jueves, 10 de abril de 2008

No para eso














Que las experiencias ajenas no sirven de nada me lo enseñó un yonki hace catorce años. Atracador a mano armada, enfermo de sida, heroinómano, traficante. Una de las personas más lúcidas, más cultas y más inteligentes que he encontrado jamás. Estábamos sentados, detrás de la muralla, hablábamos de las relaciones entre padres e hijos y me lo soltó. Que lo de la experiencia es un cuento. Que lo que él había vivido a mí podría no servirme de nada. Me citó a Breton, le escribí mi único poema, seguimos hablando siempre hasta que llegó la hora de irse, un paseo hasta el albergue de La Macarena, muchas palabras, mucho tabaco, una cama y una charla con pulgares, demasiado café, mil abrazos y algún que otro vino. Si vive aún, debería rondar los 56.

Hay historias que no cuento nunca.

Hoy tampoco.

Pero me he acordado de él porque las vidas que otros viven no son la mía. Porque Jandro tenía razón y sigo siendo un cristal oscuro. Porque me dijeron un tal vez que yo sabía que era un no; porque camino y me río y hablo y me entusiasmo con todas las perspectivas y al fin he dejado de buscar. Ahora sé que yo estoy creciendo de otra manera. Que no tengo más que unos cuantos libros, una pluma y un papel y que hay vidas que no son para mí. Podría haber sido una posibilidad, antes, y a veces me pregunto cómo sería. Cómo podría haber sido.

Él también me enseñó que hay personas que se convierten en fantasmas. Que se puede vivir con eso, un poco más rota, un poco más dura. Que hay dolores que se pasan y otros de los que no te olvidas jamás. Que hay para quienes no valen los amores, una casa, un horario, un orden, un camino recto, un pensamiento inocente. Se lo conté todo, porque no importaba. No iba a haber un gesto que me hiciera rodearme y esconderme; no iba a haber un juicio, ni una opinión, ni incredulidad. Sólo preguntas. Sólo un por qué. A veces se consigue esa comodidad. Al resto el juicio le nubla el entendimiento: no se permiten ninguna sorpresa, porque te han catalogado ya del todo. Él me enseñó que a veces no. A veces ocurre: se llama intimidad. O comunión. Ya saben: un café, algunos vinos, mucho tabaco, palabras. A veces es fácil. Aquella vez lo fue.

Tú no estás hecha para eso, me dijo. Estábamos en el bar de mi Facultad, con mis amigos. Y lo repitió: tú no estás hecha para eso. Ahora lo sé.

Han pasado catorce años de aquello y por fin he conseguido darme cuenta.

Imagen de González-Alba.

15 comentaron:

Anónimo dijo...

Hija mía, escribes que da gusto. No te puedo corregir ni una coma. Hoy estoy totalmente de acuerdo contigo. Tener la lucidez que reflejas puede ser problemático para tí. Suerte y un beso. Arriero.

Luc, Tupp and Cool dijo...

Creo que tenía razón en lo de las experiencias ajenas. A veces no valen ni las propias.

¿Para qué estamos hechos? Para nada, creo. Vivimos, caminamos... y nos encontramos, como los arrieros ;)

¿"una charla con pulgares"?

Isabel Sira dijo...

Más vale tarde que nunca. Y espero que seas feliz. Besos.

Nodicho dijo...

¿No dijiste que no te linkáramos?

Bueno, yo lo hago encantado :)

Puntos de vista y ... nada más dijo...

La experiencia no es un libro de instrucciones que hay que seguir paso a paso. La experiencia no distingue entre propia y ajena, sino que va a un mismo saco y se acumula como los viejos apuntes: no nos sirven en el día a día, no queremos deshacernos de ellos, pero algo de eso amarillento está en nosotros para siempre, para que cuando nos volvamos a equivocar digamos "ésto es un dejà vu, esto ya lo he leído en algún lado".

Anónimo dijo...

No creo mucho en eso de estar o no estar hecho para algo. Me parece más bien que nos vamos haciendo a medida que andamos y tomamos decisiones y a medida que las cosas nos van o no saliendo según nuestros planes o deseos.

La historia la contamos según nos va y decir que no estamos hechos para algo es más un modo de consolarse que una afirmación de personalidad.

Estamos hechos para lo que queramos. La cuestión es cuánto lo queremos y cuánto estamos dispuestos a luchar por ello sin que la balanza se nos desequilibre.

Unknown dijo...

Un texto tremendamente humano que nos deja ver que hasta la ventana más vieja y empañada, permite la entrada de un rayo de luz.

Un beso

5181553 dijo...

Los yonkis nunca son del todo ajenos.

KUKA dijo...

La verdad es que la experiencia, no es mucho algunas veces. Por cierto, gracias por permitirme estar aquí, es todo un lujo.

Unknown dijo...

No estaría yo tan seguro, a pesar del dicho: "nadie escarmienta en cabeza ajena". Lo que pasa es que algunos somos más permeables que otros para algunas cosas. Mientras más impermeable seas más servirás para la lluvia y menos para asimilar experiencias ajenas.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Desde que visito tus blogs, jamás has estado tanto tiempo sin esribir un post. Espero que sea porque estás esribiendo algo mucho más interesante, para publicarlo en papel y pasar las páginas.

