martes, 26 de marzo de 2013

San Carlos de Bariloche como parada

El Cóndor de los Andes

Escribo en El Cóndor de los Andes, que es un hostel para mochileros en San Carlos de Bariloche, sin pretensiones, muy sencillo, pero con una atención exquisita. Carolina se llama la recepcionista: un encanto. Hemos ido a la montaña, ascendiendo en colectivo hasta el lago Gutiérrez, que todavía guarda la ceniza del volcán Puyehue, de Chile, y se ve nebuloso, nebuloso. Y luego, de nuevo en colectivo, hasta Puerto Pañuelo. San Carlos de Bariloche está a los pies del lago Nahuel Huapí. Más bien, el lago Nahuel Huapí está a los pies de Bariloche, hecha en la montaña, con esos autobuses urbanos en los que hay que sentarse teniendo un sitio delante, para poder agarrarse y no caerse al pasillo, de tantos bandazos que dan los conductores. Es una ciudad muy turística, puntera en esquí y, cuando comienza la temporada, me cuenta Anita, los esquiadores bajan la montaña al anochecer, con antorchas.

Intendencia de San Carlos de Bariloche


A mí me parece demasiado turístico y con no pocos problemas: cuando el micro (el bus interurbano) viene de Esquel, se ve el basurero y se ven las casas de chapa, de metal, de uralita, una detrás de otra, hechas con maderitas también, por gente muy pobre. Me lo advirtió Héctor, antes de venirnos, después de pasar dos días en su casa, en Esquel. Se me ha hecho el primer nudo en la garganta del viaje, nudo y lágrimas, mientras los veía a los dos en la estación, a Héctor y a María, María con un mate prestado, los dos sonriendo y yo pensando que no sé cuándo volveré a verlos...

Lago Gutiérrez, tras las cenizas del volcán