martes, 8 de noviembre de 2011

Se me fue Tomás Segovia


 Ayer se murió Tomás Segovia, sobre las dos de la tarde, ya no sé si en México o en España, pero nos hemos enterado hoy. Yo no supe quién era hasta que no le dieron el Premio Extremadura a la Creación en 2007. Fue a Plasencia a leer sus poemas y le leí, y le entrevisté. Salí de aquella entrevista con una mezcla de asombro, admiración, excitación sexual (luego se lo confesé, en su blog y por teléfono) y absoluta rendición. Luego compré sus libros, volví a leerle, le seguí. Pero no encontré ninguna otra excusa para volver a llamarle: a él, que me dejó claro que estaba sordo y que le tendría que perdonar que no me entendiera.

Me he enterado yo también esta mañana y se me han saltado unas lágrimas que solo han calmado la llegada de otros libros (Rubén, regalándome el primer tomo de la Narrativa completa de HP Lovecraft; los recetarios que pedí a Amazon y que en España no se encuentran). He vuelto a escuchar su voz, he vuelto a recitar sus versos y sigue dándome pena.

Qué solos nos quedamos cuando se muere alguien.

Tendría que aceptar que me reprochen
Si es que puede nacer ese reproche
Que siempre haya esperado mucho más que buscado
El amor la alegría la dicha el cumplimiento
Que nunca haya buscado aunque lo haya esperado
Pertenecer a nada

2 comentaron:

Palmiralis dijo...

Es curioso como sentimos estas muertes como nuestras. Un besito, amor

Los viajes que no hice dijo...

Un besito, cariño.