viernes, 4 de julio de 2008

Oración última

Que no tengo alma de aventurera, que me cuesta arrancar, que necesito seguridad económica y que siempre me pongo en la peor de las hipótesis es algo que todo el mundo sabe a poco que me conozca. Pero también que las verdades inmutables me duran un segundo y que hay veces que una frase puede dar al traste con todo mi planteamiento anterior. Hace un año compré un libro de fotografía de viajes. Hay un capítulo que se llama "Viajar acompañado": "Centrarse en la fotografía durante unas vacaciones familiares o en un viaje organziado puede ser todo un desafío. Los itinerarios en grupo raramente se adaptan a las necesidades de un apasionado por la imagen (...) Una solución sencilla para adaptarse a los demás sin dejar de darle prioridad a la fotografía es levantarse a hacer fotos antes del desayuno. La luz suele ser la mejor, la actividad en las ciudades y los mercados está en su momento más intenso e interesante y no se molesta a nadie del grupo".

Es cierto: esperar a que alguien saque una foto, o quiera volver al mismo lugar más tarde; o captar una imagen de un monumento cuando amanece, cuando atardece y cuando ya es de noche, puede resultar un auténtico tedio. Si uno va solo, no le tiene que dar explicaciones a nadie, ni tiene que adaptarse a un recorrido que no ha planificado él mismo, ni supone un estorbo para los demás. Como soy de extremos he pasado del no quiero viajar sola al me molesta todo el mundo. Porque realmente sé que un par de cuadernos, bolígrafos, algunas guías y novelas sobre el lugar de destino y un equipo fotográfico es cuanto necesito para descubrir Viena, Buenos Aires, Transilvania o Chipre. Y, por la misma razón, luego podría plantearme vender lo que escriba a alguna revista de viajes -que hay cientos- o hacer un reportaje sobre un tema -los mercados de Asia, templos del mundo, grandes librerías- cuando tenga material suficiente, pasados unos años.

Claro que para eso me hacen falta un trabajo, un mes de vacaciones e ingresos estables y suficientes. O que me toque la lotería.

Santa Primitiva, atiende a mis ruegos, amén.

Imagen de Mr. Dmnt. Buenos Aires.
Imagen de Chodaboy. Transilvania. Castillo de Drácula.

6 comentaron:

Regina dijo...

Cómo me gusta verte así... :)


Aunque esos cambios de humor y de perspectiva me despistan un poco.

:D

Los viajes que no hice dijo...

No tengo cambios de humor, niña. Una cosa es lo que escriba y otra bien distinta, cómo esté yo. Generalmente suelo tener buen humor (o, cuando menos, un humor tranquilito) y ser bastante feliz, incertidumbres laborales incluidas. Lo de los cambios de pensamiento, a la fuerza ahorcan. O me mentalizo, o me amargo y no salgo de mi casa. Que a este paso, lo del título de mi blog se va a convertir en una profecía...

Regina dijo...

Bueno, hija, es que yo tu humor sólo lo puedo conocer or aquí. Y a veces es muy difícil saber de qué humor estás por lo que escribes. Dejemos mi utilización de la palabra "humor" como sinónimo de "estado emocional". ¿Sirve?

;)

Los viajes que no hice dijo...

Ah, pues vale. Estado emocional. Me gusta más. Lo que ocurre es que no sé escribir textos felices, la verdad, ni graciosos, creo.

Isabel Sira dijo...

Nada, que me vale tu texto para convencerme de que ir a UK alone is the best choice... La verdad es que cada vez tengo más ganas de ir, me voy a poner YA a planificar el viaje...

Los viajes que no hice dijo...

Planifica, porque cuando te cuente la última, yo creo que voy a tardar años en irme de viaje... No sé ni dónde me va a tocar vivir, con eso te lo digo todo. Qué cansancio, hija...