martes, 13 de noviembre de 2007

Segundas partes nunca fueron buenas

Hace algunos años, muy pocos, salí de una historia que me devastó. Después de la devastación, uno sigue con vida. Ya no eres tú, nunca serás tú del todo, pero continúas yendo a trabajar, o buscando un empleo, comes, bebes, sales con los amigos, sigues empuñando un bolígrafo para verte desde fuera y te vuelves a inventar los días, como buenamente puedes, porque no dejaste de respirar a pesar del frío y de la asfixia. Uno puede quedarse sin aire y seguir aspirando y espirando varias veces por minuto. Aprendes a vestirte de cenizas, como Alejandra Pizarnik, y descubres, para tu sorpresa, que sigues siendo confiada, que no te resulta demasiado difícil abandonarte de nuevo y que tu patrimonio, lo que quedará al final, es esa manera de darte cuando el otro es atrayente y tú estás cómoda.

"Tú no te permites no sentir". Me lo dijo Nerea en aquella época. La misma en la que podía llorar hasta agotarme, la misma de la frustración y los vaivenes, la misma en que abominé mil veces del verde y la esperanza, porque no es verdad que la esperanza sea lo último que se pierde, pero sí es verdad que sigues esperando lo que sabes que no va a llegar nunca, el pinchazo en el globo imperceptible por donde se colará lo que quieres, aunque no haya ni un alfiler cerca y aunque sepas que las palabras nunca y jamás son los adverbios más claros de tu vida.

Me encantaría ser mental. Fría. Correcta. Distante. Tener un carácter un poquito menos primario, menos tumultuoso, muchísimo más pausado, más pensado, menos loco. Me encantaría no tardar tanto en darme cuenta, ser bastante más analítica, más observadora, más lejana. Pero tengo 31 años y a veces elijo la ceguera porque estoy a gusto viendo sólo una parte. La cuestión es que cuando la ves entera, ya sólo queda romperlo todo. Total, tampoco van a intentar recomponerlo.

A veces, para algunos, las reglas son más importantes que las personas. Y, cuando eso pasa, cuando no hay excepciones, ni resquicios, ni esperanza, la única deducción posible es que tú nunca fuiste demasiado. A pesar de la intimidad, a pesar de todas las horas de todos los días de años. A pesar del humor, de las risas, de la excitación y de todas las palabras, porque las palabras a veces no valen absolutamente nada. No valen ni el recuerdo que evocan porque no hay un encuentro que evocar -hay por aquí alguien que entenderá esta frase igual que yo- y tampoco sirven para otra cosa que para el arrepentimiento. Debí decir menos o no decir nada. Pero no valgo para eso.

Quizá sí para poder, ahora, a la segunda, desterrar la esperanza y creerme que nunca, que jamás.

Y para preguntarme por qué carajo no le hice caso a Pupe hace dos años, cuando me dijo que otra vez no y yo le dije -qué ilusa soy a veces- que quizá esta vez fuera distinto.


Imagen de riazorenho

Imagen de L4ur4

21 comentaron:

Anónimo dijo...

Tú = tu naturaleza + tus vivencias.

Así que nunca dejas de ser tú, sino que completas tu tú.

Me encantaría ser mental. Fría. Correcta. Distante. Tener un carácter un poquito menos primario, menos tumultuoso, muchísimo más pausado, más pensado, menos loco. Me encantaría no tardar tanto en darme cuenta, ser bastante más analítica, más observadora, más lejana.

También tiene sus partes malas, te lo dice una muestra viviente de la radiografía que has hecho.

Cada persona es como es y, como le dije a un amigo recientemente, no hay que cambiar para aceptarse, sino que hay que aprender a responder al carácter que nos ha tocado (que no es lo mismo que "aceptarse"). Y no es nada fácil, no tanto como dicen algunos.

:D

Anónimo dijo...

Yo soy yo y no voy a cambiar, aunque me encuentren mil defectos, los voy a intentar correccionar, pero, cambiar creo q a los 30 q tengo yo va a costar un poquito por decir imposible.
Nerviosa hasta q me acostumbre a q me miren.
Miope no creo poder cambiar mi miopia.
Distante si los mas allegados te fallan, te cuesta confiar en las personas.
En fín, me considero buena persona, trabajadora, humilde, y sensible al máximo.
Bueno así defino mis defectos.
Los defectos salen de vivencias de la niñez, acostumbran a ser malos recuerdos o incidencías q no nos han gustado. Te haces un exámen personal desde la niñez hasta ahora y anulas tus malos recuerdos, empezando de nuevo.
DOLORS.

Anónimo dijo...

