jueves, 13 de enero de 2011

Baila


Hay un cierto tipo de intimidad que solo se consigue dentro de los exiguos márgenes de una cama. En realidad el lugar no importa, aunque deberíamos alzarle un monumento a los hostales. Importan el ritmo y la piel, el descubrimiento del mapa que trazan los poros del otro; dejar de mirar a los ojos para empezar a mirar un ombligo; besar el corazón, que se te metan dentro. Parar de pensar. O no. O seguir pensando, verbalizar en silencio lo que piensas, o lo que sientes: la humedad que te baja, la que sale de él; los dedos en las cuerdas; la justa eternidad en que los labios se acercan pero ni se han rozado todavía, las reacciones del cuerpo que crece y se estira y las adivinanzas y comenzar a temblar y los caminos del sartorio y del deltoides.

Y las palabras que se dicen dentro de una cama cuyo tono no podrás repetir con nadie más. Aunque las digas. Porque al final él te estará escribiendo y dibujará parte de lo que tú eres. Y habrá dolor, pero no importará y entrará dentro de ti para que descubras que eres tú la que está entrando y te turbarán las preguntas y todo habrá acabado para comenzar de nuevo porque a veces todo el mundo está dentro de los exiguos márgenes de una cama y fuera de una piel y otra piel no existe nada más.

Baila, niña. Baila mucho. Baila todo lo que puedas.

Este mensaje está dedicado. Y ella lo sabe.

Imagen de Matthew Dolls.

11 comentaron:

Isabel Sira dijo...

Y, aparte dedicatoria, ¿algo que contar propio?

Los viajes que no hice dijo...

Qué va, hija: yo no bailo desde...
desde...
se me ha olvidado el tiempo que hace...
¿Un año? ¿dos?
Qué pena de cuerpo desperdiciao, oye. Pero qué pena.

Regina dijo...

¡A bailar, a bailar, a bailaaaaaar!

Todo el mundo debería bailar un ratito para reducir el estrés, coñe.

Viajera, ¿has probado a apuntarte a cursos de bailes de salón? ;)

Los viajes que no hice dijo...

Yo los bailes de salón me los hago sola.
Además, ya sabes que en esto estriba una más de mis rarezas: no tengo compañero que no piense que puede llevarme... y que luego descubra que no me puede llevar.
Creo que eso les resulta frustrante. Supongo.
Tendré que preguntar. Porque no lo sé.
Quién me mandaría a mí nacer tan rara, oye. Vaya mierda.
Eso sí: los demás, que bailen mucho.
Que echar un polvo reduce el estres y pone una buena cara...

Unknown dijo...

Bonito texto y bonitas reflexiones.

Eso sí, en el último párrafo, o pones una coma o más de uno se nos ahoga!

Un beso.

Regina dijo...

Me vas a hablar a mí de nacer rara, hija... :P

Los bailes de salón también sientan bien, oye.

Los viajes que no hice dijo...

Miguel, quería hacer algo así como la pérdida de aliento que siente uno cuando está echando un (buen) polvo... :)

Random, en esto que te digo tú eres de lo más normal. Yo no. Ya me gustaría.

A mí bailar (bailes de salón) no me sienta bien: soy un pato.

Fco. Gil dijo...

A mí no me importaría echar contigo un par de... piezas, como se decía antes cuando se bailaban los "agarraos".

Los viajes que no hice dijo...

¡!

una pareja feliz dijo...

.. me ha encantado.. cien mil gracias por describir momentos que sólo si se viven se reconocen en tus palabras. me has hecho cerrar los ojos y recordar muchas sensaciones cuando "bailo", te lo agradezco mucho. besos preciosa

Los viajes que no hice dijo...

:)
Pues baila mucho. Con velitas. Un beso, guapísima...