sábado, 7 de diciembre de 2013

Manos

Lucas y yo.
Las manos. Mano de dedos largos, de puntas cuadradas, un jersey negro, completamente abierta: el dorso de la mano con el que no se toca, ni se acaricia, el que queda a la vista cuando la apoyas en cualquier parte, el que sirve para que la cubra otra mano, para quemarse, la parte de ti más personal y más visible y más presta para la fantasía.
Las manos son el lugar donde comienza el juego.
Hemos aprendido a acariciar pantallas de móviles, a enviar abrazos a quien no puede abrazarnos, a pasar los dedos por un texto que no entiendes porque las palabras, a veces, no lo dicen todo. La yema de un dedo arriba y abajo y el corazón en la garganta. La garganta es el sitio donde se queda el corazón cuando lo que siente importa.
No me acuerdo de tus manos.