Una vez más... Idem!!! Realmente, me sorprende.

Yo también soy persona de segundas, o terceras, o cuartas partes. De oportunidades. De sentimiento. De ir de cabeza hacia lo que sabes que es una pared pero quieres pensar que lo habrán acolchado...
Hasta que, de repente, un día, dejas de tener esa inercia, sin saber por qué.
También, a días, a épocas, más que vivir, sobrevivo.
Y también he deseado ser más más mental, pero sólo en instantes de deseperación... Después, me alegra ver cómo y cuánto soy capaz de sentir, que no es incompatible, en absoluto, con pensar...!!!

Anónimo dijo...

yo siempre digo q hay q dejarlo cuando se tiene totalmente claro, exento de creerse q todavia puede depender de una,exento de duda y de bulimia . solo cuando llegas a esa claridad, es cuando, por mucha mierda q llene la mochila, podras abandonarla en el primer banco del parque del porvenir, si lo dejas antes, aun sabiendo q ese amor es miope, y lleves ya cornadas de miura en el alma,si lo dejas antes, te quedara una duda corrosiva......
yo como tu, no fui practica, y cuando lo soy me duele perderme el vaiven del dejarme llevar, de probar sin examinar, de confiar....

asi q cojo a mi duda, enciendo un cigarro y la invito a una copa y lo demas dependera de si hago q salga el sol o llueva ese dia...

ante todo saludos, me he colado por aqui..... besosssss

Anónimo dijo...

Niego la mayor. Éso de que segundas partes nunca fueron buenas lo dijeron antes de Alien e Indiana Jones que han tenido no sólo segundas sino terceras y cuartas partes buenas.
Si sobrevive uno a la alimaña, al santo grial o a los devoracorazones de la diosa Kali podemos esperar, tener esperanzas que todo podrá volver, y que habrá palomitas y coca cola para pasar lo que haya que pasar.
Ahora que lo pienso la segunda parte del Quijote es mucho mejor que la primera y si el pobre hombre se hubiera arrugado con los palos que se llevó en esa primera salida no hubiera tenido la gloria de la victoria en la playa de Barcelona, ni la melancolía del regreso ni los besos al aire.
Soy un decidido partidario de las segundas partes.
Un saludo

Anónimo dijo...

No confío mucho en esas premisas, pero si tú vas a aceptar que no hay buenas segundas partes, ¿por qué no creer que la tercera será la vencida?
Y no eres tú quien debe plantearse cambios cuando las torpezas son ajenas.

Anónimo dijo...

Ay niña, no digas eso... Eres una valiente y durante estos dos años has vivido intensamente y eso, es para ti, ya no te lo quita nadie. Yo soy de hielo para demasiadas cosas y no imaginas lo terrible que es eso :'(((
¡Besitos!

Anónimo dijo...

En los deportes, las cosas se resuelven en las segundas partes. La segunda parte del Quijote me ha gustado más que la primera. Cuando se hacen crepes hay que desechar el primero y siempre es el segundo el que mejor sale.

Alguien cantó "al lugar donde has sido feliz no debieras jamás de volver", pero podemos pensar que aprendemos algo y que los errores cometidos se subsanan y que la mala suerte no es eterna y que la concatenación polisindética no es poesía y que la felicidad la encontramos cuando dejamos de buscarla.

Anónimo dijo...

De las relaciones devastadoras, una buena parte de culpa es nuestra, que las sujetamos en el tiempo y el espacio..

Lo que no sé es porque oño nos cuesta tanto cerrar carpetas¡¡

B x C

Anónimo dijo...

Viuda, con lo perspicaz que sois, cómo habláis así.
Hay personas devastadas y devastadoras y enfermizamente dependientes. Y basta. Bueno, quizá no es así. Hay más. Las hay que se espejean en las mejores y esto, aparte de la ilusión de creerse mejores, creo que las hace un poquitín mejores. Hasta que no consigan... "resignarse"... no aceptarán que les den puerta. Hasta que no se horroricen a sí mismas lo bastante intentarán mantenerse a flote a golpe a ratón y de tecla... O a lo mejor ya se han horrorizado tanto que entre la la nana -devastada- y la otra nada pseudocinética del ratón y tecla y la jaula y la bata blanca, prefieren ésta. Por la compañía... en la otra nada también están, al fin y al cabo, en pseudomovimiento -tormentoso- y en una jaula. Así que, creo yo, a estas personas deberían enseñarles a horrorizarse bien; pero si el acento se pone sólo en horrorizarse, no hay manera... ratón, etc etc etc por los siglos de los siglos. Amén. (Por descontadísimo que en ciertos casos, como alguno que uno que está por aquí conoce bien, la lectura de textos sobre psicología son imposibles de recetar: ellos saben sin duda mucho más. Y creo que, en efecto, saben mucho más).

