miércoles, 19 de junio de 2013

40

Jordi en acción, hace un par de años.

Ese tipo de ahí arriba es, posiblemente, la persona a la que más admiro. La primera vez que le dije te quiero fue durante una bronca. La primera vez que me lo dijo él a mí ocurría algo parecido. Hace unos meses, en septiembre de 2012, yo, que conozco el miedo mejor de lo que conozco cualquier otra cosa, andaba envuelta en pánico, el pánico más atávico, más real y más terrible que he sufrido jamás, volviéndome experta en síndromes extraños, en estudios genéticos en inglés, francés y español; en conexiones neuronales, en palabras técnicas y en enciclopedias de medicina. Me cogió de la mano y me arrastró a la cordura. Mi salud mental, los meses que siguieron, se la debo a él.

También le debo otras cosas. Que me hiciera investigar sobre fotografía, sobre las conexiones de la fotografía con la literatura y sobre la imagen como arte, y parte de mi capacidad analítica al abrir los ojos. Me gusta su manera de mirarme a mí. De cachondearse cuando le digo que no soy capaz de hacer algo. Esa fe.

Vive a más de 700 kilómetros. Nos hemos visto dos días, hace mucho. Organizó una quedada tremenda con alguno de mis fotógrafos imprescindibles, me llevó a una librería (hay muy poca gente con la que yo entre en librerías) y me mostró una luz hermosa que salía de un callejón. Le regalé un libro. Si ocurre algo grave (y han ocurrido un par de cosas o tres en todo este tiempo), se entera y me entero y estamos, que es lo único que se puede hacer cuando hay naufragios y hay tormentas. Alzar al otro, o confortarlo. 

Pertenece a ese grupo de personas a las que conocí de la manera más azarosa posible y se quedaron durante años. Mi vida, sin él, sería mucho peor.

Hoy cumple 40.

Algún día le haré un retrato que merezca el nombre. Y algún día le haré una foto a Pau.

Felicidades, niño. Por mucho tiempo.

4 comentaron:

Unknown dijo...

Que bien escribes, jodida.

Un gran tipo este Jordi. Per molts anys!!!

Anónimo dijo...

Pero qué preciosidad, chiquilla!! Palabras así creo que son uno de los mejores regalos que se puede recibir.

Jordi dijo...

Pues sí, es una preciosidad. Los regalos sinceros que van directos al corazón no tienen precio.

Sin embargo, creo que exageras bastante. No creo que me debas ni tu salud mental ni nada. Además, la amistad no entiende de deudas, es todo mucho más sencillo.

Y por si fuera poco, tú sabes que también has estado cuando yo he tenido miedo, sabes que has estado cuando el barco parecía zozobrar y también has estado para compartir mis alegrías. Eres demasiado generosa.

Para mí es una suerte que seamos amigos.

Me alegro que todo esté en su sitio.

Besos.

PS: Hay moderadores por todas partes.

Los viajes que no hice dijo...

Miguel, qué foto más rara...

Mónica, muchas gracias!

Jordi. Te aseguro yo que sí que te la debo. :P

Para mí también es una suerte.

Disfruta del día.