Me entero por Suntzu. Busco en Google, porque no me lo creo. No puedo creérmelo, a pesar de que lo lea, en las noticias de los periódicos digitales y en otros blogs. Ha muerto Ángel González. Ha muerto Ángel González. Ha muerto Ángel González.
No me hace falta releer ninguno de sus poemas, porque me sé varios de memoria. Ni recordar su voz rasposa y pausada. Ni mentar al tiempo que no me dejará -a él sí- entrevistarle. Ni contarle a nadie, porque ya lo hago aquí, que me he puesto triste y he querido escribirlo.
Ahora andará por otras tierras,
llevando lejos luces y esperanzas.
11 comentaron:
Nos quedan sus versos.
Yo también he tenido que repetírmelo varias veces.
Una lástima y una pérdida para el arte en general.
Yo también he querido dejarle un recuerdo en el blog. Tuve oportunidad de verlo una vez en El Escorial. Unos días en los que también estuvo Claudio Rodríguez, dos semanas antes de morir, y José Hierro, también poco antes.
Se nos van yendo.
A mi me gusta el poema de Inventario de lugares propicios para el amor.
Lo dicho en otros comentarios: quiero despedirme con una sonrisa:
ESO ERA AMOR
Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
Besosmil.
Y, como bien sabes, también lo ha hecho Pepín Bello.
Un saludo.
Pues sí.
Triste ¿no? :(
Es un vacío, una horfandad, acudí corriendo a sus libros, allí habita como en ningún sitio, la desolación que ahora nos acompaña a todos...
Sus ultimas fotos y videos en mi blog.
Os pego un artículo sobre el poeta del también poeta y amigo, Javier Marín Ceballos.
PARA QUE YO ME LLAME (ÁNGEL GONZÁLEZ IN MEMORIAM)
‘Para que yo me llame’ a mí mismo ser humano, y además me reconozca a lo lejos entre la hojarasca de las rutinas y de las cosas vanas y de los errores mil, y me encuentre a veces (y me encuentren mis amigos y hasta mis enemigos) entero y honrado, ‘para que mi ser pese’ y no me sienta perdido, solo y vacío como un estropajo abandonado en el cajón de los caramelos, han tenido que pasar por mi vida ‘hombres de todo mar y toda tierra’ como Ángel González. Y ‘cuerpos y más cuerpos fundiéndose incesantes’ y mentes y dementes jugando a lo de ser felices a la deriva de la risa y del amor.
De Ángel aprendí (aún no aprobé esta asignatura, pero lo tengo como el mejor profesor de alumno torpe) la contundencia de la voz baja y la palabra clara, tan limpias ambas que apenas ‘hacen un ruido melodioso’ como ‘dos cuerpos que se aman’.
Y de Ángel envidié siempre (no sé si con sana envidia pero sí con devoción al maestro que sabe vivir) su manera impecable de dejar de ser opaco funcionario que espera a los días de fiesta para contemplar las ‘grietas que el otoño forma al interceder con los domingos’, para transparentarse poeta a tiempo completo, poeta de guardia, que elaborará para los que seguimos atrapados en la querencia del pesebre un permanente ‘Inventario de lugares propicios al amor’.
Mi primer libro allá por 1985 lo encabezaba con una cita suya:
‘Cuando no sepas qué hacer, vente conmigo.
Pero luego no digas que no sabes lo que haces’.
Y eso es lo que haré, me iré contigo, Ángel, ‘sol ya ausente’, volveré a tus queridos textos y a tus poderosos silencios. Y con tus propias palabras, a las que dedicaste tu vida y señalaste el camino de la mía y de tantas otras, te digo:
‘No es que sienta tu ausencia el sentimiento./Es que la siente el cuerpo’.
Javier Marín Ceballos
Yo también me puse y sigo triste... Es que ni siquiera lo ví venir, pensé que sería inmortal aunque, en cierto modo, lo es. Lo será!
Seguro que vuelve a nacer y vuelve a llamarse Ángel González, así lo quería él. Y sí, nos quedan sus versos, lo triste es que esos versos ya son limitados.
-un verso en blanco por Ángel González-
Creo que nos ha dado pena a muchos... Gracias a todos, como siempre, por los comentarios...
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