miércoles, 9 de junio de 2010

Cómo se gestiona el dolor


Llevo mucho tiempo conmigo misma. El suficiente como para saber de qué manera actúo cuando algo me daña y la mejor de hacer que pare.
Contarlo.
Hay quien lo llama sacarlo a pasear.
Hay quien no lo ve bien.
Lo siento por ellos.

A mí me iba peor antes.
Mucho peor, dónde va a parar, cuando era silenciosa y nadie sabía nada.
Si lo escribo, lo expulso, porque generalmente a estos temas, con mis amigos y delante de un café, les doy quince minutos antes de sentirme completamente estúpida.
Hablar no se me da.

Imagen de Linda Cronin.

17 comentaron:

Fco. Gil dijo...

Ya sabes que me gusta cantidad leerte y hacía mucho que no tenía el placer, porque estabas ausente. Lo que ya no me gusta tanto es tener que leerte tan dolida.

Los viajes que no hice dijo...

No te preocupes. Ya no estoy dolida. Sólo era un texto que escribí porque alguien me dijo que había paseado el dolor. Y yo el dolor y la alegría pues los paseo como me da la gana. Y, de hecho, pasearlos ha sido la manera de poder decir, una semana después, que ya está todo bien. Que no merece la pena perder la alegría.

Regina dijo...

Lo has hecho muy bien, niña. Mejor de lo que pensabas que lo ibas a hacer. Y, ¿sabes? Yo también lo he hecho bien, mejor de lo que pensaba. Por lo menos he sido capaz de escuchar.

Luc, Tupp and Cool dijo...

El dolor, no sé. Yo el dolor siempre me lo gestiono para adentro, pero no como una pena muy honda sino como una herida incurable. Y eso es malo. Admiro a la gente que sabe compartirlo. (Me emociona ver la cara destrozada de una amiga mía, que acaba de perder a su hija, buscando nuestra compañía y nuestro consuelo, aunque sean sólo como una gotita de agua dulce en su mar de lágrimas. Yo creo que me encerraría en mí misma y sería incapaz de hablar con nadie).

La alegría, la confianza, la felicidad (esa pequeñita, que te llega a trocitos), lo bueno que me pasa, sí me gusta compartirlo, contarlo, disfrtutarlo con los demás, si ellos quieren. El dolor, no.

Pero lo que de verdad me gustaría compartir es la rabia, el cabreo que me producen muchas cosas e incluso mucha gente. Gritar a los cuatro vientos lo mal que me parece, lo malos que me parecen, lo deshonestos, lo imbéciles, lo que sea. ¡Ahí sí que necesitaría yo desahogarme!

:) En cuanto a cómo cuentas tú tus cosas, Viajerita, pues, como siempre, divinamente. Con delicadeza, con elegancia, con sinceridad... No es pasear el dolor, es transitar por él, hasta que lo superes.

:)

migrante dijo...

Hace dos años y medio yo gestioné mi dolor creando un blog. Fines del 2008 lo "cerré", y en su interior dejé todo el "paseo" de mis penas.
Luego empecé con otros dos porque entendí que ese dolor había desaparecido gracias a la fuerza que me dieron los seres que me visitaban y que en realidad, más que perder, he ganado y mucho, porque entre los nuevos amigos hay personas como tú.
Besos.

Ana dijo...

Lo que le parezca a los demás tu gestión del dolor es un asunto de los demás.
El dolor es tuyo, como la rabia, la impotencia, la ironía o el cachondeo. Y lo gestionas como te sale del pirulí, qué coño!!

Te debo unas letras, pero "estoy en problemas", miamol, así que lo mismo tardo un poco.

Hace algún tiempo sufrí algo parecido... algo incomprensible, algo más que una despedida, más bien una traición muy rastrera. No lo gestioné nada bien, y creo que la herida cerró en falso. A día de hoy no soy capaz de resolverlo, simplemente, cuando acude a mi cabeza, lo expulso con maldiciones de las que me enseñan mis gitanillos "te den unas calenturas que se te derrita la hebilla del cinturón" y tal...

No resuelve, pero alivia y da la risa.

Cuídate. Tú no necesitas ratillas de cloaca. Tú eres grande y hermosa y tienes que adornarte de eso mismo.
Tus amigos te adoran, agárrate fuerte.

