Volví a bailar contigo y cambié un bolígrafo por un mechero. Siempre me traigo algo. El picor en la piel, las risas, los recuerdos y el fuego que uso para encender los cigarros con los que escribo.
Volví a bailar contigo y esto es una isla. Pero en la isla no existe nada más.
Después de la isla, sí.
Dentro, nunca. A no ser los abrazos urgentes, la necesidad de que te escondas en mí (sí, lo sé: es lo más bonito que te han dicho nunca), de ser un refugio o una balsa...
Dentro, me redescubrí. Redescubrí la apertura, la confianza, la entrega.
Vuelvo a repetirlo, porque lo constato. Es genial bailar contigo.
Un viaje por el mundo real de Stephen King
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El mundo de Stephen King está en su mente pero se pude tocar. Las novelas
del escritor norteamericano nos trasladan a lugares terroríficos y
fantásticos ...
Hace 5 días
2 comentaron:
Sin palabras. Tan sólo: yo también quiero volver a bailar con mi propio 'contigo'.
Bailar y amar dos verbos muy sinónimos
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