domingo, 16 de septiembre de 2007

Y llora y se desnuda

Comparte profesión y sueños con cuatro o cinco personas que ven todo de otro modo. O, al menos, eso es lo que percibe. No sabe hacia dónde van, o son ellos los que no lo saben: porque no sienten de la misma forma, ni utilizan igual las palabras, ni saben describir de qué están hechos, ni cuál es el proyecto, ni qué pieza engarza, ni a qué amores se deben. Ni a qué preguntas deberían responderse, ellos, todos.

Por eso a veces no sabe siquiera cómo expresarlo. Y llora y se desnuda.

15 comentaron:

Anónimo dijo...

Hoy es de esos días que... te sales. Lo has clavado.

Besos.

Anónimo dijo...

A eso, te acostumbras. Los de un grupo y los de otro...

Gana el que mejor aprende a llevarlo.


B X C

Anónimo dijo...

No imaginas hasta qué punto me he sentido identificada... ¿De verdad es tan difícil entender? Sólo hay que querer, empatía es la palabra clave.

Anónimo dijo...

Aunque no siempre estemos dispuestos a admitirlo, el sentirse rechazado no es agradable. Nunca. Pero duele un poco menos cuando entiendes que no es a ti a quien rechazan. Rechazan cuestionarse, buscar sentidos, superarse, cambiar... Y tú eres un espejo que les muestra esa carencia, un espejo en el que no soportan mirarse.

Anónimo dijo...

Uff, me dejaste sin palabras, no sé cómo entenderlo.

Anónimo dijo...

Arwen, habla de una amiga mía y eso, ni más ni menos, es lo que le pasa. Cada palabra, ni más ni menos.

A los demás os respondo en otro momento, que hoy no tengo tiempo de nada más.

Besos a todos.

Anónimo dijo...

Y a mí que todo esto me recuerda a alguien...

Anónimo dijo...

Cascorr@, gracias :)

Viuda, ciertamente. A esto te acostumbras, o rompes la baraja.

Tamaruca, eso decía un amigo mío: que las palabras claves eran dos: altruismo y empatía.

Pere, a veces el espejo no eres tú: son los demás y tú piensas si no andarás equivocado...

Iván, pues ciertamente. A mí me recuerda a dos o tres alguien... A ver si los presentamos y se espolean mutuamente :P

Anónimo dijo...

Es verdad. Y en la medida en que las decisiones que tomes respondan a tu propio juicio y no a las exigencias de tu entorno, es sano cuestionarse. Ser consecuente con tus creencias es coherencia; dar por sentado que esas creencias son siempre acertadas, es necedad.
¿Pero no es esto exactamente lo que te niegan quienes pretenden que busques nivel en su mediocridad, los que ni se molestan en oír tus razones y te cuestionan y te excluyen si persistes en buscar tu propio camino?

Anónimo dijo...

¿Y sabemos explicar convenientemente esas razones?

Anónimo dijo...

No, a juzgar por los resultados.
Pero lo intentamos. Una y otra vez. Hasta que en un punto te preguntas si existe un modo conveniente de exponer una explicación cuando nadie parece muy interesado en entenderla.
De todos modos he vuelto a leer tu artículo y ya no estoy seguro de que hablemos de lo mismo. Es posible que haya identificado tu descripción con circunstancias personales que, si bien tus palabras definen con bastante precisión, no necesariamente sean las que narras. En cualquier caso es mi error.

Anónimo dijo...

Cada uno interpreta según quiere, Pere. Y vuelve a reinterpretar. Y sí: existe un modo conveniente de explicar: el problema es que no encontramos interlocutores válidos para ello. Y yo, a estas alturas, no gasto pólvora en salvas.

Anónimo dijo...

Sea porque hay una forma adecuada de explicar estas cosas pero no sabemos hallarla, o porque aquellos a los que nos dirigimos no están demasiado interesados en comprendernos, tal vez simplemente debamos aceptar que hay cosa que no lograremos cambiar y dejar, como dices, de quemar salvas.

Es la primera vez que escribo en un blog y, al menos aquí, tuvo su encanto. De algún modo es como un libro que oye y responde. Al cabo esa fue siempre una de mis más preciadas fantasías.
Gracias.

Anónimo dijo...

Y digo yo, Pere... ¿Por qué hablas en pasado? ¿No seguirá teniendo encanto a partir de ahora o no seguirás escribiendo?

Anónimo dijo...

Pretéritos...
Sí, supongo que lo puse porque no tenía la intención de volver a escribir, pero si vuelvo a leer las palabras justas en el momento justo ¿quien sabe?
Lo que ya se ha transformado en una grata costumbre es pasarme por aquí casi a diario.