viernes, 23 de mayo de 2008

El oficio (I): el proceso

Una vez viví en un sitio donde la gente dejaba los estudios. Yo jamás me lo planteé: es más, nunca existió existía la posibilidad de plantearlo: no hubiera sido siquiera un pensamiento extraño que no se transmite por miedo a la reacción de tus padres. Simplemente, no era. No se pensaba. No encajaba en los exiguos márgenes de la realidad. Hacer la EGB, ir al Instituto y pasar a la Universidad era un camino marcado en el que no entraba la FP tampoco y del que no se podía salir uno. Ni quería, porque menudo desprestigio -personal, ojo: no social- no servir para los estudios: fracasar en algo que costaba tan poco. Realmente fue eso: a mí nunca me costó, salvo algunas asignaturas -Matemáticas, Física- que salvé como pude. Hice Periodismo para largarme de mi casa y porque otra carrera no hubiera sido tan bien recibida. Al fin y al cabo yo escribía, saben, desde que pude empuñar un boli -me han sorprendido siempre mucho los que dicen que comenzaron en la adolescencia: qué tarde- y en Periodismo se escribe. O eso pensábamos.


Luego, descubrí. Que te cercenan el estilo porque muchos piensan que, si escribes bien o si adjetivas, estás manipulando y que se enarbola la bandera de una objetividad que no existe. Ni siquiera se ponían de acuerdo los profesores en eso: la mayoría no habían pasado por un medio de comunicación en la vida y estaban esas dos áreas enfrentadas: Periodismo y Filología. Y los del Opus (que copan todas las Facultades de Ciencias de la Información). Huelga decir que el grupo de los filólogos era mejor: pero enseñaban otras materias.

Pasé por la Universidad y estudié cosas como Estética -después de dos notables y una matrícula de honor sigo sin saber qué demonios es-; Sociología; Literatura Española -con una profesora que dictaba hasta las comas de los apuntes-; Literatura Universal -con un genio del que se quejaban porque no daba apuntes-; Propaganda Política o, atención, Configuración Tecnológica de los Procesos Comunicativos. Aprendí muchísimo de algunos profesores (no más de cuatro, pero qué cuatro) y mis amigos me pusieron en las manos unos cuantos libros y algunos conceptos.

Éste es el primer escollo: la Universidad. Unos planes de estudio absurdos con asignaturas cuatrimestrales en las que no se profundiza y una inmensa mayoría de docentes que te obligan a comprar sus libros y que estarían mejor dedicándose a otra cosa. Salvé todas las asignaturas estudiando el día antes del examen, a partir de las doce de la noche, con una Coca-Cola y un paquete de tabaco, salvo dos o tres que concentraron todos mis esfuerzos y que me volvían una investigadora en potencia. No tiene mérito ni es chulería: mi carrera es muy fácil, asombrosamente fácil y a mí siempre me ha dado lo mismo un cinco que un diez. La primera regla del juego implica aprobar. No aprender. La segunda regla del juego implica un examen escrito y yo en eso siempre tuve ventaja: el sistema me beneficia. Aunque sea aberrante.

Volví un par de años más tarde, después de jornadas laborales de catorce horas seis días por semana (un día eché la cuenta: la hora me salía a 238 pesetas. Una limpiadora, por aquellos entonces, cobraba 1000) y vi a todos esos chicos. Como nosotros. El mundo en la palma de la mano, las verdades inmutables, la pasión por hacer cine, por contar una historia, por irse a la guerra. Y pensé: pobres.

8 comentaron:

Isabel Sira dijo...

Poco más que añadir, salvo que siempre que alguien me dice que quiere estudiar periodismo, le digo, si quieres escribir, escribe. Y luego trabaja en algo que te permita vivir y escribir.

Regina dijo...

Hoy te contesto por párrafos porque tengo algo que decir en todos.

