lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad

Lo he dicho muchas veces, que a mí la Navidad me gusta. Ni siquiera sé por qué, todos los años se lía alguna y hay ciertos ritos que yo abandonaría con gusto para instaurar otros. Pero me gusta. 


Ya no me importa hacer recuento.

Porque yo sé, porque lo sé y porque lo he sabido siempre, que tengo mucha suerte. Que no hay dolores tan gordos que no resistan una charla de media hora con Pupe. Que no hay pereza que me impida constatar que Raquel está cada día más guapa y más sabia y que no hay una nube que una sonrisa de María no pueda disipar. Que si ocurre algo grave, si me ocurre algo grave a mí, si le ocurre algo grave a él, Jordi llamará. Y estará Miguel. Que siempre habrá una comida con Ana en Madrid y tiendas de cómics con Gerardo, una frase certera de Begoña, un paseo y un par de porros con Nerea, un nuevo descubrimiento con Kois, una charla rápida con Joaqui y café y abrazos en casa de Maricarmen. Me podré recostar en el sofá de Charo una tarde de invierno, conectaré un chat y le comentaré a Marcos cualquier desarreglo y veré a Blanca cuando abandone el frío vienés. Me entusiasmaré con Belén, me reiré con Cristina, me iré a la terraza con Antonio, Nacho me enseñará sus libros, Miguel me besará en los labios cuando me vea en la redacción, tendré una habitación en Málaga con Raúl, hablaré hasta las tantas con Regina, y Cristina y yo nos seguiremos mandando cinco o diez correos al día llenos de fotos de pasteles. Volverá Noelia, como siempre vuelve. Y veré a Juli. Sonreiré mucho cuando lea a Nico. Carlos y yo desayunaremos el día de Nochebuena. Jandro y Mariana estarán siempre cerca y Miriam, que es su hija, me dirá que me quiere mucho y yo me emocionaré como la primera vez que me tomó la mano para bajar las escaleras cuando tenía dos años. Abrazaré a Ángel, aunque esté a ocho horas y a Jesús, aunque nos separe un mar. Y a Sira, a María y a Leo, a Julia, a Carmen, a Javi, a Antonio: ellos me construyen la Sevilla que amo y Sevilla sin ellos no sería la misma. La casa de Toni y Buby será un refugio. Y un día cualquiera, sin venir a cuento, volveré a pensar en lo que añoro a Quique y en las ganas que tengo de ir al Eslava con él y con Elena.

Y pensaré, como pienso ahora, que a pesar de los dolores que vengan y las traiciones y todo lo que ocurra, estarán ellos y estarán otros. Que siempre habrá una mano y ningún motivo para dudarlo. Que habrá nuevas aperturas, nuevos aciertos y nuevas equivocaciones y que la única constante de mi vida ha sido que, cuando he caído, siempre he caído en algo blando.

Porque yo no sobrevivo. Yo sigo viviendo mejor y más entera. Lo escribo por si algún día se me olvida.

11 comentaron:

Unknown dijo...

Porque no soy el Miguel que te besará los labios en la redacción, pero sí el Miguel que estará siempre por aquí, aunque sea virtual, como dice nuestro amigo Paco.

Porque a mí también me gusta la Navidad.

Porque me gusta como escribes.

Porque eres tú.

FELIZ NAVIDAD.

Los viajes que no hice dijo...

Sí, eres el Miguel que estará. Y me encanta que estés.
Un beso grande grande grande.

FELIZ NAVIDAD.

Ana dijo...

Feliz Navidad
:)
Muá!

Los viajes que no hice dijo...

Feliz navidad, cariño...

Regina dijo...

A mí también me gusta la Navidad, incluso este año.

Yo solo sé que no debe medirse la amistad y la intensidad de ésta por la distancia.

:)

Los viajes que no hice dijo...

Cierto.

Unknown dijo...

Qué bonitas palabras Olga. Emocionan. Respiran amistad por los cuatro costados.
FELIZ NAVIDAD.

Isabel Sira dijo...

Yo también soy muy afortunada.

Los viajes que no hice dijo...

Yo tengo mucha suerte con mis amigos, Lola... Bueno, también los cuido, o lo intento.

Arwen, lo sé. Nos vemos prontito, que Maricarmen debe de estar a punto de parir...

Recomenzar dijo...

Me ha encantado tu texto

Los viajes que no hice dijo...

Muchas gracias... :)