Suntzu dijo...

Te iba a escribir una obviedad, pero creo que necesito un ratito para pensar en lo que acabo de leer.

Nutshell dijo...

Hola,
Me felicito porque, tras algún tiempo, he vuelto a reconocer a la escritora que me gusta leer.
Aunque ya sabes que esa insistencia tuya por la autoconmiseración me desagrada profundamente.
!!TÚ ESTÁS HECHA PARA TODO LO QUE TÚ QUIERAS!!.
Reconozco las posibilidades literarias que brindan las penurias existenciales, pero me gustaría verte escribir en otras direcciones.
Eres una tía que vale mucho, tú lo sabes y yo te lo recuerdo.
Aunque mis abrazos son torpes y escurridizos, me agarro a cada cosa que dices y no dices, y la estrujo como un poseso hasta que te ríes o te cabreas.
Me alegro de poder compartir momentos como el de esta tarde y te agradezco mucho tu regalo.
Mi económica costumbre de optimizar los euros destinados a soportes audiovisuales, multiplicada desde la aparición del emule, y también que "la confianza da asco", me han hecho decirte que lo cambiaría por otras cosas. No lo voy a hacer. Me voy a quedar los "cuentos asombrosos" porque me van a encantar y porque me los has regalado tú.
Eso sí, si después de escuchar estos dos temas de los Gipsy Kings sigues blasfemando, te retiro mi amistad "sinedie".
Un beso,
http://es.youtube.com/watch?v=hbiNgtW_3kM
http://es.youtube.com/watch?v=e6hwBdKs554

alelo dijo...

¿Dónde estás que no te vemos? La casa parece vacía... Vuelve pronto.

Los viajes que no hice dijo...

Arriero, muchas gracias. Aunque no me considero una persona lúcida, la verdad.

Tupp, no sé para qué estamos hechos. Lo que sí sé es que hay cosas para las que no estoy hechas: las mismas a las que se refería él. No creo, ni por asomo, que cada uno elija la vida que quiere vivir: sólo aprende cómo hacer que le duela menos. Y también estoy de acuerdo contigo: a veces no valen ni las propias.

Una charla con pulgares, sí. Dos pulgares que se tocan. Los pulgares son unos deditos que... :P

Arwen, pues como todo el mundo: a veces.

Paupablo, lo dije, lo dije. Pero cambio de opinión a menudo.

Puntos de vista... te leo y sólo sonrío. Es una buena imagen de la experiencia.

Sorrow, estoy de acuerdo contigo. Pero no sé si estamos hechos para lo que queramos. O que sea una afirmación de personalidad. A veces es, más bien, una negación. De lo que sabes que no vas a conseguir nunca. O de lo que sabes que es un camino que no estás dispuesta a hollar.

Ricardo Colomer, no sé a quién llamas "ventana"... Pero, si es a la persona de la que hablo, te aseguro que no está empañada: era más bien transparente. Ni era viejo, por aquellos entonces: quizá tendría tu edad, quizá unos añitos más que tú: cuando llegues a los 42 te llamaré viejo :P)

The Wild Rose, éste no era ajeno en absoluto. Éste fue mi amigo, en todo el sentido etimológico de la palabra.

Kuka, muchas gracias.

FLaC, a veces sí: depende de lo cercana que sea esa cabeza ajena, ¿no? Me gusta lo del impermeable.

Puntos de vista, lo cierto es que tengo un horario extraño (de ocho y media de la tarde a dos y media, y de seis a ocho), que en mi casa no tengo internet y que sólo tengo libres para actualizar los fines de semana o algún tiempo muerto (que no suelo tener casi ninguno) los días laborales -como hoy, que respondo por fin-. Así que no: no estoy escribiendo nada en papel, yo creo que a mí no me publicaría ni el Tato...

Suntzu, todo el tiempo del mundo...

Nutshell, me emocioné muchísimo leyéndote: se me saltaron las lagrimillas y todo. La cuestión es que nadie ha preguntado para qué no estoy hecha: a qué se refería él. Hablábamos de trabajos desmotivantes, por ejemplo: de vaciedades varias. Mi insistencia por la autoconmiseración, eso sí, me viene de fábrica. Aunque sepa que valgo mucho (ejem) y tú me lo recuerdes. Me gusta que estés en mi vida: me gusta mucho que estés en mi vida, y que me protejas (hacía mucho tiempo que nadie me mimaba tanto) y que me mimes. Y que me hagas pensar, porque eres lúcido y culto (aunque no sirva para nada). A mí los "Cuentos Asombrosos" me gustan mucho: porque me recuerdan al tiempo que me iba construyendo en la infancia, porque me gustan las aventuras y porque los hay mejores y peores pero me gusta lo que me recuerdan. También podíamos verlos juntos y así me ves disfrutar a mí. Te quiero mucho, niño.

Alelo, la casa está vacía, pero no por mi deseo: sino por la falta de tiempo (que no me deja ni escribir en papel, que es como escribo, porque me dedico a copiar periódicos: tengo un examen dentro de poco: a ver si no me quedo sin trabajo)... Y esa falta de tiempo es la que me hace leerte con fruición pero no tener un minuto para contestar en los blogs. Y eso vale para todos.