ¡La memoria a corto plazo la tienes fatal!

Los viajes que no hice dijo...

Ya te digo...

Unknown dijo...

Olga, escribes tan bonito, que muchas noches leer tus palabras me trae la tranquilidad que el duro día me negó. Feliz 2014!!!

Los viajes que no hice dijo...

Creo que esto es lo más bonito que me han dicho de lo que escribo... :)