martes, 11 de diciembre de 2012

X

Si vuelvo a ir, tú no estarás.
Y el lugar ya no será el mismo.
Porque no me prepararás el desayuno, ni te diré que el café americano es una mierda (porque no te lo he hecho yo), ni vendrás a verme al jardín para decirme que lo cuidas, que lo sigues cuidando, que no tienes ni idea pero que a todo se aprende y que nada es difícil ni te sentarás en mi mesa para contarme.


Si vuelvo a ir, tú no estarás.
Y te echaré de menos. Y brindaré por ti.

Me pasé veinte días, de hace dos años, diciéndote que te fueras. Vete. Vete de aquí. Vete ya.
Hoy me han contado que no esperaste al huracán.
Y no sé qué tal estarás, ni qué habrás encontrado después de diez años. Habrá tiempo para reconocer a los hijos. Y a ella, también habrá tiempo para ella. Para reconocerse.

No sé por qué, tengo la impresión de que todo será menos duro en casa. Dentro de un tiempo.