sábado, 29 de diciembre de 2007

Balance




Busco palabras que llamen a otras. Me preocupo por la lluvia. Echo de menos la niebla de un puente romano. Intento hacer balance, pero a duras penas recuerdo qué ocurrió el pasado enero: se murió un cura bueno, rescaté textos antiguos, bailé una vez con quien ya no está ni quiere estar ni puede estar, nacieron dos niños (dos, entre todos los nacimientos), conocí a algunos hombres interesantes, conseguí una o dos amistades bloggeras, escuché muchos tangos porque estuve triste muchas veces, me enamoré (pero él no lo sabrá nunca), fui a un entierro, vi cientos de obras de teatro y algún concierto y varias películas, volví a leer a Dickens, Stevenson y Woolf, me saqué el carnet del coche, mi hermano mayor comenzó a viajar, retomé algunas relaciones viejas, me compraron una espada, caminé con mi hermano pequeño por todas las plazas de Pontevedra, vi a Nerea un par de veces, fui a Sevilla, volví a tener miedo de mí y me quedé sin nada que decir, como otras veces.

10 comentaron:

Anónimo dijo...

Ya nos gustaría a muchos tener la capacidad de resumir un año sin tener que poner puntos y seguidos. Los años son una convención que hemos creado para poner un número a cada vuelta que da la tierra al sol (chinos, judías y árabes tienen cifras diferentes). Quizá "te quedas sin decir nada", pero lo que dices suena muy bien, hasta envidiable.

Anónimo dijo...

No está mal. No parece que haya sido un mal año, después de todo. Te enamoraste. Qué bien, aunque él no lo sepa.

Anónimo dijo...

A veces parece que en un año no ha pasado "nada"... Pero sí, siempre pasa algo, aunque quizás no lo que quisimos... De todas formas, tras una sensación de apatía a veces hay recuerdos bonitos, que hace falta querer recordar...

Feliz fin de año, y feliz 2008, tiene buena pinta!!!

Anónimo dijo...

Se te olvidó decir que fuiste a Miranda del Castañar. Recuerdo el post y las fotografías.

:)

Anónimo dijo...

Y escribiste, mucho y bien.
Un beso y unos cuantos mimos.

(te regalaron una espada?)

Anónimo dijo...

Un evocador resumen de un año, bien escrito, a la luz tenue del sol de una tarde de invierno. A veces, me produce vértigo pensar como resulta tan "sencillo" reducir 365 días de alegrías, tristezas, cansancio, desvelos, soledades, compañías a unas pocas palabras. Si pudiéramos escribir cada día el balance de un año distinto quizá en el fondo tendríamos la conciencia de que hemos vivido más de lo que hemos hecho. Porque la memoria, como ha escrito tantos, es un ejercicio en el manipulamos nuestro pasado quedándonos con lo rescatable, también lo rescatable malo, y así configuramos nuestro registro de lo vivido. Ese "confieso que he vivido" de Neruda en el que hay episodios que uno se resiste a considerar reales, que tal vez sí "verdaderos". Yo llevo un par de años en que intento "resumir" mi año en una "nube de etiquetas". No deja de ser un ejercicio algo caníbal.

Tus obras de teatro te las cambio por ciudades. Entre lo mejor del año: la recomendación de un libro, El corazón helado, de Almudena Grandes.

Anónimo dijo...

Y compartiste buena parte de todo eso con nosotros. Gracias.

Anónimo dijo...

Puntos de vista, gracias (por lo de la capacidad). Te aseguro que sí, que me quedo sin decir nada. Y sí: son una convención los años, como tantas otras cosas. Yo el balance me lo hago en otoño, pero también me gusta seguir ciertas tradiciones... Ya sólo me falta la carta a los Reyes.


Borde, no creo que esté bien enamorarse y que él no lo sepa... Pero vamos, es la historia de mi vida.


Adela, cierto: pero es que a mí me resulta complicado saber qué hice en enero... Lo iré apuntando en forma de entradas de blog para cuando lleguen estas fechas a finales de año. Feliz dos mil ocho, guapa. Crucemos los dedos.


Tupp, cierto: fui a Miranda del Castañar. Y me encantó.


Princesa, qué linda eres. Y sí, me regalaron una espada: hay por ahí un post relativo a ello. No te lo puedo buscar porque no se me carga la página, pero en fin: es la de Trancos, Strider, el montaraz Aragorn de El Señor de los Anillos.


Esteban, vi el tuyo de fin de año, el de la nube de etiquetas y de ciudades. Ya me leí El Corazón Helado, pero yo pienso que al personaje de Raquel no se lo cree ni Dios... Y me gustó muchísimo más Los Aires Difíciles.


Suntzu, a ti. Por leer. Por estar.

Anónimo dijo...

No sé si me atreveré a hacer el recuento...

Anónimo dijo...

Sí, porque no ha pasado sólo una cosa, aunque esa cosa haya eclipsado a todas las demás.