sábado, 19 de febrero de 2011

Pablo


Nunca le voy a perdonar que tenga diez años menos que yo. Le puedo perdonar que escriba como escribe, que lea más que yo; que además de interesante sea guapo y que le brillen los ojos cuando sonríe. También que no nos hayamos encontrado después de cuatro o cinco años de relación cibernética. Pero nunca que tenga diez años menos que yo.

La mitad de lo que soy está hecha de palabras.

Algún cuento suyo me hizo llorar.

Verlo siempre me hace retroceder. Una década. Una década justa, la que le llevo. Recuerdo una charla sobre sexo, teórica; una sobre por qué no hablo de libros; una sobre si el amor... si el amor es... sobre qué es... y cómo...

La otra, de música y cine.

Le  conocí hablando de cine. Y por un blog. Para eso sirven estas cosas, a veces. Le gustan Calvin & Hobbes y sale de las pelis de Antonioni con la mirada limpia. Con la mirada despierta. También ama a Hopper. Como yo. Y lee en los trenes. Me imaginó tomando un té rojo y me preguntó por qué se escribe. Hay mil respuestas para eso. Porque somos unos inadaptados, cariño; para no volarnos la tapa de los sesos; para que el dolor no nos gane; porque nuestras vidas no nos bastan y porque queremos averiguar lo que sabemos.


Yo siempre perdía y no paraba de aprender.

Compartió conmigo su primer trabajo.



Un tiempo después me envió su primer libro.

Lo que mejor sé de Pablo es que me gusta. Y que es mucho más valiente que yo.

(¿Sabes? Una vez quedé con alguien porque me recordó a ti).

Querría una cámara para este tipo de cosas. Para pensamientos, dolores y escalofríos. Pero como no las hay, lo escribo y así se me olvida menos. La única cámara que tengo es una cámara de palabras, que sólo retrata recuerdos.

Te hubiera gustado Nueva York.

Las palabras en cursiva son suyas. Yo no escribo así.

6 comentaron:

serendipia o hallazgo inesperado... dijo...

La edad nunca debería ser un problema y sin embargo nos empeñamos en que así sea...

Estuve enamorada como nunca en mi vida de una mujer casi veinte años mayor que yo...y luché hasta el final por ese amor...demasiados...no puedo perdonarte la diferencia de edad...pero me queda lo vivido...que fue mucho...

Me ha removido leer lo que has escrito...y sabes...solo tenemos una vida...eso es lo que NUNCA debemos olvidar.

Un abrazo.

Los viajes que no hice dijo...

Supongo que depende de quién. Yo tengo una máxima: no me lío con nadie que se lleve con mis padres menos años que conmigo.

Al final, la edad es orientativa, pero no determinante.

De todos modos, lo que me traigo con Pablo a cuenta de su edad es una especie de "amor platónico" de broma que él entiende perfectamente.

Pablo dijo...

Y yo siempre digo que algún día me lo perdonará...

¿Algún cuento te hizo llorar? ¡Eso no lo sabía yo!

Solo puedo decir que gracias por todo, las conversaciones, el apoyo, el té... Por todo :)

Los viajes que no hice dijo...

Tú siempre dices que la juventud se cura con el tiempo.

¿No lo sabías? Creo que te lo dije. Pero como lo borraste antes de que yo lo copiara... ¿Recuerdas? En tu fotolog (dios, han pasado AÑOS de eso)... Tenía una foto de unas manos. Era una especie de cuento de Navidad.

Me lo podrías mandar por correo, oye.

No sabías eso... y que quedé con alguien solo porque me recordaba a ti.

:)

Isa dijo...

Cómo me alegra este post... cómo lo esperaba... :)

Recuerdo ese té rojo leyendo, ése que nunca sería rojo.

Pablo, tú sigue escribiendo, que tenemos que leerte, te lo tengo dicho... :)

Besos!!

Los viajes que no hice dijo...

No, nunca será rojo :)
Y sí: espero que Pablo siga escribiendo.
Gracias por "manifestarte", niña.