jueves, 17 de febrero de 2011

El tiempo


Si estuviera ahora mismo mi hermano disponible, hablaría con él sobre el tiempo. Sobre la mecánica clásica, la relativista, la filosofía del tiempo, eso que no existe y que se da la vuelta sobre sí mismo. Las primeras páginas de todas las historias, que luego...

Mi pasado es solo lo que yo recuerdo y lo demás no existe.

La memoria, que es lo mismo que el tiempo, a su modo, me ha hecho pensar en mí siempre con la misma edad que tengo en el presente, aunque recuerde hechos que ocurrieron hace diez años, durante los cuales, sin duda, estaba más delgada y vestía gafas. Me instalé en una vida que creo adolescente simplemente porque no me casé, ni tengo pareja (ni la he tenido nunca y a estas alturas no me veo acoplándome a alguien, cuando ni siquiera sé cómo afrontar con serenidad ciertas nuevas relaciones) y ni siquiera sé si eso detuvo el tiempo. Por mucho que yo viva pendiente de un reloj: a las ocho inglés, a las siete y media natación, a las cinco y cuarto correr, a las diez llego a casa y echo de menos hablar contigo.

Nunca sé qué pasará mañana, pero da lo mismo porque nunca ocurre nada. Las semanas siguen transcurriendo lentamente y los meses tan rápido que comienza a dar vértigo. Al final lo único que va a quedarse siempre es el miedo.

Pero del miedo y el tiempo, a la vez, nadie habla nunca.

El reloj es el del Parlamento de Ottawa. La foto es mía.

12 comentaron:

Manuel Barranco dijo...

Y otro jironcito....
Gracias, Viajes.
Cuídate.

Los viajes que no hice dijo...

Es una reflexión, de todos modos. Es que he entrevistado a Julio Llamazares y resulta que su próxima novela va sobre el tiempo. Y he estado leyendo del tiempo. Y pensando sobre el tiempo.

Y al final ha salido lo que le ha dado la gana, como siempre.

Me cuido. Y tú también me cuidas. Un beso.

Regina dijo...

Yo podría hablarte delmiedo y del tiempo conjuntamente durante horas.

Sí, algunos lo hacemos.

Los viajes que no hice dijo...

Yo no sé si lo he hecho. Pero hablar del miedo suele conjurarlo, las más de las veces. Y no tengo ganas. Que sea lo que tenga que ser.

Nodicho dijo...

Supongo que escribir conjurar el miedo porque es una manera de hacer, de actuar; y actuar siempre diluye un poco el miedo, porque nuestra mente siempre es más potente que la realidad.

Abrazos.

Los viajes que no hice dijo...

Nuestra mente es una putada, Cable: al menos, una mente tan... huy, no sé cómo definirla... como la mía... :)

Abrazos, muchos más.

Unknown dijo...

"Mi pasado es solo lo que yo recuerdo y lo demás no existe." Qué gran verdad. Así ¿cómo se me va a dar bien a mí la historia? Pues cuando el reloj nos lo permita hablamos del tiempo, del miedo... y de la valentía también, claro. Muchos besos, guapa.

Los viajes que no hice dijo...

Debe de ser uno de los temas "atañedores": es hablar del miedo y vuelvo a tener comentarios :)

Un beso, guapa. Este fin de semana me quedo a ordenarme. Lo necesito.

alelo dijo...

A mí, por circunstancias personales, últimamente no me da tiempo a pensar en el miedo.

Un beso.

Los viajes que no hice dijo...

¿Porque estás ocupado o porque te ha cambiado la vida?

Unknown dijo...

Te ha salido un post muy británico: a los de las islas les encanta hablar del "tiempo".

Y a mí me ha salido un comentario muy británico: el miedo y el dolor no se deben tocar más que tangencialmente.

Siempre me ha corroído una duda: si el tiempo es la cuarta dimensión del espacio (parece ser que lo dijo Einstein), ¿Es la narración un caso particular, un subgrupo, de la descripción?

Los viajes que no hice dijo...

¿Es la narración un subgrupo de la descripción?
Yo siempre lo había planteado al revés. Pero al fin y al cabo, si se narra, se describe, ¿no?
En lo del tiempo y las dimensiones, ya me pierdo. Me encantaría tener una mente matemática (o una mente, sin más), pero hay conceptos a los que no llego. Ni de lejos.
¿Estoy narrando, describiendo o confesándome?