domingo, 19 de mayo de 2013

San Miniato al Monte I


Subimos -más escaleras- a San Miniato al Monte, en la que hay una tienda de productos que hacen -o venden- los monjes, pero cuyo horario, descubrimos, no se cumple. Entrar en esta iglesia es gratis. Los monjes visten de blanco. Si vas por la mañana (nosotras llegamos a la una) la luz se cuela en forma de haces por la ventana y crea una atmósfera maravillosa. Por la tarde, a partir de las dos y algo, cuando salimos, ya no se ve ese juego de luces.



Pero antes de llegar, de tomar aliento cuando se te acaba subiendo las escaleras, hemos estado tomando fotos de las calles de Florencia. Las calles siempre salen mejor con gente, pero a esas horas no pasa casi nadie. Cuando miro las fotos por el visor de la cámara, me detengo ante una: "Señor gusta", porque le he sacado una foto a un transeúnte que ahora pasa justo por mi lado, me escucha, sonríe y me saluda con la mano. Es un músico: muy guapo, por cierto. Me muero de la vergüenza, pero nos reímos un buen rato.

Señor gusta.

Una de las casas de Florencia
Llamador
Portero automático. Son muy típicos. Hay hasta postales.
Claro que en los nombres de los supuestos habitantes de la casa pone Michelangelo, Donatello, Giotto... 
En San Miniato, cuando bajas a la parte de la iglesia en la que están las reliquias del santo, hay un cartel que ruega que no hagas fotos. La gente las hace hasta con flash y yo comienzo a cabrearme más y más porque todo el mundo debería saber que no se pueden hacer fotos con flash en ninguna parte en la que haya obras de arte. Yo quito el aviso sonoro y las hago igual. Sí, soy así. Sin flash, claro. Con trípode.

Cripta y tumba de San Miniato

Descubro que mi hasta entonces infrautilizado Gorilla Pod es una auténtica maravilla, con su cabezal de rótula y sus patas que se mueven en todas las direcciones posibles. Disfruto como una loca fotografiando esa iglesia hermosa, que me parece la iglesia más bella en la que he estado jamás, por encima de catedrales, por encima de cualquiera. Además, cuando hemos llegado, había un monje en la puerta (otro tipo guapo: qué desperdicio), hablando con una mujer mayor a la que le enseñaba una foto o un documento en el móvil. Y, al entrar, estaban cantando.

Ábside de San Miniato
San Miniato al Monte es mágica.

2 comentaron:

pelicedu dijo...

Esto es lo malo de Sudáfrica. A diferenca de Florencia (Europa, Asia, etc) No tiene historia antigua, los pueblos son del siglo 18 y 19. Vamos que nada de pueblos con rincones, con historia, son pueblos jóvenes.

Una envidia vamos....

Los viajes que no hice dijo...

Sí, pero hay otras tradiciones orales, cuentos, historias, que sobreviven... Otra manera de vivir y de articular la sociedad que debería permanecer, pero que debe de estar oculta conforme a nuestro concepto de "occidentalización".

Habrá que bucear más ;)