jueves, 7 de noviembre de 2013

Suicidios

Me suicidé por primera vez a los 25. No lo busqué. No lo busqué, no lo planeé, tuve más frío del que he sentido jamás, descubrí todas las maneras en las que podía actuar como un animal herido que solo busca un refugio calentito pero quiere matarlo todo y quiere matarse a sí. Cuando camino por algunos lugares de Madrid, de vez en cuando, durante algún minuto de esos días caóticos, de repente, por un lugar, o por una charla con una mujer con la que siempre acabo desnudándome del todo, recuerdo a dos personas a las que nunca he visto, a las que nunca veré, que ya no están en mi vida, pero que me suicidaron. Una a los 25. Otra a los 32. También me morí pasados los 30 y a los 35. Yo me muero de a poquitos.



La última vez fui todas y cada una de las cosas que me aterran ser y que desprecio ser.
Dejé de escribir.
Estoy intentando descubrir, en este preciso instante, si lo que no te mata te hace más fuerte.

4 comentaron:

Mónica PG dijo...

Chica, qué me encanta como escribes!!
Porque aunque sólo tú conozcas y sepas la intensidad y el contenido de esas muertes de a poquito, mantienes enganchada la lectura hasta el final y... que cada uno interprete lo que quiera.
Pero sí, es que Madrid es una maldita inspiradora. De lo mejor. Y de lo peor.

Los viajes que no hice dijo...

Una vez, una de esas personas a las que quise, a las que no vi nunca (no estos dos que me suicidaron, sino un tercero), me dijo que era muy críptica escribiendo. Intencionalmente críptica.

Yo siempre había pensado que soy transparente.

Qué curioso.

Madrid está muy bien. Y muy mal. Todo junto.

Paula dijo...

Pues deja ya de suicidarte, mujer, que la muerte en vida es muy jodida. Los errores están para aprender y no para revolcarse. De cangreja a cangreja, hay vida más allá de la nostalgia y los recuerdos. Es una cuestión de actitud. No les regales más textos a los que te trataron mal.

Los viajes que no hice dijo...

Es que tengo un radar, Paulita...