1.- Supongo que a mí me pasó algo parecido. Nunca fui buena estudiante (más bien mediocre) y fui dando tumbos de curso en curso. Repetí dos y casi repetí cuatro, pero no me importaba demasiado. Era como si mi cabeza me dijera que o sí o sí, pero tienes que ir pasando cursos porque no hay otra, porque el orden es EGB, BUP, COu, universidad, como hicieron todos en casa. Como a ti, se me enquistaron las dos asignaturas malditas de ciencias para todos los de letras: matemáticas y física. Pensé en estudiar Periodismo, lo pensé durante mucho tiempo, pero abandoné la idea porque yo no quería escribir noticias, yo quería crear, que es más lo que hago ahora. Después de debatirme entre Opus o Jesuitas acabé en los últimos estudiando Humanidades-Comunicación y dejando de lado Comunicación Audiovisual. ¿Por qué? Porque en HUCO me prometieron crear

2.- y 3.- ¿Creé? Supongo que sí. Tuve asisgnaturas muy prácticas. Muchos talleres, trabajos en grupo, experimentos varios por ser la primera promoción y muy poco estudio. Chapadas las justas y el último día. SI acaso tocaba chapar las asignaturas de Humanidades, que eran las que de verdad valían para la licenciatura y eran las que daban los jesuitas y aprendices de. Digo yo que al no tener el encorsetamiento de Periodismo ni el del Ministerio (hicimos reválida porque los Jesuitas se pasaban el plan por ahí) fui(mos) suertuda al poder grabar vídeos, programas de radio, hacer diseños, exposiciones orales, como yo quería, porque allí lo importante era inventar y dar rienda suelta a lo que llevábamos dentro.

4.- Mi carrera también era fácil, si no no se explica que yo la terminara con notable. Digo yo que quien no vale para estudiar, como es el caso, es mejor que se dedique a poner en práctica lo que sabe por autodidacta. Digo yo.Nunca me arrepentiré de haber elegido loq ue elegí. Si hubiera elegido otra cosa ahora no sería licenciada.

5.- Yo vuelvo a verlos casi todos los días, porque entran a mi empresa a hacer entrevistas los de los cursos que me precedieron. Hace unos días, hablando con mi jefa, que había estado haciendo las entrevistas, me dijo: "No tenemos creativos". Yo le pregunté: "¿Y todos esos que han venido?". Me contestó: "Ninguno da el perfil. No tienen gancho. No saben ni crear un curriculum (o currículo xD)."

Y así sigue mi vida, intentando escaparse de las cadenas que limitar la capacidad para crear y para hacerlo sin ataduras, convencionalismos ni normas.



PD: siento si hay erratas...

Regina dijo...

Donde dije "precedieron" quise decir "siguieron", claro. :P Que yo fui de la primera.

Los viajes que no hice dijo...

Arwen, pues sí. Vivir y escribir, porque muchos estudiamos periodismo por lo de escribir. Recomendaría… una ingeniería o algo así…

Random, jamás me hubiera imaginado (por cómo escribes, por lo inteligente que eres y por otras razones) que tú repitieras. Me ha gustado tu resumen de tu historia escolar… Pero mira que debatirte entre los jesuitas y el Opus… Argh: ya sabes: jesuitas, sí. Opus, no. :P Sigue creando. Y dime cómo se CREA un currículum. Por si acaso me hace falta.

Regina dijo...

Si yo te contara lo desastre que era en clase... :P Mi madre me tuvo que amenazar con mandarme a un colegio de monjas para que estudiara para aprobar las 4 que me quedaron para septiembre en 8º. Figúrate.

Lo del Opus y Deusto fue más una duda respecto a la carrera que a las órdenes en sí. En la Universidad de Navarra (Opus) estaba Comunicación Audiovisual y en Deusto (jesuitas) la carrera que yo hice. Al final me decanté por los jesuitas por tres razones: que me gustaba la carrera, que estaba en Donosti y que mis padres fueron los dos educados en colegios de jesuitas y, sobre todo mi padre, les tiene en muy alta estima. Yo era la primera vez que iba a tratar con la Iglesia en materia de educación, mis otros dos centros fueron laicos. :)

Random, jamás me hubiera imaginado (por cómo escribes, por lo inteligente que eres y por otras razones) que tú repitieras.

Esa frase me ha matado xDD. Cómo engaño, ¿eh? Es que yo siempre fui muy a mi bola... :P En el cole estaban preocupados porque no hacía caso en clase pero tampoco molestaba. ¡Ay, esas musarañas!

Los viajes que no hice dijo...

Random, cierto. Que ya hablamos de los jesuitas en otro lugar. Y sí: engañas mucho, mucho xD

Regina dijo...

Coñe, que, además, siendo guipuzcoana, si hay que elegir órden religiosa... ¡los jesuitas! Faltaría plus :)

Nunca olvidaré la cara que se me quedó de cría cuando mi padre me llevó a ver la basílica de Loyola, eso sí que es acojonante.

Regina dijo...

Madre mía, que he puesto "órden" y no "orden".

Quién me mandará a mí escribir a estas horas de la mañana.