viernes, 7 de diciembre de 2012

Llueve

Le dejé hacer, a ese tipo, cosas que no le había dejado hacer a nadie. Confianza, se llama. O estupidez. Da igual.
Luego, un tiempo después, durante mucho tiempo después, me volví una criatura asustada y cobarde. Me volví también otras cosas, pero no las voy a contar.

En Argentina descubrí a alguien que reacciona igual que yo. Nunca me he sentido tan aliviada.
Nadie tiene la culpa de mi inseguridad, pero que no me la potencie.

Llueve un poco, hoy.
Dentro también.
He dicho adiós en diciembre.


Y me da una pena tremenda.

2 comentaron:

Anónimo dijo...

Aquí también llovió ayer, mucho. . .

Qué diferente es la idea que tenemos de nosotros mismos y la que tienen los demás sobre nosotros. . .

La sensación de ser una criatura asustada y cobarde quizá sólo es eso y nada más. Una sensación personal. . . Una sensación que no se manifiesta, en absoluto, en el vivir de cada día. . .

Decir adiós a todo aquello que no sirve y nos hace daño, es para festejar. . . ¡¡bienvenido diciembre!!

Un enorme abrazo a tu alma!!

Náufraga

Los viajes que no hice dijo...

Eso es cierto: qué diferente es lo que nosotros vemos y lo que ven los demás en nosotros...

Y también es cierto que hay que decir adiós a lo que te hace daño y a lo que lleva haciéndote daño demasiado tiempo.

Aunque dé pena porque una es así de tonta, oye.