Besos muy grandes. Sabes que estoy contigo.
Muá.

Chesku dijo...

Siempre he pensado como tú, las ruinas internas hay que retirarlas para que no nos entierren los escombros...siempre cuento todo a todo el que me quiere escuchar. Es natural. Es necesario. Es vivir. Si no se hace, se corre el peligro de la autocompasión y la autodestrucción. Todos los humanos necesitan ayuda, alguna vez. Me alegra tu vuelta. Un beso

capitanlio dijo...

El dolor del corazón suele desaparecer, en el momento que lo vas contando , cuando lo vas aireando y ves que te prestan atención, ese dolor se convierte en algo reconfortante, saludos desde Sevilla

Nodicho dijo...

Yo hacía mucho que no escribía sobre nada, y hoy lo he hecho sobre algunos de mis recuerdos. Lo que antes de escribir era algo desvaída y sin mucho sentido, después se ha convertido en algo vivo, enigmático y en una pieza que atesoraré para mí mismo. Escribir hace eso a las cosas, las refuerza o las deja ir, según lo que desee quien escribe. Así que bien hecho :) Y esa sabiduría la llevabas transmitiendo tú desde siempre, al menos desde siempre que te leo, y es curioso que haya tenido que pasarme tanto tiempo sin escribir para darme cuenta de ello, en carne propia.

Unknown dijo...

Yo diría que hablar se te da mucho mejor de lo que piensas, pero tú sabrás.

Unknown dijo...

Por cierto, me debes una crónica de cierto evento, que sé que tomaste notas y ahorita ya estamos de vuelta y podemos leerlo en cuanto lo publiques.

Kupe Karras dijo...

Animo! Yo también estoy muy dolorida y he retomado el blog para sacar el veneno que llevo dentro. Ayer he desatado cabos con mi último drama amoroso... entre todos podemos remontar esto y mucho más. Un beso!

Isabel Sira dijo...

Hablarlo, escribirlo... lo que sea con tal de echarlo fuera. Y quien no lo entienda, que beba agua... O que lo escriba :P

Suntzu dijo...

A mí tampoco se me da lo de hablar.Y últimamente no tengo tiempo para escribir. Así me va.

Te ha quedado un texto precioso.

Los viajes que no hice dijo...

Random, tú sí lo haces bien, siempre.

Tupp, esto va en gustos. Yo lo saco a pasear hasta que se me olvida. Si lo rumio sola, tardo más. Lo he comprobado. Sobre todo cuando el dolor está mezclado con ese sentimiento tan raro de injusticia ("no, no me merezco esto") y de rabia ("pero serás cobarde"...) y de mazazo ("y yo cómo no me di cuenta de esto antes": eso tiene respuesta: soy de efecto retardado). Depende de los dolores, también. Yo lo cuento, no doy la coña, pero lo cuento. Lo cuento diez minutos y luego ya está.

Migrante, qué bien viene escribir para gestionar el dolor...

Tormento, eso digo yo: que la gente para qué se mete con la manera en que tú haces las cosas. Digo. Ya sé que estás. La visita tendrá que esperar, porque estoy en modo ahorro, que mi viaje a Nueva York se va a llevar una pasta gansa...

Chesku, qué ganitas de darte un abrazo gordo gordo...

Capitán Lío, no desaparece. Se diluye. De vez en cuando vuelve. Yo soy lenta en olvidar.

Cable, no te dije nada en tu texto por una razón que ya te diré. Pero lo he leído. Y me gusta que escribas de ti.

FLaC, ejem. Gracias, guapo. Te debo una crónica, pero no me he traído la libreta. Tiene que estar en Mérida. Ay qué lío. Tampoco puedo hacer crónica de mi cumple porque no puedo revelar aquí las fotos. Ay qué jaleo tener dos casas.

Kupe, eso: a ver si el dolor nos sirve para escribir más. Un abrazo grande, amor.

Arwen, pues también es verdad. Si sabemos cómo se va, ¿por qué no hablarlo, por qué no escribirlo?

Suntzu, sácalo de donde sea. Y te vacías que es un gusto...

À toa dijo...

Recuerda: tú decides... : )

Los viajes que no hice dijo...

;)