lunes, 17 de diciembre de 2012

Manuel Belgrano

Manuel Belgrano era militar. Un militar mujeriego que murió muy pobre -su lápida la hicieron con una mesa de mármol de su casa porque no tenía plata: todo lo donaba para construir escuelas, porque era un firme defensor de la educación en todas las clases sociales-. En su plaza, que es grande, hay un ceibo, con flores rojas: es la flor nacional argentina.

Ceibo

 Es curiosa, la historia de este señor. Estudió Derecho en Salamanca y Valladolid y fue el primer presidente de la Academia de Práctica Forense y Economía Política: como era listo, y prestigioso, el Papa Pío VI le dejó leer toda clase de literatura prohibida, excepto los libros obscenos: no le hicieron mucha falta porque su vida amorosa fue un tanto peculiar. De hecho, cuando Viviana comienza a contárnosla, yo daba por hecho que el señor era gay.

Estatua de Manuel Belgrano

Para ser militar, era avanzado (aunque, no lo olvidemos, era militar... a su pesar, más bien, según dijo él mismo -que quería un vestido que ponerse más que tener conocimientos en la carrera. Escribió una vez: "Que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres y que la justicia es solo para los ricos"). Fundó la Escuela de Náutica, la Academia de Geometría y Dibujo, impulsó la Escuela de Comercio y la de Arquitectura y Perspectiva y colaboró para que se publicara el Telégrafo Mercantil, que fue el primer periódico de Buenos Aires. Creó la bandera argentina, que le mandaron destruir porque le obligaron a declarar la soberanía del rey de España. No lo hizo. Luchó en varias campañas. En muchas. Y tuvo una vida sentimental fogosa. Se lió con María Josefa Ezcurra, que estaba casada; luego con María Dolores Helguero y Liendo, a la que prometió en matrimonio antes de que ella fuera entregada a otro hombre (y, por supuesto, la preñó, ya casada); se acostó con una francesa aventurera y provocativa y fue dejando hijos acá y acullá.

Las tres gracias. No: Belgrano no se lió con ellas. Que se sepa.

Escuchar ciertos relatos me hace darme cuenta de lo poquísimo que sé de historia.