Anónimo dijo...

Gina, me ha encantado leerte porque no he entendido nada y eso siempre me pone risueño y en parte es también una cura de humildad ya que soy de los que suelen creer que entienden todo.
Empecé bien con la clasificación de tipos de personas que era:
1-devastadoras.
2-devastadas.
3-enfermizas dependientes.
Pero luego la cosa se complica y dices que hay más señalando una clase más:
4-las que espejean en los mejores.
Pero a partir de aquí se me han empañado las gafas o el cerebro, o las dos cosas a la vez porque me he perdido con el concepto de "horrorizarse a sí mismo" ya que según parece había personal que aún no se habían horrizado lo suficiente y con el ratón y la pantalla andaba capeando el temporal mientras otras personas se habían horrizado de lo lindo y sin tasa banboleándose entre la nada y el no sé que. Y eso tampoco parecía lo adecuado. Además, según parece había que enseñar al personal a horrorizarse pero sin poner el acento en la horrorización. Y ahí ya se me ha nublado la vista.
Debo ser muy poco sutil porque suelo funcionar como los 600 antiguos, con poco intrumental conceptual y así divido a las personas en:
1-que sonríen
2-acariciadores de cabezas de perro
3-Ingenuos (los que salen con gilipollas pensando que eso no es una gilipollez).
Aunque hay más clases claro, como por ejemplo
4-los que dudan a la hora de horrorizarse.
Un saludo atento

Anónimo dijo...

Me estoy comenzando a pensar muy mucho, pero mucho, mucho, muchísimo, y mira que me jodería, COMENZAR A MODERAR LOS COMENTARIOS.

A los demás os contesto más tarde.

Anónimo dijo...

Sarm, no se puede vivir la vida como el que interpreta el guión de una película, sin involucrarse. Va en contra de la esencia de las cosas.

Si sólo quisieras a la gente como se quiere a un perro... No es sólo que ya no no serías tú, es que yo creo que no serías nadie.

La gente que no sabe querer (que las hay), pues es que les falta una capacidad que tienen otros. Como los daltónicos, los miopes, los sordos... Con la diferencias de que muchas limitaciones físicas se pueden corregir, pero las de otro tipo se corrigen peor.

Te digo algo que quería decirte en la entrada anterior, pero me lie: Nada está escrito. Puede ser que cada uno, por nuestras características y circunstancias, tengamos más boletos de un determinado número, y más probabilidades de que el futuro sea de una forma u otra. Pero en el bombo entran todos los números. Y tú no sabes si el tercero (entiendo que los otros dos son personas diferentes) o el cuarto o el quinto o el enésimo, va a ser así o no va a serlo.

Yo tampoco confío en las segundas partes (con el mismo). Aunque hay parejas que funcionan en una "segunda parte" continua, una especie de "tracto sucesivo", permanentemente al borde de la ruptura, permanentemente al borde de ls plenitud emocional, que parece les funciona.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sigues diciendo muchas cosas que nos las dices a todas...
Más allá de esas partes en común, y creo que sabes lo que me cuesta decirte esto en este momento, ¿qué más da que acabara y qué más da que te dieras mucho? Cuando lo hiciste estabas convencida y fuiste feliz. Otra cosa es que la infelicidad durase o dure demasiado, otra cosa es que nos emperremos en lo que sabemos que no va a ir a ninguna parte o que irá a algún sitio que no es en el que nosotros queremos estar.
Y sentir SIEMPRE, porque es lo que nos hace vivir, y si nos equivocamos al entregarnos a alguien, eso que ganó quien sea y eso que aprendimos, que nos enseñó, pero que no perdimos porque, aun siendo pequeños instantes, fuimos felices y disfrutamos.
Duele dejar lo que quisimos, e, incluso, puede que aún queramos, pero el dolor también es vida y nos hace continuar y reflexionar sobre en qué nos equivocamos y, mira, podremos volver a equivocarnos, pero será con conocimiento de causa o un poquito menos que las veces precedentes.
Y que un abrazo enorme, enorme, enorme.

Anónimo dijo...

Hola esto no es un comentario para publicar sino para pedirte disculpas si he molestado. Parece que ha sido comentar algunas de tus entradas y entrar el troll o virus o lo que sea. No tengo nada que ver de verdad. Cuando escribiste "he dejado tu mensaje porque Javier Castro te ha respondido: que tampoco sé de dónde viene..." no sabía si te referías a mí. Por mí puedes estar tranquila, soy de Cáceres, de caracter tranquilo y absolutamente contrario a dinamitar con malas artes el esfuerzo y cariño que otro pone en su blog.
Un saludo atento.

