miércoles, 2 de enero de 2013

Abasto



El Abasto, o Abasto, es el mercado de abastos que estuvo abierto hasta 1984 y que ahora es un centro comercial. El mercado transformó la vida del barrio: se instalaron inmigrantes, se levantaron teatros, centros culturales diversos y muchos bares. Aquí vivieron Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese. De ellos no encuentro rastro porque todo, absolutamente todo, lo ocupa el morocho del Abasto, Carlos Gardel (por cierto, el Polaco Goyeneche es de Saavedra). Gardel está en las cocheras, en los filetes, en la esquina en forma de estatua, en el Café de los Angelitos...






Cátulo.




El tango era erótico aquí a más no poder: esta era la zona de burdeles de Buenos Aires a principios del siglo XX. Ahora no sé si hay prostíbulos, pero sí hay academias, teatros tangueros, está la Casa Museo de Carlos Gardel y en algunas fachadas hay dibujadas partituras.

Tinta roja

Aprendo que era gordete, el Gardel, que se pasó toda la vida luchando contra los kilos de más, pero que hacía ejercicio y luego se metía no sé cuántos platos de potaje entre pecho y espalda.

Gardel. Quién, si no.


Gardel, dice mi amiga Ana, cada día canta mejor. Yo lo estuve escuchando mientras volaba.


En el barrio, también, hay una importante cantidad de judíos ortodoxos. Eligieron el Abasto como núcleo de su comunidad y eso hicieron también armenios y árabes. Luego llegaron los italianos, por el mercado lleno de frutas. Ahora no hay comida: es un centro comercial con una zona recreativa para los más pequeños, el Museo de los Niños está también allá y hay una pequeña noria).



Es una de las zonas más turísticas de Buenos Aires por las paredes. Los filetes. El fileteado es típicamente porteño. Flores, cornucopias, colores fuertes, mucho rojo, mucha pareja bailando tango, paisajes con animales, espirales, banderines. Se usaba para embellecer los carros: ahora es un emblema. Y palabras: Ricardo Gómez, que es fileteador, dice que el filete es "un pensamiento alegre que se pinta".