lunes, 6 de diciembre de 2010

Nombre y apellidos

Mi viaje a Nueva York tiene nombre y apellidos. Los de un chico medio rubio y de ojos muy azules, que posee una sonrisa a ratos muy dulce, a ratos muy irónica, y una voz que le cambia muchísimo dependiendo de si habla en inglés o en español. Me gusta verle hacer cosas: preparar un sandwich con ingredientes de Trader's Joe para la cena, recoger la compra, alzarse el cuello de la camisa para colocarse la corbata, tirarle la pelota a Boule para que la recoja, sostener una cámara de fotos, hacer el café, fregar los platos. Y oírle hablar.



Ayer estábamos con Boule, dando vueltas y más vueltas:
-Tienes mucha paciencia porque estás aquí conmigo...
-Yo siempre estoy donde quiero estar.
-Pero estás de vacaciones y sacas conmigo al perro... ¿Siempre estás donde quieres estar?
-Sí. Me lo prometí hace mucho tiempo. Vamos a ver, trabajo y esas cosas, pero, en mi tiempo libre, siempre estoy donde quiero estar. Ten la completa seguridad de que si estoy ahora contigo es porque prefiero estar contigo antes de hacer cualquier otra cosa en el mundo.



Hoy me he dedicado a ir de compras. Pasé por las tiendas que he mirado sin verlas. He acabado en casa a las seis de la tarde, cargada con bolsas (libros de la Strand, libros de la Biblioteca Pública -al final no me he resistido y me he comprado la Marvel Comics Guide to New York City-, la Barbie de Leticia, regalos varios). He acabado en casa a las seis de la tarde y menos mal que me apetecía irme temprano para estar con Robert, porque se ha puesto a llover furiosamente: tengo los pies chorreando. Por la mañana, por fin el Puck Building y todos esos lugares plagados de los turistas que no he visto, por ejemplo, en el Greenwich o en el Historic Richmond Town. Todo plagado: no me gustan las multitudes, yo a la gente la prefiero de una en una y ni siquiera así estoy del todo cómoda.

Ahora estoy con Boule, que reclama mis caricias.

13 de septiembre.

2 comentaron:

Manuel Barranco dijo...

Siempre estoy donde quiero estar.

Es una buena máxima como filosofía de vida. Y qué difícil de cumplir...

Los viajes que no hice dijo...

No, no es tan difícil: en tu tiempo libre, puedes estar donde quieres estar...

A veces no podrás estar donde quieres, pero estarás en otro lugar (y, sobre todo, con otra gente) que también te apetezca.

Pero, ¿quedar con alguien a quien no te apetece ver?

Nunca.