Anónimo dijo...

Yo voy por la segunda parte, que en realidad podría ser la decimosegunda más o menos si tenemos en cuenta que hubo partes que duraron un par de días y se vuelven a retomar, y a la semana siguiente se vuelven a dejar...

En fin, esta segunda parte está siendo mejor(aunque sólo sea porque porque no se ha acabado), pero está marcada por la primera, y a veces pienso que siempre será así, que en los momentos críticos pesa mucho todo lo que pasó antes y esto en parte define nuestro rumbo.
Pero aquí seguimos, porque al final el rumbo lo diriges tú. Y si no cierras la carpeta, aunque estés convencida de que sería lo mejor para tu salud, para tu estabilidad emocional, para vida familiar, amistosa, social... es porque crees en esa historia, en esa persona y en que es posible.

Yo se que va a salir bien. Estoy convencida de ello. Por eso sigo. Si algún día cambio de opinión abandonaré, porque masoca no soy, a nadie le gusta sufrir.
Mientras tanto, me seguirán pareciendo mejores las segundas partes. Hay gente que se quedó en la primera...

Anónimo dijo...

Yo pienso que sí pueden otras oportunidades. Pero siempre y cuando haya pasado el tiempo suficiente para partir de una nueva base, para que se encuentren dos personas algo nuevas, algo diferentes, algo cambiadas. Para eso hace falta a vecesmucha paciencia, y a veces distancia... Pero sí, creo que en una relación es tan importante la persona como el momento...
Y que cuando hay AMOR (no comodidad, ni seguridad, ni dependencia... Ni todas esas sensaciones asociadas que algunas personas confunden con querer), todo es posible.

Y cuántas relaciones que veo a mi alrededor, de tan sólo una parte, no mantendría yo en la vida!!!!!

Anónimo dijo...

Eres demasiado dura contigo misma. Es cierto que las palabras a veces no valen nada, no sirven. Pero los momentos que tuvisteis existieron. Estabais los dos y erais lo más importante, porque erais lo único. Eso existió y es injusto negarlo porque pertenezca al pasado. Duele más si lo niegas. Dale su espacio y la felicidad que le corresponde.
Besos fuertes.

Anónimo dijo...

Tupp, no sé. Yo creo que se sufre menos si se quiere a la gente como se quiere a un perro. Si se van, te duele, pero no mucho. Si se quedan, es una alegría, pero tampoco una dependencia. No hace falta sentirlo todo intensamente, sostengo. En el punto medio está la virtud, intento convencerme. No creo que haya quinto o enésimo, eso sí te lo digo. Eso sí que es un Nunca y un Jamás. La próxima vez, le haré caso a mis amigas, que son bastante más listas que yo.

Arwen, sí que sé lo que te cuesta. Pero sí da que acabe y sí da que te des mucho... sobre todo cuando el otro no dice ni mú. La desigualdad, eso es lo que me jode. Si te das mucho y el otro también, no hay problema: eso que te llevas, aunque se haya acabado.

Javier, entendido queda.

Cristina, pues espero que te salga bien esta segunda o las que vengan. O que esta sea la definitiva.

Adela, realmente no me refiero a eso. Me refiero a repetir una historia igual con dos personas distintas. A que la segunda se parezca tanto a la primera que la supere (en lo malo) en muchos aspectos. En lo otro estoy de acuerdo.

Princesa, no estoy hablando de amor en este texto. No he roto con nadie. Pero si algún día lo hago, tendré en cuenta todo esto que me has escrito...

Anónimo dijo...

Este comentario no tiene nada que ver con la entrada... pero como ahora los moderas, te lo escribo aquí, no hace falta que lo publiques... Sólo decirte que, esta tarde-noche, sola en mi casa, leyendo entradas antiguas de tu blog, y de algún otro... He descubierto que, curiosamente, NACIMOS EL MISMO DIA!!! 26 de junio. Yo dos años después. Será por eso que me es fácil entenderte??? Sea como sea, una coincidencia que me ha hecho sonreir!!!

Anónimo dijo...

Pues sí que es curioso, Adela, porque no había conocido a nadie que hubiera nacido el mismo día que yo...

Y los modero porque tú no sabes la de trolls que entran por aquí...

No he publicado cinco mensajes seguidos de la misma persona, ininteligibles.

Lo que me pregunto es por qué hay gente así.